Suecia asumió hoy la presidencia de
turno de la Unión Europea con un llamado a las fuerzas políticas
para que se concentren en los graves problemas que aquejan a Europa
y se olviden de los pulsos institucionales estériles.
"No es el momento de mirarse al ombligo", ha advertido el primer
ministro sueco, el conservador Fredrik Reinfeldt, en la conferencia
de prensa inaugural de la nueva presidencia comunitaria.
Suecia, uno de los estados más desarrollados de Europa, se ha
propuesto lograr resultados tangibles en dos frentes prioritarios:
la prevención de nuevas crisis financieras y un ambicioso acuerdo
mundial contra el cambio climático.
En ambas cuestiones los europeos "no tenemos ni un minuto que
perder", ha dicho Reinfeldt.
El nuevo presidente en ejercicio de la Unión ha vuelto a expresar
su deseo de que se resuelvan cuanto antes las incertidumbres que
planean todavía sobre la designación de la nueva Comisión Europea,
la institución que impulsa la políticas comunes.
La nueva presidencia pone el énfasis también en la necesidad de
que los gobiernos europeos, en números rojos por las
multimillonarias ayudas que han destinado al rescate de sus bancos y
a estimular la economía, comiencen ya a pensar en estrategias
coordinadas para sacar cuanto antes sus finanzas públicas de la
penosa situación en la que se encuentran.
El hecho de que Suecia no forme parte de la Eurozona (rechazó la
moneda única en un referéndum celebrado en 2003) no debería impedir
un activo papel de la futura presidencia.