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Sanhueza: “Lo más probable es que la reforma laboral genere el mismo impacto en expectativas e inversión que la tributaria”

Ejecutivo advierte que la economía aún no toca fondo y estima que para que haya un punto de inflexión, deben mejorarse las expectativas del sector privado.

Por: Sebastián Valdenegro Toro | Publicado: Viernes 26 de septiembre de 2014 a las 05:00 hrs.
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La economía chilena continúa inmersa en un evidente proceso de desaceleración, tema que tiene muy inquieto a Gonzalo Sanhueza. El socio y director de Econsult RS Capital advierte que alcanzar un punto de inflexión en el ciclo es poco probable en el corto plazo, debido a que las expectativas del sector privado aún no repuntan, algo “clave” para que la inversión retome el crecimiento.

El ex gerente de Análisis Internacional del Banco Central advierte que tras la aprobación de la reforma tributaria la incertidumbre no finalizará en el sector privado, dado que aún quedan pendientes por tramitarse la reforma a la Constitución y al mercado laboral.

-¿Ha tocado fondo la economía?

- No. Las estimaciones que tenemos y comparando este ciclo de desaceleración con los seis ciclos anteriores que hemos tenido desde 1990, uno ve que en el tercer trimestre estaríamos tocando piso. En el margen, tanto en consumo, inversión y actividad, uno ve que ya estamos en un punto plano y partir de este punto empezar a crecer. Por lo tanto, la discusión ya no es si estamos en un punto de inflexión o no, sino con qué fuerza vamos a salir de este proceso de desaceleración. ¿Será un rebote como ha sido tradicionalmente, o saldremos con un crecimiento más bajo?


- ¿Cuál es su apuesta en ese sentido?

- El escenario internacional irá de menos a más, con EEUU creciendo más rápido y China sin ser un riesgo para nuestro país. Tendremos más viento de cola, como ha pasado en todas las crisis previas. Pero no saldremos tan fuerte como en 2004, cuando salimos de la crisis asiática creciendo sobre 6%. Eso no va a pasar.

- ¿Qué factores impedirán ese rebote?

- Hay concordancia en el impacto positivo de las políticas de estabilización, como el gasto fiscal y la tasa de interés. Pero hay discrepancias sobre los indicadores de confianza. Había una expectativa de que una vez alcanzado el acuerdo por la reforma tributaria, las expectativas cambiarían, pero en agosto se deterioraron de manera importante. Lo que más se deteriora es la expectativa sobre la situación económica general del país. El gran tema de discusión es cuánto las expectativas van a afectar la recuperación y en qué grado se van a revertir esas expectativas. En la medida que las expectativas no cambian, hay un riesgo de que la recuperación sea moderada, entre 2,5% y 3%. 


- ¿Qué debiera pasar para que cambien las expectativas?

- Hay un elemento interno que no permite mejorar las expectativas: que la agenda económica estuvo muy centrada en la reforma tributaria, pero ahora se han abierto otros temas, principalmente en la reforma laboral.
En ese sentido, hay señales confusas. En el gobierno se debaten sobre si será una gran reforma o no. Esa confusión sobre la reforma laboral y esta demonización que hay del lucro son señales que generan incertidumbre. Hay todo un ambiente de incertidumbre porque no se sabe si el gobierno va a impulsar algunas reformas o no. Lo que debe ocurrir es ordenar la agenda económica. El discurso del gobierno ha ayudado mucho en el último mes en restituir confianzas y validar el rol del sector privado. Pero todas esas señales positivas se pierden con las otras señales. Mientras eso no decante, probablemente no veremos un cambio muy significativo en las expectativas.

- ¿A qué se refiere con ordenar la agenda? ¿Fijar bien el cronograma de la reforma laboral?

- Las postergaciones son malas porque los proyectos de inversión demoran 1 ó 2 años en desarrollarse. Entonces, a uno no le sirve que le digan que el próximo año se comienzan a discutir las reformas. Lo que hay que hacer es acotar las expectativas de lo que se puede hacer, en términos de que el gobierno ya recaudó 3% del PIB con la reforma tributaria y tiene una reforma educacional en marcha. Tiene que definir si eso es todo lo que se va hacer o se van a seguir haciendo cosas. Eso no está suficientemente claro.

- ¿Es partidario de enviar la reforma laboral este año, pero matizándola un poco?

- Si se plantea una reforma laboral ahora, lo más probable es que vamos a tener el mismo impacto que tuvo la reforma tributaria: que durante todo el tiempo que se discutió esta reforma, la confianza empresarial no va a mejorar y la inversión no va a repuntar. Y, probablemente, esa reforma será más difícil de consensuar que la tributaria, en la que rápidamente hubo consenso sobre los montos a recaudar. Esta reforma va a ser más compleja. Esa es una de las cosas que tendrá que definir el gobierno: si se embarca en una reforma laboral, tendrá que asumir los costos de que la economía no va a repuntar el próximo año.


