Unión bancaria europea

Por: | Publicado: Jueves 13 de septiembre de 2012 a las 05:00 hrs.
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Si tan sólo uno no tuviera que llegar a esto. Como ocurre a menudo con las propuestas de la Unión Europea, los planes de supervisión bancaria (que convertirían al Banco Central Europeo en el máximo supervisor de cerca de 6 mil bancos de la eurozona) tiene una lógica de alto nivel. El riesgo del sector bancario sería administrado con menos espacio para la indulgencia política local. El nexo entre la emisión de deuda soberana y el apoyo bancario local, un gran factor en la crisis, disminuiría. Los esquemas pan-europeos para manejar los bancos en problemas y proteger a los ahorristas serían más simples de hacer cumplir, lo que haría el paisaje bancario menos aterrador.

Pero la implementación del agresivo cronograma -todos los bancos estarán bajo tutela del BCE para 2014- es descabellada. Algunos obstáculos son obvios, como el deseo de Alemania de retener la supervisión de sus bancos de ahorro, políticamente sensibles. Berlín quiere restringir la supervisión del BCE a las mayores 25 instituciones. Con el nuevo rol del BCE, que cubre sólo a los bancos de la zona euro, disminuyen las dificultades para el Reino Unido y otros países que no usan el euro. Pero cualquier pellizco técnico que aumente la influencia de Frankfurt vis a vis los supervisores nacionales, generaría suspicacias. Las propuestas requerirán que los supervisores nacionales y el BCE cooperen extensamente, y podrían echarse la culpa mutuamente. Y además está el tema de la responsabilidad del BCE.

La mayor preocupación es que esta iniciativa se convierta en un largo regateo diplomático, que afecte cuándo el Mecanismo Europeo de Estabilidad, el fondo de rescate de 500 millones de euros, pueda inyectar capital a los bancos en problemas. Entre más se demoren las propuestas, más precaria es la situación para España. Eso no es bueno para los inversionistas.

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