Christoph Schiess y su familia están embarcados en lo que el presidente de Empresas Transoceánica califica como el tercer desafío del Teatro del Lago.
En el marco de la tercera conferencia de Filantropía, organizada por el Centro de Filantropía e Inversiones Sociales de la U.Adolfo Ibáñez, la Asociación de Empresas Familiares (AEF) y UBS, el empresario explicó que tras consolidar este proyecto cultural y educativo, que su padre concibió como un aporte social para retribuir a la región, ahora buscan asegurar su sustentabilidad.
El empresario que también integra la AEF precisó que están fortaleciendo el gobierno corporativo de la fundación de la que depende el teatro para incluir a otras familias empresarias y empresas.
A partir de su experiencia con la filantropía, Schiess analiza el momento actual, los desafíos y las tareas pendientes que hay en Chile en esta materia. Una de sus conclusiones es que en todo nivel hay mucho espacio para avanzar y corregir
-El rol de las empresas familiares en torno a las donaciones ¿es más o menos relevante que el de las corporaciones?
-Creo que las empresas familiares tienen mayor libertad a la hora de resolver qué hacer con el patrimonio, especialmente para proyectos filantrópicos. En una empresa abierta en bolsa, cualquier decisión debería considerar a todos los accionistas, por lo cual generalmente se enfoca más a la responsabilidad social empresarial (RSE) que a proyectos filantrópicos.
Considero que la diferencia entre la RSE y la filantropía, tiene que ver con que la primera está más ligada al negocio de la empresa, mientras que la segunda va más en un plano valórico y de contribución a la sociedad.
-¿Cuánto han incidido las segundas o terceras generaciones de familias empresarias en este ámbito?
-En Chile el nivel o penetración de la filantropía todavía es bastante bajo, si uno lo compara especialmente con Estados Unidos. Mirando ese modelo, uno ve que los empresarios donan muy frecuentemente una parte importante de su patrimonio a una fundación y les traspasan a los herederos un porcentaje menor.
En Europa, la filantropía es distinta, porque el Estado es mucho más fuerte en proveer servicios sociales, educacionales y culturales.
-¿Se ve un cambio en el interés por donar o una variación en el tipo de filantropía que hacen estas empresas?
-Chile tiene todavía que definir su modelo de filantropía. Para incentivarlo es necesario mejorar la Ley de Donaciones, que hoy en nuestro país es muy complicada. Existe una iniciativa de una ley única de donaciones para Chile, que está durmiendo en el Congreso.
En Chile ha ido cambiando el tipo de filantropía de acuerdo a cómo se ha ido desarrollando el país, y menores índices de pobreza.
Según el estudio de 2016 de Filantropía Nacional, elaborado por el centro de Filantropía e Inversiones Sociales de la Universidad Adolfo Ibáñez, el empresariado chileno actualmente destina sus aportes a diversas áreas, donde ocupa el primer lugar la educación con el 28,6% y en segundo plano la cultura con el 15,7%. Cuándo un país en desarrollo comienza a satisfacer sus necesidades básicas, las donaciones van cambiando a proyectos para mejorar y complementar la calidad de vida.
Un ejemplo de esto, es la creación del Ministerio de Cultura, algo que antiguamente era impensado. Parte de la calidad de vida es la cultura, porque te llena el alma y te hace una persona más integral.
Un modelo que subsista
-¿Cuál es el caso de su empresa familiar? ¿Se observa un cambio en la tendencia de lo que ha sido su involucramiento en inversión social?
-En nuestra familia el mayor ejemplo de filantropía es el Teatro del Lago. Este, no sólo es un escenario de primer nivel y referente latinoamericano para grandes espectáculos, sino que alberga una importante organización con fines sociales y educativos. Se ha convertido en un potente modelo de inclusión a través de excelencia en educación creativa de música y danza. Actualmente, 20.000 estudiantes al año participan gratuitamente de las diversas expresiones artísticas y de integración, participando en un variado conjunto de programas educativos.
Teatro del Lago ha pasado por diferentes etapas. Primero, estuvo la visión de esta iniciativa, la cual fue ideada en gran parte por mi padre Guillermo Schiess. Quedó en manos de la segunda generación (nosotros) para iniciar y concluir la construcción de esta obra, y luego pasar a la implementación y operación del teatro, con su actividad artística y educacional.
