South Am, el fruto permitido
El fondo Hércules, que gestionan Bernardo Fontaine y Cristóbal Hurtado y que tiene como principal aportante a Boris Hirmas, tiene en Buin una empresa que planifica duplicar o triplicar su capacidad. Se trata de South Am, firma de alta tecnología que permite que productos naturales se deshidraten sin perder sus propiedades, de modo similar a lo que Darth Vader hizo con Han Solo en Star Wars.
- T+
- T-
Por Roberto Sapag
Patricio Cruz, Michael Kaye, Felipe Rubio, Bernardo Fontaine. |
A pocos kilómetros de Santiago, en una instalación que vista desde fuera no llama especialmente la atención, opera una empresa de alta tecnología (única en Chile) que está a full ebullición, aunque lo suyo son los productos congelados, las cadenas de frío y el deshidratado en cámaras de vacío. Se trata de South Am, firma que hasta ahora ha transitado en silencio por la, digamos, no tan desarrollada carretera de la innovación industrial chilena, y que aspira a construir un nuevo paradigma exportador, el de la liofilización.
La historia de South Am tiene todos los ingredientes necesarios para ser contada. Surge de una idea importada a Chile desde Japón por el abogado estadounidense Michael Kaye (que hace unos años representó a la salmonicultura local ante las acusaciones de dumping); un proyecto que convenció a los ejecutivos de 7 A, Bernardo Fontaine y Cristóbal Hurtado, de invertir en él a través de su fondo Hércules (que tiene como principal aportante a Boris Hirmas); y que hoy, en operación desde 2008, está experimentando tales niveles de actividad que ya trabaja en duplicar o triplicar su capacidad de producción, de modo de agregar nuevas líneas de productos y crear una marca propia retail en snacks de frutas de la mano del conocido Marcelo Guital, el otrora creador de Aguas Benedictino.
Junto a Patricio Cruz, gerente general de South Am, y Felipe Rubio, un ex Carozzi que hoy oficia de gerente Comercial de la compañía, Fontaine y Kaye recuerdan que cuando se evaluó la idea se detectó que confluían un sinnúmero de atributos que la hacían más que razonable. Si bien la idea original de Kaye era liofilizar mariscos para enviar a Japón, el boom de la alimentación sana y natural y la reputación de Chile en materia frutícola les hicieron apostar primero por las frutas liofilizadas, o sea deshidratadas al vacío sin que se destruyan sus células, estructura molecular y, lo que es más importante, sin que pierdan una pisca de sabor y aroma.
South Am (86% de Hércules y 14% de Kaye y sus socios Juan Francisco Astaburuaga y Rodrigo San Martín) lo que hace es producir en Chile lo que otros hacen en China, hasta donde envían fruta congelada para liofilizarla y reexportarla. Si funciona desde China, ¿por qué no va a funcionar desde Chile?, se preguntaron.
Y no se equivocaron: en 2010 ya exportaron US$ 2,5 millones y este año exportarán US$ 5 millones; tienen la capacidad de la planta vendida hasta octubre y prevén que en pocos días ya tendrán cerrados contratos por todo el año; y ya reciben pedidos para 2012 que les permitirían copar totalmente la capacidad de una planta por el doble que la actual.
Por eso ya trabajan en duplicar y, probablemente, triplicar la capacidad actual de producción, lo que les permitiría abastecer más pedidos en el rubro frutas (muy asociado al wellnes, los cereales, yogures y alimentos de uso médico y deportivo) y expandirse a otras líneas como mariscos, pescados, lácteos y cárnicos, para los cuales ya tienen numerosos pedidos y que no pueden producir sino en líneas separadas, porque la idea es mantener altos estándares de calidad.
Hoy tienen dos líneas montadas y las evaluaciones pronto resolverán si las amplían a cuatro o seis. La inversión inicial fue de US$ 12 millones, entre tecnología y capital de trabajo, así que ahora ya están trabajando la ronda de levantamiento de capital de modo de poder tener montada la ampliación a fines de 2012.