Frente al arancel de 50% al cobre anunciado por el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, desde el Banco Central de Chile no se apresuran en sacar conclusiones.
“Es algo que nosotros no hemos analizado todavía en la profundidad que se requiere”, dijo el consejero del ente autónomo, Claudio Soto, este miércoles en un encuentro organizado por Council of the Americas (COA). “Tampoco conocemos los detalles. No se sabe bien si va a ser al concentrado, si va a ser al cobre refinado o cuánto se va a aplicar, si va a haber algún tipo de excepción. No tenemos ni idea de eso”, agregó el economista. E insistió en que “todo esto es noticia en desarrollo”.
“Estamos en un mundo incierto”, opinó Soto, y agregó que hay “poca claridad sobre las reglas del juego”.
“Hasta no tener mayores antecedentes, va a ser difícil evaluar cuáles son las implicancias”, insistió.
“Lo único que puedo decir es que nosotros exportamos refinado hacia Estados Unidos, no concentrado. El concentrado se va hacia China”, explicó Soto, y aseguró que aproximadamente entre un 6% y 10% de la producción del metal rojo total va a EEUU. “Es relevante, ciertamente, pero no es el principal demandante”, afirmó.
Pero subrayó que, en el caso del cobre refinado, cerca de un tercio de su producción se exporta a la mayor economía del mundo.
“Ahora, no hay sustituto del cobre por ahora, y Estados Unidos no produce cobre. Entonces, esto va a significar que Estados Unidos compra más caro”, sumó Soto.
La visión del mercado
El anuncio de Trump levantó las alarmas en la economía chilena debido a la importancia que tiene el metal rojo en la macro local. Pero -de momento- desde el mercado ponen paños fríos.
“El impacto para la actividad local parece acotado. Chile destina solo un 10% de sus exportaciones a Estados Unidos, muy por debajo del 50% que se dirige a China”, dijo el economista de Inversiones Security, Eduardo Salas.
“Además, Estados Unidos produce internamente cerca de la mitad del cobre que consume, lo que hace poco probable una reducción de demanda lo suficientemente significativa como para afectar a corto plazo”, agregó el analista.
El economista senior de Bci Estudios, Antonio Moncado, expuso que en términos de actividad el cobre tiene una demanda más inelástica que otros bienes, y considerando un contexto benigno para la demanda tras la mayor intensidad de uso por parte de la inteligencia artificial (IA), electromovilidad y armamento, ve que estos fundamentos persistirían en el mediano plazo.
En el caso de los precios, el economista jefe de Fynsa, Nathan Pincheira, ve dos efectos: “En el corto plazo, alza de precios considerando demanda especulativa, asumiendo además que en el corto plazo la oferta está fija. Aquello, sin otros factores moviéndose, debiese apreciar el tipo de cambio”.
“Para el largo plazo, depende del nivel de reemplazo que pueda hacer la industria norteamericana. Si asumimos que es parcial, por lo tanto finalmente se termina demandando menos cobre, esas alzas especulativas retrocedieron, disminuyendo su cotización y depreciando al peso”, agregó.