Los petrodólares seguirán impulsando la popularidad de Hugo Chávez


Ya ha pasado más de una semana desde que Hugo Chávez consiguió...

Por: | Publicado: Martes 16 de octubre de 2012 a las 05:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

Por John Paul Rathbone



Ya ha pasado más de una semana desde que Hugo Chávez consiguió una resonante victoria electoral, pero no es por eso que sus seguidores en Chuao, un pueblo pesquero en la costa Atlántica de Venezuela, siguen riendo. Chuao es un bastión chavista y también una de esas ciudades semi míticas de Latinoamérica que parecen sacadas de las páginas de una novela. Es accesible sólo en bote, así que incluso el nuevo bus escolar tiene que llegar remontando las olas.

Doscientos años atrás Simón Bolívar, el libertador sudamericano y héroe de Chávez, pasó una noche de desesperación allí y algunos dicen que pensó en suicidarse hasta que el aroma del cacao secándose en el patio de la iglesia animó su espíritu. Cuatro años atrás, Chávez realizó ahí su programa de televisión Aló Presidente. “¡Hola Chuao!”, exclamó al comienzo de las ocho horas de conversación, antes de declarar una serie de nuevos proyectos socialistas.

“Por supuesto voté por mi presidente”, comentó el pescador Orlando Santana en el muelle de piedra de Chuao, construido gracias a una reconstrucción “revolucionaria” de 3 millones de bolívares (US$ 698.000). “¿Por qué votaría por alguien más?”.

Sin embargo, el éxito de la política de Chávez se debe menos a la ideología revolucionaria que a un romance con los votantes financiado por los petrodólares.

El oro negro fluye hacia Venezuela, la Arabia Saudita de Sudamérica, pero con más reservas de crudo, y durante la última década Chávez lo ha vertido sobre los pobres de Venezuela. El flujo ha sido inmenso: 
US$ 1 billón (millón de millones) de ingresos en la década pasada. Aunque como muestra Chuao, la historia venezolana está repleta de tesoros naturales abundantemente repartidos: es la manera tradicional, algunos dicen premoderna, de Latinoamérica de hacer las cosas.

Pero como en otros lugares de Venezuela, no todos en Chuao están convencidos de la demagogia de Chávez.

“Voté por la oposición porque soy la única persona inteligente aquí”, señaló Juan Velocidad, dueño de un restaurante en la playa.

El desperdicio y la corrupción del extravagante populismo auspiciado por el Estado es inmenso. “Cualquier chavista veterano que no haya ganado millones es un tonto”, dice la gente en Caracas, aunque con 300.000 millones de barriles de reservas de petróleo, valorados en más de US$ 30 billones a precios actuales, la vida de la gente ha mejorado, y el gobierno aún disfruta de un gran margen de error.

Lo más leído