Sebastián García, vocero área económica de candidatura de Gonzalo Winter: “Queremos al Estado como director técnico, no jugando en cada una de las posiciones de la cancha”
El vocero en temas económicos de la candidatura de Gonzalo Winter (FA) explicó los ejes centrales del programa, donde destaca la importancia de diversificar la matriz productiva, planteando como principal riesgo externo a la incertidumbre global.
Sebastián García está cursando hoy un doctorado en la Escuela de Economía de París, pero su cercanía con el candidato presidencial del Frente Amplio, Gonzalo Winter, lo llevó a aceptar integrar el comando y ser el vocero en materias económicas. Se conocen desde 2013, de la época universitaria en la FECH y, de hecho, fue jefe de campaña para la primera elección al Congreso de Winter -“la infame campaña del 1%”, según recuerda- y afirma que se tienen mucha confianza y admiración. Y sus palabras lo develan: “Es bien impresionante el político en el cual se ha convertido en estos siete años”, dice, al tiempo que considera “natural que él sea el candidato presidencial del FA”.
García, quien fue ayudante del influyente economista francés Thomas Piketty, inauguró los capítulos dedicados a las primarias del podcast Contrafactual, conducido por el economista Jorge Fantuzzi, y transmitido por www.df.cl.
En este marco, profundizó en los ejes programáticos de la candidatura, con foco en pensar el rumbo de Chile, y en su visión sobre el tema tributario.
“Chile requiere de una estrategia nacional de desarrollo, porque en el fondo el desafío es doble: no todo el crecimiento es desarrollo económico, pero no hay desarrollo económico sin crecimiento”.
- ¿Cuáles diría que son los principales lineamientos económicos del programa de Gonzalo Winter?
- Una primera cuestión fundamental a destacar es la idea de la necesidad de que Chile tiene que establecer una estrategia nacional de desarrollo, fijar un rumbo.
Esto no es nuevo. Si uno revisa los programas presidenciales de los sectores progresistas o de centroizquierda o de centro de los últimos años, partiendo por Bachelet I hasta el de Yasna Provoste, en general uno encuentra esta idea de que es necesario diversificar la matriz productiva, que es necesario no solamente evaluar qué producimos, sino cómo lo hacemos.
Y lo que hace a este programa particular y diferente al resto, es que esto se presenta como prioritario. Chile requiere de una estrategia nacional de desarrollo, porque en el fondo el desafío es doble: no todo el crecimiento es desarrollo económico, pero no hay desarrollo económico sin crecimiento.
Es el momento en el cual revisamos estas ideas, entendemos la coyuntura actual, un mundo tremendamente más inestable de lo que era hace 10 años, por eso necesitamos, plantearnos una estrategia nacional de desarrollo y se requiere en serio, no solamente a punta de voluntad política, sino que se requiere asignar recursos a esta tarea y muchísimo diálogo. Si no hacemos esto hoy, en 15 años más, 20 años más, vamos a seguir teniendo la misma discusión, que estamos estancados, que la productividad no aumenta.
- Entonces, hay un primer diagnóstico respecto de una necesidad de crecer, tal vez eso es algo novedoso en el sector y un diagnóstico de la necesidad de políticas de desarrollo productivo, de diversificación de la matriz productiva para lograr ese crecimiento…
- Exactamente. Y yo entiendo que para algunos o, tal vez, para el público más general, el crecimiento no es un elemento que uno puede identificar como transversal en la historia política de nuestro sector. La historia que ha vivido este sector político ha sido de muchas urgencias, muy específicas, muy particulares, distintas o alejadas del crecimiento, pero no es algo que estemos recién estudiando. Nuestro sector tiene economistas, tiene empresarios, y es un problema que nosotros -creo hay consenso en la coalición- de que esto es importante y fundamental; no estamos recién abriendo el libro de texto de macroeconomía. Son ideas que llevamos masticando hace un buen tiempo. Lo que sí es nuevo es la relevancia, la centralidad.
- ¿Qué metas de crecimiento se han fijado?
- Hoy más que nunca la inestabilidad global es una amenaza bien particular y específica, es difícil hacer proyecciones considerando lo impredecible que está el mundo, pero hay un elemento que se repite respecto a la economía chilena, especialmente en estos últimos cuatro años y es que, en general, Chile crece más de lo que se espera.
- ¿Y lo hará el próximo período presidencial?
- Tengo la impresión de que eso va a seguir repitiéndose y que Chile, muy probablemente, al menos los primeros años crecerá en torno al 3%, si no más. El desafío que nos proponemos no es solo respecto de cuánto crecemos en el primer, segundo, tercer y cuarto año de gobierno. Nosotros creemos que es fundamental generar una estrategia nacional de desarrollo para afectar el PIB potencial, es decir, la capacidad productiva del país y ahí hay que apuntar, muy por sobre el 3% o 4%. Ese es el objetivo y ese es el desafío que no solamente nos proponemos en el programa de gobierno, sino que le proponemos a Chile. La Estrategia Nacional de Desarrollo tiene que ser acuerdo amplio y creo que, en general, hay un diagnóstico más o menos claro de que no se trata solamente de cuánto producimos, sino que también se trata de qué producimos y, sobre todo, de cómo.
- ¿Cuáles son las políticas de desarrollo productivo que quieren proponer?
- La Estrategia Nacional de Desarrollo tiene un componente de política industrial y sé que ese es un concepto que, a veces, genera mucho resquemor. Pero lo que tenemos en la cabeza es una política industrial moderna, del siglo XXI. Haciendo una metáfora futbolística, nosotros queremos al Estado como director técnico, no queremos al Estado jugando en cada una de las posiciones de la cancha.
