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Las claves para entender el triunfo de Boric

El abanderado de Apruebo Dignidad se convierte en Presidente electo con una diferencia de once puntos sobre el candidato del Partido Republicano, José Antonio Kast.

Por: Rocio Montes | Publicado: Lunes 20 de diciembre de 2021 a las 04:00 hrs.
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Fotos: Agencia Uno
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Rocio Montes

Un triunfo muy holgado

Gabriel Boric se impuso a José Antonio Kast por un margen muy holgado, tal como lo mostraron los sondeos de distintas encuestadoras que no podían hacerse públicos por la veda de estudios de opinión, pero que hablaban de ventajas en torno a 10 puntos. No fue voto a voto ni estrecho: el diputado de 35 años –se convertirá en el Presidente más joven de la historia republicana en Chile– alcanzó 55,87%, con 4.614.469 votos, contra el 44,13% de Kast, que movilizó a 3.645.303 votantes.

Nunca antes desde 1990 a la fecha, un presidente había sido elegido con tal cantidad de votación. El único que se le acerca es Eduardo Frei, que en 1994 obtuvo 4.040.497 respaldos.

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Si en primera vuelta obtuvo dos puntos menos que el candidato republicano –un 27,9% contra un 25,8%–, en este balotaje logró una reversión de resultados que no se había dado hasta ahora en Chile, donde desde 1999 se queda con la presidencia quien gana en primera vuelta.

Boric con su amplio triunfo demostró que fue muy exitoso el trabajo que desplegó para capturar a los sectores moderados, donde varios de los líderes de la extinta Concertación expresaron su apoyo –Ricardo Lagos, Michelle Bachelet­–, y que su campaña en favor de los cambios logró superar las deficiencias de la primera vuelta, débil en aspectos como la seguridad pública, la migración irregular y la economía.

Esta distancia abultada por sobre Kast abre la puerta a la tentación de volver al plan original de Gobierno, en la línea con el discurso de cierre de campaña de Boric, donde prometió “ir paso a paso”, pero habló de que las 40 horas serían una realidad.

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Un discurso con altas expectativas

La gente salió en masa a las calles, sobre todo en Santiago, donde miles de personas llegaron hasta el escenario montado temprano en Alameda con Santa Rosa. Por el nivel de masividad, la jornada de anoche solo pudo compararse a la elección de Patricio Aylwin en diciembre de 1989.

En sus primeras palabras como presidente electo, Boric hizo un discurso solo en el escenario y luego, al finalizar, invitó a subir a la jefa de campaña Izkia Siches y a su familia, pero no estuvo con dirigentes de Apruebo Dignidad, ni del Frente Amplio ni del PC.

Fue un discurso que incluyó diversos temas y grupos –niños, mujeres, disidencias sexuales, los votantes por Kast, las personas mayores, entre muchos otros– y que estuvo marcado por las altas expectativas en diferentes ámbitos, en línea con la alta votación que, como reconoció, estuvo por sobre lo esperado.

En diversos pasajes del discurso de media hora hizo mención a la necesidad de ir “paso a paso”, de la “responsabilidad”, de gradualidad (“no se puede hacer todo al mismo tiempo”) y de la necesidad de cuidar las instituciones democráticas, pero en paralelo entregó señales en torno a asuntos que siguen siendo polémicos. Habló, por ejemplo, del fin de las AFP, aunque en el debate no había sido tajante respecto del asunto y había dejado abierta la puerta a cierto diálogo. Cuando se lo señalaron desde el público, hizo un gesto a los llamados presos del estallido.

Boric realizó guiños a otros sectores de la oposición, pero sin especificar (la llamó “la familia grande”), mientras dedicó solo algunos espacios a resaltar los problemas a los que deberá hacer frente su Gobierno. La situación del Parlamento, donde no tiene mayoría, la calificó como una oportunidad de dialogar.

El discurso de la derrota

En su intervención de anoche desde su comando de avenida Presidente Errázuriz, en Las Condes, Kast no apareció con los principales dirigentes de los partidos oficialistas, salvo los más cercanos –los diputados de Renovación Nacional Diego Schalper y Francisco Eguiguren– y los que le colaboraron en la campaña, como Evelyn Matthei. Kast habló de la confluencia entre las formaciones de la derecha en la segunda vuelta: “Esta unidad en torno a ciertos principios, es algo que se tiene que mantener en el tiempo”, dijo el abogado de 55 años.

