La hoja de ruta de Fundación Letra Libre: sostenibilidad financiera, internacionalización y llegar a 3.500 tutores este año

Un desafío clave para seguir apoyando a los niños y a los colegios en la enseñanza de leer y escribir es sumar más voluntarios, dice la fundadora y directora ejecutiva de la fundación, María Jesús Valenzuela.

Por: Teresa Espinoza | Publicado: Viernes 10 de junio de 2022 a las 16:09 hrs.
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Con la vuelta de la presencialidad, el escenario cambió para la Fundación Letra Libre. Pero no se volvió más fácil. Al revés. La tarea de apoyar a niños de primero, segundo y tercero básico en su proceso de aprendizaje de la lectoescritura implica captar voluntarios que le dediquen un par de horas a la semana a esta labor, pero con el término de las cuarentenas el tiempo para todos se hizo más escaso.

“Nuestros tutores actuales o eventuales ya no están en las casas. Hoy, la mayoría, está inserto en la vida habitual de antes, con viajes al trabajo, otras preocupaciones. Los estudiantes y los apoderados tampoco están en casa todo el día. Eso cambió mucho la dinámica que traíamos y ha vuelto más complejo captar tutores”, cuenta María Jesús Valenzuela, fundadora y directora ejecutiva de la Fundación.

Letra Libre nació en el 2020 a partir de la preocupación de un grupo de jóvenes que vieron en la pandemia un peligro real de que se agudizaran los problemas de lectura y escritura en niños de colegios más vulnerables. Partió con el nombre de Salvemos el 2020, pero decidieron seguir porque la dificultad en el aprendizaje no sólo persiste sino incluso se ha agravado.

El año pasado tuvieron 2.700 tutores; “fue un año bien exitoso y de harto aprendizaje”, señala María Jesús Valenzuela. Este año han captado 1.554, un 44% de la meta, que es llegar a 3.500.

Este año hemos avanzado mucho en sistematización de procesos, en hacerlos más eficientes, pero al mismo tiempo hemos tenido que adaptarnos a este cambio de que ahora es más complicado sumar tutores”, señala. “No es que no estén menos entusiasmados, es que hay menos tiempo”, subraya.

El modelo consiste en que cada voluntario acompaña el proceso de aprendizaje de un niño con sesiones de alrededor de media hora o una hora dos veces a la semana. Siempre online.

La fundación vincula a estos voluntarios con colegios en distintas partes del país, con la idea de que sea un acompañamiento de la labor del profesor, es un reforzamiento de la labor del docente. La organización tiene coordinadores territoriales y de tutores, que apoyan tanto la organización de las tareas como la preparación de las tutorías.

Los voluntarios son, en su mayoría, jóvenes universitarios o personas mayores de 40 años que ya tienen trabajos con algo más de flexibilidad. También hay un porcentaje importante de jubilados y de dueñas de casa. 

-¿Cómo han sido los resultados hasta ahora? ¿Cuánto avanzan los niños con las tutorías?

-Las mediciones de satisfacción son en general súper buenas, lo que se ve además en el hecho de que los colegios quieren mantener el apoyo de la Fundación. Hicimos también una medición con una muestra en 27 establecimientos y alrededor de 400 estudiantes de niveles similares, a la que le aplicamos una prueba que se llama EPLA y constatamos que aquellos que estuvieron con Letra Libre avanzaron un 70% más que quienes no estaban acompañados por nosotros. Algunos avanzaron poco, pero ninguno se atrasó.

Financiamiento propio

Respecto del financiamiento, cuenta que, en un primer momento, cuando partieron, eran solo voluntarios, pero a poco andar empezaron a contar con el apoyo de algunas fundaciones y postularon a algunos fondos. Ahora, la idea es avanzar hacia la sostenibilidad financiera, y con eso en vista están considerando sumarse al registro de entidades de apoyo educacional, conocidas como ATE, lo que les abre la oportunidad de que algunos colegios busquen su asesoría a través de fondos públicos.

También está la vía de los voluntariados corporativos. El año pasado contaron con 11 instituciones que se sumaron a Letra Libre y este 2022 prevén terminar con una cifra similar.

“Las empresas están buscando una experiencia distinta, para ellas también es súper positivo, independiente de que quieren ayudar, estar involucradas con sus equipos en algo así”, comenta.

De todas maneras, señala la ejecutiva, se trata de una organización de apenas unas siete u ocho personas de jornadas completas y parciales, y con gastos que hasta ahora se han concentrado en los software que usan para la base de datos y para sistematizar el trabajo.

-¿Tienen planes de crecer hacia otras áreas?

-Como es una metodología sencilla y va al meollo del problema, creemos que tiene una replicabilidad muy alta, y por eso hemos pensado en que puede llevarse a otros países de Latinoamérica. El primer año se planteó un piloto en Sinaloa, y es algo a lo que aspiramos poder desarrollar a futuro. Con miras a seguir avanzando, postulamos hace poco a un fondo que habla de esta proyección de poder abrirse hacia afuera.

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