El comunicado conjunto que enviaron ayer Alemania, Holanda y Finlandia negándose, en la práctica, a asumir las pérdidas que genere el rescate bancario español ha levantado revuelo en Bruselas. Un vocero oficial de la Comisión Europea aseguró que el comunicado muestra la posición negociadora de tres estados miembros y que habrá que llegar a un consenso con el resto.
"Tomamos nota de la carta de estos tres estados miembros, que creemos contribuye al debate que está teniendo lugar en estos momentos [...] La posición de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del 28 y 29 de junio fue extremadamente clara en que estos instrumentos [la recapitalización directa de entidades por parte de los fondos de rescate] debe romper el círculo vicioso entre banca y Estado. Al final, es una decisión que corresponde a los Estados miembros".
Sin embargo, fuentes comunitarias conocedoras de la posición de la Comisión Europea, muestran en privado su preocupación y aseguran que esta carta ha tomado por sorpresa al ejecutivo comunitario y que cambia radicalmente la posición de consenso en la que se estaba trabajando. ¿Pero cuál era esa posición de consenso?
"La Comisión Europea ve esta carta como una posición negociadora en el debate que empezará las próximas semanas sobre este asunto", aseguró esta fuente, que reconoce que ahora mismo hay divergencias en dos aspectos clave: quién sufragará las pérdidas potenciales del rescate de la banca y la velocidad de implementación del supervisor financiero único.
Tras el Consejo Europeo del mes de junio y la reunión del Eurogupo del 10 de julio, la posición era la siguiente:
1) España pide el rescate bancario (de hasta 100.000 millones) a los fondos de rescate europeos, bien el temporal (FEEF), bien el permanente (MEDE). La cantidad final, que oscilará entre 40.000 y 60.000 millones, contará como deuda pública.
2) La UE empieza a trabajar en una unión bancaria y en un supervisor financiero único. Una vez que ese supervisor financiero único esté operativo (objetivo 1 de enero de 2013), el MEDE asumirá el rescate de la banca española en forma de recapitalización directa de entidades.
3) Una vez que el MEDE recapitalice directamente entidades, la deuda pública de 40.000/60.000 millones desaparece del balance español y ya no tiene que ser devuelto.
4) Lo que era deuda pública pasa a ser una 'inversión' del MEDE en la banca española. Tras un rifirrafe negociador, los países acuerdan que las pérdidas que generen esas inversiones serán asumidas por el propio fondo y no por los países beneficiados.
Y es precisamente en ese punto 4 donde Alemania, Holanda y Finlandia decidieron romper la baraja. Según se desprende del comunicado de ayer, España deberá garantizar las pérdidas que ocasionen las recapitalizaciones bancarias de este rescate bancario (Bankia, NovaCaixaGalicia, CatalunyaCaixa y Banco de Valencia, de momento).
Pero no solamente es una cuestión sobre los 40.000 o 60.000 millones (en torno a 4/6 puntos porcentuales del PIB) que costará el rescate. Se trata también de romper el círculo vicioso entre el deterioro de los balances del Estado y los bancarios.