Sin tropezones, no hay éxito

Por: | Publicado: Viernes 24 de junio de 2011 a las 05:00 hrs.
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Los hermanos Fernando e Ignacio Díaz de Valdés empezaron a los 29 y 27 años respectivamente en el negocio. Desde ese entonces, han ido desarrollando la industria, abriendo mercados y posicionando a Chile en el mapa.

Pero no siempre tuvieron el éxito asegurado. Como en todas las cosas, el comienzo fue duro. “Nuestra primera experiencia fue terrible, porque estuvieron a punto de devolvernos el caballo”. 
Ignacio cuenta que en esa época el sistema de embarque y de flete para los caballos era muy rústico. No conocían bien el terreno y cometieron errores. “Cuento corto, la yegua llegó diez días después de lo prometido a San Francisco en un camión, poco cuidada, flaca y tan peluda que parecía sauce. Cuando la vio el comprador, lo primero que dijo fue que no era purasangre y pidió exámenes de ADN. Estábamos muy asustados, pero afortunadamente el preparador nos ayudó y la repuso.

Finalmente se recuperó y corrió en esa zona ganando alrededor de US$ 120 mil en premios en esa época… el dueño quedó fascinado. Pero lo pasamos mal, rezábamos todos los días y de hecho, perdimos plata. Después ese mismo dueño nos compró otro caballo, y así fuimos creciendo”, cuenta Ignacio.

“Uno va ganando prestigio con el tiempo, a medida que un caballo da buen resultado, obviamente esa persona va a querer comprar otro y de valores más importantes”, dice Ignacio Díaz de Valdés.



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