“Tenemos que superar nuestras diferencias y, en las legítimas diferencias, mantener la razón por sobre la pasión”, aseguró en un evidente guiño de confluencia con el resto de los partidos de la coalición de Gobierno, a la que no pertenece.

“Nuestro compromiso no es pasajero”, les aseguró a sus partidarios, cuando sus 3.645.303 votantes lo instalan como uno de los principales líderes del sector, aunque no resulta evidente que la derecha liberal vaya a abrirle paso fácilmente.

Luego de este domingo, comienza en la derecha una nueva guerra intestina por la supremacía de sus diferentes fracciones y liderazgos.

Aumenta la participación

La participación superó con creces las expectativas: votaron 8.362.108 electores, con lo que se llegó a 55,63% de participación, la más alta desde la puesta en marcha del sistema voluntario en 2012. Este factor explica en parte el triunfo de Boric –posiblemente empujado por los jóvenes–, que alcanzó una rotunda victoria en Santiago y logró capturar a parte del electorado de Parisi.

En la elección de primera vuelta el 21 de noviembre votaron 7.114.800, según el Servel, lo que equivale a un 47,3% del padrón. Por lo tanto, hubo 1.247.303 electores más, que definieron la elección. La cifra cuadriplicó la del balotaje de 2017, cuando participaron 300.000 personas que no habían votado en la primera vuelta. En esa ocasión, el propio Piñera logró 1.378.039 votos de diferencia entre ambas elecciones, lo que fue superado ampliamente por Boric. En esta presidencial, Boric pasó de 1.814.777 a 4.619.222 respaldos, mientras que Kast, de 1.961.387 a 3.645.303, más que lo que obtuvo el propio Piñera la primera vez que llegó a La Moneda.

El llamado con el presidente

No resultaba nada evidente que Gabriel Boric estuviera dispuesto a cumplir la tradición del llamado telefónico entre el presidente electo y el presidente en ejercicio.

Lo deslizó temprano en Twitter Benjamín Salas, cercano a Piñera. “Creo que, gane quien gane, se debe mantener la tradición de un llamado público entre el presidente de la República y el presidente electo. Y, al día siguiente, un desayuno o reunión de trabajo. Los símbolos republicanos también son valores democráticos”, aseguró. Poco después, fue el vocero Jaime Bellolio el que reveló a la prensa que había un nudo sobre el asunto en las negociaciones con el equipo de Boric, que luego aceptó el llamado público del presidente, en una conversación que fue amable. Salvo al final, cuando Piñera le aseguró en broma que debía sacarse una foto al entrar y salir de La Moneda y el presidente electo le contestó: “Ojalá que nosotros lo hagamos mejor”.

El Partido Socialista y la familia grande

Boric hizo gestos a la centroizquierda, aunque sin nombrar explícitamente a ningún partido. “Sé que la historia no parte con nosotros. Me siento heredero de una larga trayectoria histórica, la de quienes, desde diferentes posiciones, han buscado incansablemente la justicia social, la ampliación de la democracia, la defensa de los DDHH, la protección de las libertades. Ésta es mi familia grande, a la que me gustaría ver de nuevo reunida en esta etapa que ahora iniciamos”, dijo el presidente electo en su discurso. Minutos antes se reunió con los presidentes de los partidos de Apruebo Dignidad, en un encuentro privado a los que sumó a los líderes de Nuevo Pacto Social: el timonel del PS Álvaro Elizalde y las presidentas de la DC, Carmen Frei y del PPD Natalia Piergentili.En los próximos días, una de las principales tensiones se producirá en el Partido Socialista, una formación que Boric busca sumar, aunque no toda la colectividad piensa que estratégicamente sería lo correcto.

¿Y el nombramiento del gabinete?

Uno de los asuntos que marcaron la discusión pública antes de la segunda vuelta presidencial fue el momento en que el presidente electo nombraría a sus principales autoridades, sobre todo a quien lidere el Ministerio de Hacienda.

Aunque no se trata de una tradición en Chile, donde generalmente se nombra el equipo ministerial durante enero, dada la polarización de las posiciones de los candidatos se esperaba que este hecho pudiera adelantarse, como algunos presidentes lo han hecho en otros países para calmar el mercado.

En el caso de Boric, todavía sigue siendo una incógnita el nombre de quien llegará a Teatinos 120 o una cartera tan delicada para su Gobierno, como lo será Interior. Es diferente a lo que ha ocurrido en otras administraciones, al menos desde el Gobierno de Ricardo Lagos, donde los responsables de las cuentas fiscales se conocen incluso antes de ser nombrados oficialmente.

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