Reportajes

Gonzalo Cordero: “Si alguna crítica se le puede hacer al gobierno, es al ritmo con que fue haciendo concesiones a cambio de nada”

El analista ha seguido con atención el proceso del estallido social desde el 18 de octubre y advierte que el país está, ante todo, frente a “una crisis política”.Además, señala que el resultado de la acusacion constitucional contra Chadwick podría aumentar la polarización.

Por: Claudia Rivas A. | Publicado: Viernes 13 de diciembre de 2019 a las 04:00 hrs.
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Fue parte del segundo grupo de analistas políticos que almorzó con el presidente Sebastián Piñera el pasado 28 de noviembre. El analista Gonzalo Cordero asegura no tener todas las respuestas a lo que viene ocurriendo desde el 18 de octubre en Chile, pero sí tiene muy claro que el mandatario ha cedido tanto en el ámbito social como político y pese a ello sólo ha “orillado el problema”. Ello, porque, a su juicio, el fondo de la compleja situación es que se están cuestionando “las bases del sistema político de la modernidad que es la democracia representativa”.

En conversación con Diario Financiero, el abogado subraya que así como en su momento la imprenta provocó una explosión de la racionalidad que terminó con el Antiguo Régimen, “mi impresión es que ahora la modernidad está siendo avasallada por internet y su producto estrella que son las redes sociales, que están provocando una explosión de la emocionalidad”.

Para Cordero el problema de Chile “no es realmente una crisis social, es propiamente una crisis política” y lo que “está en el trasfondo es un cuestionamiento muy profundo a las condiciones de legitimidad en el ejercicio del poder”. Desde su punto de vista, “la expresión ‘estallido social’ no es más que un eslogan y todo lo que está detrás son lugares comunes, apreciaciones intuitivas”, advierte.

Ello, porque “Chile nunca ha sido menos desigual que hoy día, nunca ha tenido mejores condiciones de vida que hoy día, por lo tanto los números no avalan que se diga que hay una olla cuya presión aumentó hasta explotar”, sentencia.

-Entonces, ¿cuál es el problema?

-Desde hace rato que estamos viviendo un cuestionamiento sostenido a la manera que nuestra sociedad ejerce el poder. Así como la imprenta provocó una explosión de la racionalidad que terminó con el antiguo régimen, la modernidad está siendo avasallada por internet y su producto estrella: las redes sociales, que están provocando una explosión de la emocionalidad.

-¿A qué nos llevó eso?

-Fundamentalmente a cuestionar las bases del sistema político de la modernidad, que es la democracia representativa. Y muy asociado a lo anterior, a un rechazo a la racionalidad como fuente de legitimidad en la solución de los conflictos.

-¿Y cómo lo ha hecho el gobierno enfrentando la crisis?

-El gobierno se ha visto constreñido a solucionar un problema que claramente lo excede institucionalmente. Por un lado, se encuentra con una demanda de cierta derecha que cree que esto es un problema de orden público que se soluciona con la fuerza. Y, por otro, con la solución que plantea la izquierda de que este es un problema social generado por el modelo económico y esto se resuelve con redistribución. Ambas recetas son completamente equivocadas, porque no apuntan al problema real.

-¿Entonces qué hacer?

-Enfrentar la crisis y en este aspecto, en lo grueso ha estado bien. Aunque personalmente creo que puesto en la situación en que estaba, el gobierno entró en una escalada de concesiones en la que en un mes partimos con los 30 pesos del Metro y terminamos en la Constitución.

-¿No será que la reacción tardía del gobierno ha ido profundizando el problema?

-Al contrario, si alguna crítica se le puede hacer al gobierno es al ritmo con que fue haciendo concesiones entre comillas a cambio de nada. Y lo digo entre comillas, porque una de sus dificultades es que tiene al frente una estructura política que tiene muy poca representatividad respecto de la gente que está en la calle. Entonces, la autoridad ha intentado dos caminos, el camino social, vale decir, el camino del gasto público que lo ha aumentado de una manera brutal; y el camino de las concesiones políticas, que tiene que ver con la Constitución. Mi impresión es que ambos orillan el problema, pero no entran al núcleo del problema.

-¿La nueva Constitución tampoco?

-La demanda de una nueva Constitución y el creer que existe eso que algunos llaman ‘la casa de todos’ es, derechamente, una ingenuidad.

-¿Qué lectura hace del bajo apoyo histórico a Piñera?

-No hay que hacer la lectura tradicional, porque si el presidente Piñera tiene un 13% de apoyo y hubiera otro líder político que tuviera el 60%, habría una alternativa y la democracia estaría operando de manera de encauzar el descontento hacia un nuevo liderazgo. Creo que el problema real para nuestra sociedad no es el que el presidente Piñera tenga un 13% de apoyo, sino que teniendo un 13% de apoyo es el líder político con más apoyo. Eso es grave, porque le abre el camino al populismo.

-Se lo pregunto porque en las marchas aparecen carteles pidiendo su salida.

-Eso es sólo expresión de la pérdida de lucidez que provoca en la gente la angustia. Si alguien cree que la renuncia del Presidente, alterar el orden constitucional, va a resolver el problema, yo creo que está loco. Una cosa así generaría el efecto contrario, llevar al país a un grado de inestabilidad infinitamente mayor.

Acusación constitucional a Chadwick

-¿Qué efectos políticos podría tener la aprobación de la acusación constitucional a Andrés Chadwick?

-Creo que el efecto político más grave que podría tener es aumentar en nivel de polarización del sistema político.

-El hecho de que la acusación constitucional contra el Presidente haya salido de la Comisión Revisora con un informe a favor, ¿qué precedente genera?

-Es un nuevo caso de abuso de una institución establecida para situaciones muy extremas y usarla simplemente como una señal política, me parece de una frivolidad enorme y rebaja el nivel del debate.

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