Este mes se celebran los 35 años del centro de estudios e investigación Libertad y Desarrollo (LyD), un espacio impulsado en 1990 por un grupo de economistas, entre los que destacan Hernán Büchi, Carlos Cáceres, Cristián Larroulet y Luis Larraín. El objetivo fue colaborar para que las políticas públicas se orientaran a la defensa de la libertad individual, el funcionamiento de los mercados, el derecho de propiedad y el progreso e igualdad de oportunidades a través del desarrollo económico, tal cual lo hace hasta hoy, según expone la directora ejecutiva de la entidad desde junio de 2021, Bettina Horst.
La economista destaca el aporte a la construcción de políticas públicas junto con destacar la necesidad de medidas para retomar cuanto antes la senda de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB).
- ¿En qué momento encuentran estos 35 años al Instituto Libertad y Desarrollo?
- Quienes lo fundaron en el año 90, probablemente, no esperaban tener una trayectoria tan larga, tan exitosa y llegar a un punto tan consolidado a los 35 años, así que estoy contenta en una institución de la cual soy parte hace más de una década.
También siento como muy propio este proyecto. Es una institución que ha logrado instalarse con fuerza como seria, responsable, con un aporte técnico a la discusión de políticas públicas.
“Hay gente que siempre nos va a criticar, porque simplemente no cree en lo que nosotros defendemos, que es un orden institucional del Estado de derecho, una economía de mercado, un sector privado que aporte al desarrollo de la economía”.
- ¿Cuánto ha cambiado LyD desde su creación?
- Tiene la misma misión, somos prácticamente el único centro de estudio dedicado a las políticas públicas con presencia en la discusión legislativa día a día, con independencia de cualquier partido político e independencia económica en su línea editorial.
Las posiciones que fijamos nosotros son absolutamente independientes de terceras personas y, de alguna forma, eso nos ha permitido consolidarnos como una institución respetada, consistente en el tiempo y con ese valor de independencia que desde el día uno fue un valor cuando se creó la institución.
- ¿Esa es la diferencia? Hoy existen muchos centros de estudio y fundaciones
- Es la independencia de la discusión política, de los gobiernos de turno y de cualquier grupo económico o de terceros que puedan fijar tu línea editorial.
De hecho, durante los dos gobiernos del Presidente Sebastián Piñera, nosotros como institución -que, de alguna forma, suscribía mayoritariamente los principios de ese gobierno- tuvimos una voz independiente. Y cuando había temas que nos parecían que no se estaban resolviendo bien, nosotros también levantábamos la alerta y sacábamos la voz. Eso es importante, porque hay otros centros de estudios que dependen de partidos políticos; y no digo que sean mejores o peores, pero son roles distintos.
- ¿Cómo toma las críticas al rol del instituto y respecto al financiamiento?
- Hay gente que siempre nos va a criticar, porque simplemente no cree en lo que nosotros defendemos, que es un orden institucional del Estado de derecho, una economía de mercado, un sector privado que aporte al desarrollo de la economía.
Entonces, obviamente el que no concuerda con nuestro principio va a buscar la forma de cómo tratar de debilitarnos y desprestigiarnos. Otros que han planteado el tema del financiamiento, dicen que somos una forma de brazo armado o quizás de algunos intereses oscuros, pero la verdad es que esa es una caricatura, porque nunca se ha criticado alguna postura nuestra en cuanto a que estemos privilegiando una empresa o un sector sobre otro.
El día que alguien pueda criticar con ese tipo de argumento, con evidencia en mano, habrá que hacerse cargo, pero la verdad es que uno revisa todas nuestras publicaciones en los últimos 35 años, que son todas públicas, y no hay nada de eso.
Al final del día, cuando te critican, también hay una señal, porque tienes impacto. Yo prefiero que me critiquen a que me ignoren.
“Estamos ocupados en hacer propuestas para ojalá iniciar un nuevo ciclo que sea con vientos positivos y que nos permita reconstruir esas bases que en el pasado hicieron crecer Chile”.
- ¿Los principios que definen a LyD siguen vigentes luego del estallido o cambió la mirada?
- Definitivamente, y más que nunca. Nosotros permanentemente, y también durante el estallido y en los procesos constitucionales, tuvimos una voz muy fuerte en defensa del orden, la labor de Carabineros, la importancia de fortalecer la democracia, que muchas veces fue criticada también por sectores más cercanos, porque no era popular hablar de orden público, no era popular hablar de la importancia del rol de Carabineros, la importancia del Congreso y, por eso, también en su momento fuimos críticos de que perdiera el Congreso esa facultad de poder avanzar en un proceso constitucional o una propuesta constitucional. Eran épocas en las cuales no era popular.
También fuimos bien contrarios a los retiros de los fondos previsionales, cuando el clamor ciudadano y el mundo político iba en la otra dirección, cuando la técnica -de alguna forma- había perdido peso en la discusión política. Fue un momento difícil y, en ese marco, si una institución como esta no es capaz de instalarse con fuerza, con una mirada distinta a la corriente popular en la calle, no tiene sentido que exista.
- ¿Cómo proyecta que sea recordado LyD en su 50 aniversario?
