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Schulin-Zeuthen: “La ideología generó una disociación entre lo que quiere la gente y lo que quiere el gobierno”

Segismundo Schulin-Zeuthen enfatiza que existe la voluntad del empresariado por retomar el crecimiento. El problema estaría en que la ideología de facciones del gobierno no permite realizarlo.

Por: Jimena Catrón Silo | Publicado: Lunes 7 de marzo de 2016 a las 04:00 hrs.
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U na de las características que en el sector privado se destaca de Segismundo Schulin-Zeuthen, es lo ponderado de su juicio. Un atributo que no le quita fuerza a la hora de exponer su visión sobre el actual momento político del país. El presidente de la Asociación de Bancos -y uno de los nombres más reconocidos en el mundo empresarial- tampoco tiene problemas para demostrar su disposición de participar en el esfuerzo por reactivar la economía del país. Eso sí, con las reglas del juego claras.

- ¿Cómo cree que se encuentra Chile actualmente?

- Yo lo veo complicado, no sólo en el corto plazo, sino que también en el mediano plazo, porque estamos en una situación internacional que es difícil.

- ¿Es ése el único problema?

- No, porque sin perjuicio de lo anterior, diría que no estamos haciendo nada para que, dentro de ese escenario el país pueda crecer, de tal manera de alcanzar la tasa de crecimiento potencial, que no es entre el 1,5% y 2%, sino que en este escenario debiera ser en torno al 3% y 4%.

- ¿Por qué no se da ese crecimiento?

- Ahí nos encontramos frente a un problema de confianzas y una improvisación de proyectos de ley que no hemos visto antes, y en todos los proyectos.

- ¿Cómo?

- No es sólo un proyecto en el que se diga que se está improvisando; en muchos casos, se parte mal, de un error de diagnóstico. Además, hay cosas que son incomprensibles, se da por hecho el crecimiento, pero ahora el gobierno se empieza a preocupar por el crecimiento; uno no entiende las incongruencias.

- ¿Y hay más, por ejemplo?

- Como que si se quiere aumentar la productividad en definitiva, y generar mayor confianza en el sector privado y de inversionistas, uno está discutiendo una ley laboral que es totalmente contraria a aumentar la productividad. Uno queda un poco perplejo, porque claramente el factor trabajo en la productividad es fundamental. Pero esta ley laboral va contra todo eso.

Hay reformas que nosotros estamos de acuerdo que hay que hacer, pero que hay que hacerlas bien. Por ejemplo, la de educación, es algo necesario y por eso no se discutió cómo se iban a aumentar los impuestos, el problema es cómo se iba a implementar y todas las situaciones que ya ocurrieron.

- ¿Y la laboral?

- Para nosotros es importante que se discuta una ley laboral, que se preocupe del mundo que vivimos de ahora hacia adelante, pero no de lo pasado hace 30 ó 40 años, porque en definitiva se está haciendo una reforma sindical.

No se están incluyendo más mujeres en el mercado laboral, ni jóvenes o tercera edad, ni tampoco flexibilidad laboral, o trabajo a distancia, cuando la tecnología está avanzando a pasos agigantados.

Pero nosotros seguimos pensando en una fábrica textil de hace 40 años. Y los jóvenes hoy sólo quieren libertad, pero para poder tener algún beneficio van a tener que estar sindicalizados. Esa sensibilidad de las nuevas generaciones no se tiene.

El desafío de aumentar la productividad

- Una de las cosas que se criticó de la entrevista de la presidenta Bachelet, en radio Agricultura, era cómo podía esperar que hubiese mayor unidad público-privada, pero que por otro lado apoyara la huelga sin reemplazo.

- Es que eso es una incongruencia. Porque, en definitiva, en todo el tema de la productividad, estamos bien en los diagnósticos. Entonces, no necesitamos más diagnósticos, lo que necesitamos es acción.

- ¿Por dónde debiera ir esa acción?

- Que tengamos una alianza público-privada, pero que sea ejecutiva, que no sea para seguir discutiendo diagnósticos, sino que vea los costos beneficios de ciertas medidas y cuáles son los pre requisitos para que, finalmente, avancemos. Si seguimos con los diagnósticos, no vamos para ningún lado. Y que las leyes vayan en ese sentido. Insisto, la ley laboral va en contra de todo lo que es productividad.

Hay que pensar que la productividad no es sólo una cosa que beneficie a los empresarios, sino que es algo que nos beneficia a todos.

- Pero, en general, la productividad no se asocia a beneficios sociales o para los trabajadores, sino más bien para los empresarios.

- Sí, creo que tiene razón, pero lo que nos falta es explicar, explicar que la productividad se traduce en mejores empleos, mejores beneficios, en fin…Y sobre el tema del empleo, hay que tener harto cuidado, las cifras muestran crecimiento, pero veamos los empleos que se están creando, son bien precarios, algunos no tienen previsión. Y eso es un problema a futuro, porque va a haber un problema fuerte en pensiones.

- Siendo concretos, ¿cuáles son los espacios de avance que identifica?