- Pero en la misma línea de la metáfora, de nuevo caben muchas cosas. En el lenguaje del BID, pueden ser temas de política industrial horizontales, tipo incentivo a la innovación; o más verticales, política de clusters e, incluso, siendo más o menos impreciso con el concepto, lo que está haciendo Trump en Estados Unidos con los aranceles también es política industrial.
- Lo primero, déjeme insistir, porque a veces uno lo asume como de perogrullo: una estrategia nacional de desarrollo requiere de mucho diálogo. Esto no lo decimos simplemente para la galería, sino que se requiere sentarse a conversar, sea de forma sectorial o de la forma que sea, para precisamente fijar un rumbo de forma colectiva, porque si esto lo vamos a cambiar en tres años, no funciona. Lo segundo es que ese diálogo debe ir dando esas delimitaciones. Lo que nosotros proponemos es una mezcla de estas dos cosas.
Muchas veces los cuellos de botella no se pueden abordar desde una política industrial vertical. Hay veces que el problema es uno de cómo se evalúa el riesgo de la adopción de una nueva tecnología. Eso necesita una política industrial horizontal, o sea, hay que generar algún tipo de institucionalidad pública que pueda ayudar a los bancos a hacer bien esa asignación de riesgo.
- Existe la Corfo, también Start-Up Chile, una política horizontal…
- Exacto. Déjame dar otro ejemplo: la estrategia nacional del litio. Es una decisión de política industrial vertical: elige un sector específico y el Estado entra en la cuestión productiva y lo hace precisamente porque en Chile ha habido infraestructura pública institucional de este tipo, con la experiencia acumulada de Corfo, hay gente que sabe en Chile cómo hacer estas cosas y en los próximos 10 años deberíamos duplicar la producción.
Que el Estado puede entregarle estabilidad y predictibilidad a un sector productivo y a la industria aledaña, es algo que estamos viendo concretamente. Ahora, si uno dice mira el sector forestal, por ejemplo, no soy experto forestal, entonces alguien podrá corregirme, pero tengo la impresión de que el Estado no tiene por qué entrar como productor.
Aquí hay un tema de cómo se hace la asignación de crédito más eficiente que precisamente los bancos puedan evaluar bien, el riesgo de la adopción tecnológica. En ese sentido, el proyecto de ley que acaba de pasar la Cámara de Diputados que crea la Afide, que es una suerte del Banco Nacional de Desarrollo, ha sido fruto de un diálogo muy interesante entre los agentes productores de todos los tamaños y el Estado.
-Ustedes proponen avanzar en identificar más sectores estratégicos para que el Estado los potencia. ¿En algunos casos va a ser una participación más activa, en otros casos va a ser un eje más de coordinación?
- Es tal vez ir un paso más allá. Que en Chile quede instalada una infraestructura institucional que nos permite hacer este ejercicio de forma ordenada y armónica en el tiempo, porque también hay elementos dentro de la Estrategia Nacional de Desarrollo que tiene que ver precisamente con prever o identificar cuáles son las principales amenazas de la economía en general y de los distintos sectores.
“Los más ricos no están pagando los impuestos que les corresponden”
- En materia de impuestos, ¿hacia dónde apuntan con su propuesta?
- Este es un tema que requiere de preocupación política a nivel de Estado, porque -al igual que con una estrategia nacional de desarrollo- un pacto fiscal no se puede cambiar cada tres años, porque en el fondo es contraproducente. Es muy importante que todos los sectores políticos entendamos que la institucionalidad económica de Chile es de punta, un lujo realmente y, en el fondo, le hacemos daño cuando tratamos estos temas como simplemente por unos votos más, unos votos menos. Estas cosas requieren que las tratemos con muchísima responsabilidad y equidad. Con esos dos pilares sobre la mesa nosotros decimos: lo que requiere Chile es aumentar con cuidado su carga tributaria, precisamente atendiendo que en la población existe la percepción de que aquí la cosa no se está repartiendo de forma justa. Los más ricos en Chile no están pagando los impuestos que les corresponden.
- ¿Qué significa aumentarlo con cuidado?
- Si uno mira la métrica que se ha usado varias veces en el último tiempo, que en el fondo era la carga tributaria de los países de la OCDE cuando tenían a nivel de desarrollo de Chile, todavía estamos un poquitito abajo de esa cifra. Chile podría aumentar su carga tributaria. Pero eso digo con cuidado, porque no hay que llegar y lanzarse y decir una reforma tributaria de cinco puntos del PIB, eso es un disparate, porque en el fondo hay que cuidar la capacidad productiva de Chile, hay que cuidar en el fondo los incentivos a la inversión. Pero de que se puede aumentar la carga tributaria, se puede. Especialmente, que los ricos paguen más impuestos. Ese es el fondo. No se trata simplemente de cargarle la mano a los ricos, pero para que un pacto fiscal sea justo y sea percibido como justo, cada uno tiene que ponerse en la medida de lo que tiene y de lo que gana. Y en Chile los más ricos, especialmente el 1%, no están pagando lo que deberían. Se trata simplemente de que los que más tienen se pongan con lo que tienen que ponerse y con eso recuperar espacio fiscal. Hoy estamos en una situación que no es para nada crítica. Pero lo cierto es que estamos muy cerca de ese límite de 45% de la deuda, que me parece razonable. Pero si hoy nos pega una crisis fuerte, no tenemos mucho espacio para cuidar a precisamente los sectores de la población que están más vulnerables, o sea los más jóvenes entre 18 y 25 años.
-¿Se nos pueden venir shocks desde la perspectiva de la incertidumbre?
- Esa es nuestra principal amenaza, la inestabilidad global de hoy. Me preocupa la idea de bajar impuestos, porque entonces ¿cómo ganamos espacio fiscal?