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Las lecciones que dejó el fallo de La Haya ante la demanda peruana, a un año de la sentencia

Perú aún no termina su proceso legislativo para implementar completamente el dictamen de la Corte. El tema del triángulo terrestre sigue estando presente.

Por: Víctor Hugo Moreno S. | Publicado: Lunes 26 de enero de 2015 a las 05:00 hrs.
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Con sorpresa, así se recibió hace un año tanto en La Haya como en la oficina del entonces presidente Sebastián Piñera, el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya por la demanda interpuesta por Perú (en 2008) sobre la delimitación marítima con Chile. Sorpresa, porque resultaba poco comprensible para el equipo jurídico la delimitación de 80 millas que dictaminaron los jueces por 10 votos contra 6.

En ese escenario, tanto a nivel de la ciudadanía como de gobiernos no se tenía exactamente la certeza de qué tan favorable había resultado el fallo para ambos países, pues esa opción no estaba dentro de las posibilidades que se barajaban en la defensa chilena dirigida por el agente Alberto van Klaveren.
La demanda peruana aducía a que no existía una frontera definida y plenamente acordada entre ambos países, lo que para Chile estaba zanjado tras el Tratado de 1929.


El argumento de Perú consistía en fijar nuevos límites, planteando al Tribunal que se les concediera derecho soberano sobre la proyección del triángulo que se forma entre el Hito Uno y el paralelo 266, y así, trazar una línea equidistante que debía comenzar justamente en esta coordenada, llamada Punto de la Concordia. Chile defendía la proyección del paralelo.

Un mal fallo
La primera declaración pública del entonces presidente Piñera tras conocer el fallo, esbozó una crítica hacia lo adoptado por la CIJ, porque dicha resolución (inapelable) hizo perder a nuestro país 22 mil km2 de su zona económica exclusiva; sin embargo, resaltó, en aquella ocasión, que Chile no perdió territorio marítimo soberano.


Con la perspectiva del tiempo el ex miembro del equipo asesor del gobierno de la época, abogado Hernán Salinas, asegura que sin lugar a dudas el fallo fue malo para nuestro país, y no se ajustó al proceder del derecho internacional: "el fallo no fue un fallo favorable para Chile, sino que fue malo, sobre todo porque no está bien fundando jurídicamente, en particular, respecto a la fijación del límite del paralelo 80. El criterio que se utilizó fue absolutamente arbitrario que no corresponde en absoluto al proceso. También fue malo porque eso significó la pérdida de 22 km2 de zona económica exclusiva", señala el profesional.

Las lecciones
Sobre qué se puede sacar en limpio respecto a este fallo y cómo se pudo haber prevenido esta demanda, Salinas es claro en señalar que se debió haber revisado el Pacto de Bogotá y que, en ese sentido, faltó trabajo diplomático previo a que se interpusiera el recurso en 2008: "se tendría que haber previsto que venía este tema. Creo que el Pacto de Bogotá tendría que haber sido denunciado hace mucho tiempo, evidentemente que deberíamos haber salido de ese pacto", expresa.
En tanto el presidente de la comisión de RREE de la Cámara Baja, diputado Jorge Tarud alerta que Perú seguirá insistiendo con otros reclamos: "no pasaron ni 72 horas en que el presidente Ollanta Humala puso en duda el triángulo terrestre y claramente no descarto que en unos años más tengamos otro tema con Perú", sentencia.

Heraldo Múñoz: "Para Chile no hay problemas limítrofes pendientes con el Perú"

En conversación con DF, el canciller Muñoz entrega su visión sobre lo que significó el fallo de la CIJ, reconociendo que tuvo "luces y sombras" y enfatiza, respecto del triángulo terrestre, que para Chile ese tema está zanjado, pese a que el gobierno peruano aún lo mantiene como algo por resolver.
-¿Qué evaluación hace del fallo de La Haya, que hizo ceder a Chile en derechos económicos 22 mil kilómetros de costa?
-Chile hizo su evaluación al momento del fallo y me remito en forma especial a la declaración que hizo en esa oportunidad la presidenta electa Michelle Bachelet, el fallo tiene luces y sombras. Entre las primeras, destaco especialmente el hecho de que la Corte Internacional de Justicia haya reconocido con toda claridad la existencia de un límite marítimo, que ese límite haya sido un paralelo y que se iniciaba en el punto donde el paralelo del Hito 1 intersecta la línea de baja marea. Estos tres puntos jurídicos fueron centrales en la argumentación chilena y fueron controvertidos por el Perú. Obviamente, no compartimos y lamentamos la decisión respecto de la extensión del paralelo y no hemos variado nuestra apreciación en esta materia.
-¿Cómo se ha desarrollado el proceso de implementación del fallo, cuáles han sido las principales dificultades?
-No hablaría de dificultades. Por el contrario, creo que el proceso de implementación se ha desarrollado con total normalidad, en un ambiente de buena vecindad. La medición de las coordenadas se hizo en un plazo récord, sin ningún problema. Está pendiente el proceso de adecuación legislativa, que se deriva del caso mismo y del compromiso asumido en la reunión de cancilleres y ministros de Defensa, más conocido como 2+2, del 6 de febrero de 2014. Se han dado pasos muy relevantes en esta materia y esperamos que pueda completarse pronto. Es muy importante que en ambos países haya una visión compartida de los derechos y obligaciones establecidas en la ConveMar que, como lo ha señalado Perú, forman parte del derecho consuetudinario.
-¿Cómo se seguirá tratando el tema pendiente respecto al triángulo terrestre, que finalmente será resuelto por la vía diplomática?
-Para Chile no hay problemas limítrofes pendientes con el Perú. Nuestra posición sobre el límite terrestre es conocida y está en el ámbito que corresponde.
-¿Cómo observa la agenda de futuro con Perú, en materia de relaciones políticas y económicas, tras este fallo?
-Creo que ambos países tienen la gran oportunidad de dar vuelta la hoja del caso marítimo e inaugurar una etapa de fortalecimiento de los vínculos mutuos. Es mucho lo que nos une. Y no me refiero sólo a los vínculos económicos, sino que a las numerosas coincidencias que se observan en materias de política exterior, a nuestra participación en la Alianza del Pacífico, a la presencia de una creciente comunidad peruana que aporta a nuestra sociedad y economía, y a tantos otros factores que requieren de una mirada de futuro.

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