La prudencia de Kuczynski al no proclamarse ganador es un reconocimiento a lo estrecho de la diferencia y que podría cambiar con los votos del interior y del extranjero. Si bien la tendencia ha sido sostenida en dar una ventaja al candidato de “Peruanos por el Kambio” ello no es suficiente para establecer a ciencia cierta la derrota de Keiko Fujimori de “Fuerza Popular”.
En este contexto, la política peruana aparece dividida en dos grandes conglomerados definido por los pro y anti fujimoristas, con lo cual se oculta la fragmentación al interior de los partidos políticos (hubo 18 candidatos inscritos para esta presidencial) y da cuenta de una polarización en torno a los candidatos antes que a los programas.
Es importante constatar que el partido de Fujimori domina el Congreso con mayoría absoluta (70 congresistas de 130), de modo que puede bloquear las iniciativas legislativas de Kuczynki (18 congresistas) y generar un inmovilismo que afectaría la gobernabilidad del nuevo presidente. Si, por el contrario, triunfa Keiko, tendría mayores posibilidades de implementar su programa de gobierno.
Por eso, no es menor el apoyo brindado por el “Frente Amplio” (coalición de partidos, grupos y movimientos de izquierda) que, enfrentado a la probabilidad de una presidencia de Fujimori optaron por apoyar a un candidato neoliberal como Kuczynki con lo cual primó el anti fujimorismo antes que los principios ideológicos. Frente Amplio tiene 20 congresistas y su posibilidad de alianza estará determinada por las concesiones que le pueda ofrecer Kuczynski y la capacidad de su gobierno de quebrar las fuerzas de Fujimori.
Con este escenario es previsible que, de ganar Kuczynski los grados de conflictividad social aumenten y se plantee desde un inicio un conflicto institucional entre Ejecutivo y legislativo, lo cual puede poner en riesgo la implementación del programa de Kuczynski con las probables manifestaciones populares en su contra, significando un retroceso o inmovilismo en la gestión estratégica de su gobierno.
De esta forma, la derrota de Fujimori la dejaría en una posición política de ventaja para liderar la oposición y para imponer los términos de negociación con un nuevo gobierno, obligando a que se incluyan materias y temas de interés de Fujimori. Si triunfa Fujimori, mantiene esa capacidad de negociación con posibilidades cierta de definir las concesiones sin sacrificar los ejes principales de su programa.
Con respecto a Chile, gane quien gane no habrá mayores cambios y las relaciones solo tienen posibilidad de mejorar e institucionalizarse. Perú y Chile son vecinos, pero no amigos. Solo son países que tiene interés concretos de aprovechar la globalización para el desarrollo de sus pueblos.