El presidente de EEUU, Barack Obama,
presenta hoy su propuesta presupuestaria para el año fiscal 2011,
que se eleva a US$ 3,8 billones y prevé un déficit de casi
US$ 1,3 billones pese a la congelación de varios programas
para intentar reducirlo.
Aun así, la Casa Blanca insistió en que el déficit proyectado,
que equivaldrá al 8,3% del Producto Interno Bruto (PIB)
será inferior a los casi US$ 1,6 billones previstos para el año fiscal
2010, equivalente al 10,6% del PIB.
Subrayó también, en un extracto del presupuesto, que aunque la
prioridad del Gobierno estadounidense durante 2011 será la creación
de empleo, se tomarán "decisiones difíciles" que coloquen al país en
la senda de la "responsabilidad fiscal".
Para estimular un mercado laboral con la mayor tasa de desempleo
de los últimos 25 años (el 10%), los presupuestos del año
fiscal 2011 contemplan inversiones "críticas" en áreas como
educación, energías renovables, infraestructura e innovación.
En particular, incluyen una inversión de US$ 100.000 millones para
fomentar el empleo con recortes de impuestos a las pequeñas empresas
con el fin de que aumenten sus plantillas, y que tendrá un costo de
US$ 33.000 millones, a lo que se sumarán las inversiones en
infraestructuras y energías limpias.
En el caso de las empresas, el Gobierno extenderá algunas de las
ayudas del plan de recuperación económica para las inversiones de
pequeñas empresas y eliminará los impuestos sobre las ganancias de
capital para las nuevas inversiones realizadas por los pequeños
negocios.
En el apartado de gasto, el presupuesto prevé incluir una partida
de US$ 33.000 millones adicionales al presupuesto de 2010 para Defensa y
US$ 159.300 millones para las operaciones en el exterior y la
nueva estrategia en Afganistán y Pakistán.
Destinará más de US$ 100.000 millones en ayudas a los estados para
infraestructuras, cerca de US$ 6.000 millones a desarrollar tecnologías
relacionadas con las energías limpias y más de US$ 46.000 millones para
becas y programas de educación secundaria y elemental.
El presupuesto prevé recortes en algunos programas discrecionales
no relacionados con la seguridad en un plazo de tres años, que
permitirá ahorrar US$ 20.000 millones y US$ 250.000 millones en
un plazo diez años.
El gobierno eliminará las ventajas fiscales para las compañías de
petróleo, gas y carbón, lo que permitirá aumentar la recaudación en
US$ 40.000 millones en un plazo de 10 años.