Los países de la OCDE están a punto de dejar de
representar más de la mitad del Producto Interior Bruto (PIB) mundial por la
pujanza de otros Estados emergentes, que han permitido salir de la pobreza a
cientos de millones de personas en los últimos años.
Esta es una de las principales conclusiones del informe sobre la riqueza
cambiante y las perspectivas sobre el desarrollo mundial publicado hoy por la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que critica
a quienes ven en esto una amenaza para occidente.
"Todos estos factores pueden generar importantes beneficios en bienestar
para todo el mundo" porque hay que "reconocer que los incrementos
netos de una mayor prosperidad en el mundo en desarrollo pueden beneficiar a
países ricos y pobres por igual", subrayan los autores del estudio.
El punto de partida es la constatación de que si en 2000 los 30 países que
constituían la OCDE -que reúne el grueso del mundo desarrollado- representaban
el 60% del PIB global, este año ese porcentaje ha bajado al 51% y en 2030 se
habrá quedado en el 43%.
Mientras la riqueza relativa de los países en desarrollo aumentaba, el número
de pobres en el mundo ha disminuido drásticamente: 120 millones menos en la
década de 1990 y unos 300 millones sólo en la primera mitad de la década de los
2000.