Nuestra familia dio inicio, y ha participado activamente en el desarrollo del proyecto Teatro del Lago, y lo seguiremos apoyando en los años futuros. No obstante, tenemos un acuerdo familiar, de profesionalizar el gobierno corporativo, buscar sostenibilidad y potenciar lo hecho, invitando a socios y alianzas que busquen promover la cultura y educación.
-¿Cuáles son los principales desafíos para las familias empresarias que se involucran en filantropía?
El principal desafío para quienes desarrollan filantropía es no sólo desarrollar un proyecto, sino que este sea sostenible, para que se perpetúe en el tiempo.
-¿Qué falta a nivel del sistema en lo administrativo y/o regulatorio para que estas actividades tengan un desempeño óptimo?
-A nivel regulatorio también hay tareas pendientes. Por ejemplo, las familias tienen el reto de promover cambios en la actual Ley de Donaciones para que sea más fácil e incentive a personas y empresas a realizar sus aportes.
Junto con esto, se debe pensar y desarrollar una mayor cooperación público privada.
-¿Cómo se logra que estas actividades de filantropía conversen con coyunturas económicas como la actual desaceleración de la actividad o los procesos de reformas?
-Es lógico que la coyuntura económica y realidad de la empresa afecten los aportes de donaciones en proyectos filantrópicos. A pesar de que se hagan ajustes razonables, lo que no puede pasar es que los proyectos se detengan o mueran producto de estos escenarios. Debemos tener una visión de largo plazo resguardando la sustentabilidad de los proyectos, los cuales deben estar preparados para navegar por diferentes ciclos económicos.
-¿Por qué es importante que las familias empresarias y el empresariado en general desarrollen este ámbito de inversión social?
-Los proyectos filantrópicos vienen del corazón, y dejan un legado importante, no sólo para las familias involucradas en su desarrollo, sino que para el país completo.
El patrimonio en sí es una herramienta, no el objetivo. En mi punto de vista, importa más el empleo que generamos, los productos que desarrollamos y que los servicios que prestamos sean de excelencia y que aporten a la calidad de vida de las personas.
Chile es el tercero en la región en nivel de donaciones y éstas equivalen a 0,12% del PIB
"Se dona más de lo que se sabe, pero podría ser más relevante".
Así se titula el primer estudio sobre filantropía en Chile que en julio del año pasado entregó el Cefis, centro especializado en esta temática dependiente de la Universidad Adolfo Ibáñez.
Este ejercicio se realizó a partir de una encuesta realizada a 41 personas que lideran o integran los grupos controladores de las principales empresas del país, lo que implicó el 55% del universo de conglomerados establecidos por la entidad (ver gráficos).
Una de las conclusiones que arrojó es que con un equivalente al 0,12% del PIB, la filantropía en Chile está lejos de los niveles observados, por ejemplo, en Estados Unidos, donde los aportes sociales son similares al 2% del producto. A nivel regional, en tanto, estamos en la tercera posición en término de volumen de donaciones.
En general, las familias empresarias y las empresas prefieren el anonimato a la hora de hacer aportes, algo que para la historiadora Lucía Santa Cruz es errado.
Ayer en su intervención en la conferencia, la también directora de empresas explicó que en Estados Unidos, por ejemplo, prima el reconocimiento público de las donaciones no sólo porque es algo esperado y valorado por los aportantes, sino porque al hacerlas visibles provocan un efecto contagio.
Filantropía versus RSE
Santa Cruz además advirtió respecto a lo contraproducenteque puede resultar la vinculación entre filantropía y Responsabilidad Social Empresarial (RSE) cuando las que aportan son empresas y no las familias.
En este sentido planteó que la diferencia está en que las empresas tienen la obligación de obtener retornos, ya sea materiales o reputacionales, en todas sus inversiones algo que no sucede con la filantropía donde la contribución es voluntaria y sin expectativa.
En este sentido, la gerente general de la Asociación de Empresas Familiares, Fernanda Hurtado, explicó que la filantropía familiar es una forma de transmitir valores. "Es un legado que genera compromiso de las generaciones futuras y es un motivo de orgullo para todos los miembros".
Añadió que varias de sus socios están avanzando en la formalización de fundaciones como vehículos distintos a las empresas para realizar filantropía.