- De nuevo, en esto ya hay que pasar de diagnósticos a la acción, y de nuevo, una real alianza público privada para definir, por ejemplo, de una lista de 50 prioridades, ver cuáles son las más urgentes, sus costos y beneficios.

Para dar otro ejemplo, se habla mucho del problema de la infraestructura. Yo creo que nadie discute que la construcción, dado todos los servicios que requiere, mueve enormemente la economía. Pero hay un tema no resuelto respecto de cuál es el rol del sector privado. Y por esa indefinición, hay cosas que no se hacen.

- ¿Cómo cuáles?

- Está todo el tema de los hospitales, que es algo que realmente le preocupa a la gente. Entonces, lo que yo no entiendo es la disociación entre lo que quiere la gente y lo que quiere el gobierno. A la gente le preocupa la salud, el empleo, y la seguridad, y ése es un tema mayor, porque no es sólo los asaltos, la Araucanía, las estafas, etc. Y todo esto genera una sensación de inseguridad enorme, y eso pareciera no importar. Entonces, que el gobierno tenga una aprobación de 20% no es sorpresa. Está totalmente disociado de lo que le importa a la gente.

- ¿Pero por qué ocurre esto?

- Porque hay un tema ideológico. Por ejemplo, se está discutiendo en estos momentos garantía Corfo por el lucro en los colegios, para que la banca compre los activos fijos, con garantía del Estado.

Pero por qué el Estado va a destinar recursos cuando los activos ya están, cuando en verdad hay otras necesidades. Claro, para los bancos es bueno porque va a ser un negocio, pero hay que mirar más allá de las ganancias de corto plazo, y ver que la asignación de recursos tiene que ser distinta. La ideología generó una disociación entre lo que quiere la gente y lo que quiere el gobierno.

Cambiar la matriz productiva

- ¿Cuál cree que es el tema fundamental que aún no ha sido tratado?

- Acá hay temas a futuro, que estamos botando. Claramente, vamos a tener que cambiar la matriz productiva, ya el ciclo de los minerales terminó, entonces un énfasis, que ha dado la autoridad, a la agricultura, “que la va a llevar”.

Pero para eso se requiere una estructura de riego enorme, porque en definitiva, con el cambio climático, ya hay zonas en que si antes no se necesitaba regadío, ahora va a ser indispensable. También la situación de lo que ocurre en el norte; cómo no vamos a ser capaces de embalsar esa agua y aprovechar esa agua para el desarrollo de primores por ejemplo. Eso no hace sentido y preocupa. Ahora, si hubiera una real alianza público privada, y se necesita levantar recursos, en eso no vamos a tener problemas.

- ¿Pero esas instancias de colaboración se dan? Porque si están las voluntades, no debiera haber problemas.

- Es que son muy pocos espacios de colaboración, porque además, ahora, con la reforma constitucional, no se sabe qué va a pasar con el derecho de propiedad.

¿Uno se va a meter en obras de regadío importantes, si están en duda los derechos de propiedad? Difícil invertir entonces. Y es fundamental aclararlo, porque o si no, vamos a seguir estancados. 

 

¿Y el segundo tiempo? "Tiendo a ser optimista"

 

- Cuando llegó el ministro Valdés se pensaba que iba a ser una especie de puente con el sector privado, pero parece que no fue así.


- El ministro hace todo lo que puede, pero tiene que luchar contra demasiadas fuerzas en el gobierno y parlamento, que le dificultan bastante la labor. Si uno se fija, en el tiempo que lleva, parte importante de su energía ha tenido que destinarla a enderezar proyectos que venían mal.


- Pero también hay temas macro que son de preocupación transversal.


- Él se da perfectamente cuenta de que al ritmo que vamos con el déficit fiscal, vamos a tener problemas, porque esto no se ve que, en el corto o mediano plazo se pueda revertir. Y esto es igual que en las familias, si veo que me falta para llegar a fin de mes, me endeudo o vendo algo. Pero no puedo pasar en esto constantemente. Por eso es que la señal (del recorte) es importante, de decir cuidado, tratemos de gastar un poco menos. Claro, algunos podrán decir que US$ 500 millones es poco, pero lo importante es la señal.


- Entonces, ¿ahora es más optimista?


- Creo que en el corto plazo no va a haber milagros. Los brotes verdes no pasaron. Pero si establecemos formas de enfrentar estos temas, cambia el ánimo, y eso es muy importante, ya que comienzan las inversiones. Las cosas no cambiarán inmediatamente, pero si ya se tiene una línea, al menos ya sabemos hacia dónde vamos y se reduce la incertidumbre.


- Pero ¿ve que de verdad los empresarios están dispuestos a poner de su parte para reactivar?


- El empresario, por definición, toma riesgos. Nunca van a tener todas las variables bajo control, porque cuando emprendo, tengo oportunidades y riesgos. Trato de minimizar estos últimos, y para eso necesito saber cuáles son las reglas del juego.


- Ok, pero siendo bien realista, ¿cree que de verdad va a haber un cambio positivo en lo que queda de gobierno?


- Yo creo que sí. Tiendo a ser optimista, pero no vamos a pasar de crecer 1,5% al 3,5%, pero al menos sí restablecer el camino al crecimiento.

 

 

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