Innovación y Startups
DF Lab Opinión/ Startups: patentar para destacar
"Para que la gestión de la propiedad intelectual (PI) deje de ser un trámite secundario y se convierta en el motor interno que impulse a la startup, es fundamental dedicar tiempo y espacio en diseñar una estrategia de PI alineada con el negocio".
Por: Diego Bilbao, asociado senior DLA Piper Chile
Publicado: Lunes 8 de septiembre de 2025 a las 04:00 hrs.
Diego Bilbao, asociado senior DLA Piper Chile
En un ecosistema donde la innovación marca la diferencia, las patentes pueden ser un motor clave para impulsar el crecimiento y la proyección internacional de una startup. No obstante, en Chile persiste cierto nivel de escepticismo sobre este mecanismo de protección.
Una patente representa un activo estratégico que atrae inversionistas, ya que demuestra que la empresa tiene una ventaja competitiva exclusiva. Además, permite resguardar desarrollos en mercados internacionales mediante tratados como el de Cooperación en Materia de Patentes, y generar ingresos a través de licencias, dejando el escalamiento y producción en serie de la tecnología en manos de empresas calificadas a cambio de un royalty. Al proteger una invención, la compañía se blinda ante imitaciones y consolida su posición en mercados cada vez más complejos.
Sin embargo, para muchos emprendedores el sistema de patentes es un territorio desconocido. Alternativas menos complejas de protección como los modelos de utilidad o diseños industriales no están sobre la mesa. Esta falta de conocimiento puede llevar -sin querer- a la divulgación pública de innovaciones en conferencias, publicaciones, redes sociales e incluso a través de su comercialización, comprometiendo así su eventual patentamiento. En otros casos, esta falta de familiaridad impacta en la carencia de cláusulas de cesión de derechos de propiedad intelectual en contratos de trabajo o de servicio, evitando que los derechos sobre las tecnologías desarrolladas queden dentro de la startup, típico fenómeno que levanta serias alertas en potenciales inversionistas interesados.
Para que la gestión de la propiedad intelectual (PI) deje de ser un trámite secundario y se convierta en el motor interno que impulse a la startup, es fundamental dedicar tiempo y espacio en diseñar una estrategia de PI alineada con el negocio. Ver la protección de las tecnologías como una herramienta no solo resguarda la innovación frente a competidores, sino que impulsa la reputación de la empresa como un referente del estado del arte en su industria y permite capitalizar sus innovaciones como activos exclusivos.
Esta estrategia de PI debe integrarse desde la gestación de la idea y evolucionar junto al producto, planificando no solo qué patentar, sino también cómo, cuándo y dónde, combinando patentes con esquemas de secretos industriales, diseños y marcas. Involucrar a todo el equipo en un proceso ágil de revisión de innovaciones garantizará que ninguna oportunidad de protección pase desapercibida. Así, la estrategia se integra con el plan de negocio y la propuesta de valor: al comunicar la ventaja tecnológica, la startup gana credibilidad ante clientes, socios e inversionistas.
Apostar de forma sostenida por la PI no debe verse como un gasto operativo, sino como una inversión estratégica de alto impacto. Cuando estos pilares se integran desde el inicio, una startup puede transformar su portafolio de innovaciones en un activo dinámico que fortalezca su posicionamiento internacional y consolide ventajas competitivas de manera sostenida en el tiempo.