DF Lab Opinión / Bonos verdes y acción climática

Chile acaba de marcar un nuevo hito en términos de finanzas sostenibles, con un bono vinculado a sostenibilidad (SLB por sus siglas en inglés) que se basa en los compromisos climáticos del país, establecidos en sus Contribuciones Nacionales Determinadas (NDC).

Este instrumento financiero fue desarrollado por el Ministerio de Hacienda junto a las carteras de Medio Ambiente y Energía, y constituye el primer caso en el mundo en que un país vincula sus contribuciones climáticas a su costo de capital. Es decir, como lo vemos desde WWF, Chile le ha puesto precio al no cumplimiento de sus compromisos frente a la crisis del clima, lo que es una muestra de ambición y audacia climática.

En la práctica, creemos que esto debería significar que Chile redoble sus esfuerzos, tanto en términos de inversiones directas como de cambios regulatorios, para asegurar que su NDC se cumpla y evitar así un pago mayor.

Este nuevo bono se suma a otras experiencias previas en el ámbito de la sostenibilidad, que han ofrecido transparencia respecto al uso de los fondos o ingresos y donde el país ha aplicado los procesos y procedimientos de rigor.

Como WWF valoramos y apoyamos el reciente anuncio realizado por Chile. Anteriormente, trabajamos con el gobierno de Francia cuando emitió el primer bono verde soberano del mundo y, en general, pensamos que si bien el sector privado tiene un papel importante que desempeñar en la transición hacia una economía de cero emisiones netas, y positiva para la naturaleza y las personas, el rol de los gobiernos es crucial. Esto, ya sea en cuanto al financiamiento de obras y servicios públicos (a través de dinero fiscal, como lo que se recaudará con este bono) como en el establecimiento de los marcos regulatorios adecuados.

Instamos al país a que persista en este camino, incorporando otros indicadores relacionados a ecosistemas, como los KPI que sugiere el Banco Mundial en las orientaciones para SLB publicadas a inicios de este año. Un indicador crítico podría ser el porcentaje de superficie terrestre y marina bajo alguna figura de protección de la naturaleza.

Con este nuevo bono Chile da una clara señal de que los resultados ambientales y los resultados económicos están estrechamente vinculados, y que hoy es imperativo considerar e incorporar el valor o costo que tienen los impactos sobre la naturaleza y las personas al desempeño económico.