- Como una institución que ha seguido cumpliendo con la misión que se propuso cuando fue creada, que es aportar al debate de las políticas públicas desde una mirada técnica, porque la política es demasiado importante como para dejársela solo a los políticos.
“Sector privado como socio”
- ¿Cómo evalúa el estado actual de la economía chilena?
- La economía chilena ha ido retrocediendo en distintos indicadores a lo largo de la última década. Hablamos de indicadores económicos como una reducción de la tasa de crecimiento potencial del país y en la tasa de ocupación de la gente que está en edad de trabajar, en percepción de corrupción, en materia de competitividad, de libertad económica y hemos aumentado el déficit más bien crónico fiscal.
Obviamente, que hay una preocupación, pero también estamos ocupados en hacer propuestas para ojalá dar vuelta e iniciar un nuevo ciclo, que sea con vientos positivos, y que nos permita reconstruir esas bases que en el pasado permitió más que crecimiento económico, que permitió a través de ello sacar a gente de la pobreza y mejorar la calidad de vida de esa inmensa clase media que es bastante precaria todavía.
- ¿Cuáles son las reformas que considera impostergables?
- Hay cosas que son de reformas y otras cosas que son de clima: necesitamos que el mundo político y desde el Estado haya un cambio de mirada en cuanto a ver al sector privado como socio, como un actor relevante en materia de progreso del país. Y por qué digo esto, porque si bien al Gobierno que viene saliendo uno le puede reconocer el proyecto de ley que sacó de permisología, al final del día era un gobierno y sus autoridades que se subieron a esta discusión de alguna forma con fórceps; y eso es muy distinto a tener autoridades que en su ADN entiendan la importancia de una economía de mercado, del sector privado, de contar con reglas del juego claras, estables, confiables y que se implementen. Ese es como de los principales desafíos de lo que viene para adelante: cambiar ese clima junto con reformas.
- ¿Qué cree que será más difícil para el próximo Ejecutivo? ¿Ordenar la discusión política?
Mucho se ha hablado que Chile -para enfrentar los desafíos- necesita reformar su sistema electoral, cosa que estoy convencida, pero soy escéptica de que eso vaya a pasar, o sea, ojalá que suceda, pero el próximo Congreso, que ya sabemos cómo está electo, va a ser un Congreso complejo para el próximo gobierno. Pero yo sí siento que una buena mayoría de ese Congreso sí, al menos en ciertos ejes centrales, va a apoyar una buena agenda de reforma del gobierno entrante, que debiera haber un cambio de tendencia político para que se logre dar un nuevo impulso y destrabar la inversión.
“Es muy probable que el Presupuesto tenga que ser revisado en marzo”
La economista señaló que el próximo gobierno deberá enfocarse en destrabar la inversión para volver a crecer y generar empleo.
- En su momento el ministro Mario Marcel dijo que él votaría por Jeannette Jara con ciertas aprensiones, ¿En el caso suyo, usted tiene alguna aprehensión por Kast?
- No. No tengo ninguna aprehensión. Uno obviamente siempre va a tener diferencias. Creo que es importante que pueda y haga un buen gobierno y, sin duda, que nosotros -desde LyD- siempre vamos a estar apoyando las buenas ideas que creemos que son necesarias para implementar en Chile.
Ahora, algunos han planteado que puede ser populista o quizás obedece a una vertiente autoritaria. Respecto a lo segundo, recordemos que el 19 de octubre quien estaba pidiendo la cabeza del Presidente Piñera era el Partido Comunista, no era el Partido Republicano, o sea, acá hay claramente una diferencia importante en términos de respeto a la democracia y a las instituciones. Por eso tengo plena seguridad de que el mundo republicano y, el mismo José Antonio Kast, están cien por ciento en esa línea de respetar la democracia y las instituciones.
- ¿Cuáles debieran ser las medidas para los primeros 90 o 100 días en materia económica del próximo gobierno?
- La verdad que es bien coincidente las medidas que nosotros hemos levantado durante años. Lo más importante es lograr movilizar el aparato estatal en el buen sentido de la palabra para destrabar la inversión y, junto con ello, la señal que se pueda dar en los primeros 90 días con la instalación del gobierno. Eso no significa que con gestión se solucionan todos los problemas, pero es importante -desde un inicio- empezar a movilizar el Estado para empezar a hacer las cosas de una forma distinta y mirar el Estado de otra forma.
Nosotros hemos planteado la necesidad de fusionar ministerios, que si bien puede obedecer a una lógica de ahorro fiscal, el principal foco no es ese, sino que una mejor coordinación al interior del Estado.
- ¿Y cómo analiza la discusión del proyecto de Presupuesto 2026?
- Hay que entender que en la discusión del Presupuesto -como se dice popularmente-, el mango del sartén lo tiene el Ejecutivo, que más allá de lo que se pueda negociar, conversar entre oposición y oficialismo, este presupuesto será el del Presidente Boric, no es el presupuesto del futuro Gobierno. Por lo cual, aún con la tremenda incertidumbre que persiste respecto del déficit fiscal que va a heredar la próxima administración, es muy probable que el Presupuesto tenga que ser revisado, auditado en detalle a partir de marzo nuevamente; y bueno, habrá que hacer los ajustes que haya que hacer.