- ¿Entonces es mejor no enviar la reforma?

- El gobierno ya tiene un gran logro con la reforma tributaria y necesita lograr una buena reforma educacional. En la medida que se controle la reforma laboral, va a generarse un mejor escenario para el crecimiento. En el caso contrario, el riesgo va a ser grande, incluso mayor que con la tributaria.

- ¿Más que la constitucional?

- En la medida que se reforma todo, obviamente se genera incertidumbre. Si se tocan los derechos de propiedad, eso obviamente impactará la inversión.

- ¿Qué se requiere entonces para repuntar la actividad? ¿Más guiños al sector privado?

- No. Yo creo que en la medida que hay reglas del juego claras, como las leyes laborales y ambientales, están todas las condiciones para que la economía repunte. Tenemos un mejor escenario internacional, con bajas tasas de interés, con un Presupuesto expansivo, y agendas de Energía y concesiones. Las condiciones están, el sector privado no necesita ningún cariño, sino menores ruidos. El problema es que no todo proviene del gobierno, sino de sectores cercanos al gobierno.

- ¿Cómo ve el rol del ministro de Hacienda en este sentido?

- Históricamente, el ministro de Hacienda marca el rumbo de la agenda económica. A él le tocó una primera parte que fue conseguir el dinero para el programa de gobierno. Lo logró y lo que tiene que hacer ahora es preocuparse de dar certidumbre respecto a las reglas del juego para que el sector privado retome la inversión. Él lo está haciendo bien en su discurso en términos de plantear con claridad de que el crecimiento es importante. Pero también tiene que cumplir un rol en relación a todo el ruido que se genera desde sectores cercanos al gobierno.

- ¿Sirven más recortes de tasa para impulsar la actividad?

- Si uno mira la tasa de interés real, descontándole la inflación, está en terreno negativo. Los únicos países donde la tasa de política monetaria es negativa es en los países en crisis o cerca de un default. Ese no es el caso de Chile. Con la inflación tan alta, ya no hay tanto espacio para seguir bajando tasas.

"El gobierno tiene muy poco espacio para un Presupuesto contracíclico"

- ¿Cómo debiera ser el Presupuesto 2015? Se habla de que será muy expansivo.
- El gobierno tiene muy poco espacio para hacer un Presupuesto contracíclico, porque tiene que cumplir con la regla del balance estructural y se puso una meta bien ambiciosa: que el 2018 el déficit estructural sea cero. Por lo tanto, si tienes un precio del cobre y el PIB de tendencia definido por dos comités y una meta de llegar a 0%, no hay tanto espacio para moverse.
- Hay quienes plantean que debiera postergarse la meta de balance estructural.
- El éxito de la economía chilena son las instituciones. El Banco Central tiene una meta de inflación de 3% que no puede olvidar. Entonces, si el Central no puede cambiar sus metas, lo mismo pasa con el Fisco. Si uno tiene una regla del superávit estructural y se comprometió a eso, se tiene que cumplir esa regla. Lo que se puede definir es básicamente la trayectoria. Podría tener un déficit mayor un año e ir recuperándose en los años posteriores. Pero hay que tener cuidado: la economía no está viviendo la situación de 2009, donde hubo un tremendo shock externo que justificó gastar parte importante de los fondos soberanos.
- Las condiciones externas son muy diferentes.
- Claro, tenemos un escenario externo que está mejorando, tenemos políticas monetarias bastante expansivas. Lo que tenemos es un tema más bien de confianzas que hay que revertir. Y eso no se va a revertir con más política fiscal.

Política monetaria y rol del Banco Central

- En el IPoM el Central dijo que el alza de las expectativas de inflación es un riesgo. Con el dólar en $ 600, ¿aumenta la probabilidad de ese escenario?
- Sí. Todos los indicadores de inflación se ubican muy por sobre 4%. No es que sea un conjunto de productos los que están generando las alzas. Hay una tendencia inflacionaria.
Lo segundo es que los salarios están creciendo a tasas muy altas y no hay ganancias de productividad en la economía. En el margen, la economía ha crecido menos que el empleo. Entonces, aumentan los salarios en torno a 7% sin ganancias de productividad, dan como resultado presiones de costos importantes para las empresas. Eso es lo que vemos hoy y, por lo tanto, no es sólo un tema de tipo de cambio, sino de presiones inflacionarias de costos que produce que no haya espacio para seguir bajando las tasas.
- ¿Debiera mantenerse la tasa en 3,25% a diciembre?
- Sí. De hecho, las tasas de interés del mercado comenzaron a subir las últimas semanas, en todos los plazos. Entonces, el mercado ya está internalizando un escenario en que ya no habría más espacio para bajar las tasas. En el margen, hay espacio para un recorte más de tasa, pero ya es debatible. Las tasas swap a tres meses están en 3,15%, lo que muestra un mercado dividido.

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