Hace algunas semanas, el Hospital del Salvador y el Instituto Nacional de Geriatría alcanzaron un hito clave que tanto la industria como las autoridades esperaban: registró un 98% de avance físico.
Con ello, el recinto ingresó a su fase final de construcción, centrada en el equipamiento y en los últimos detalles técnicos, etapa que contempla la validación de los sistemas clínicos, la instalación de equipamiento médico de alta tecnología y las pruebas integrales de funcionamiento.
Este progreso permite proyectar que el Hospital del Salvador y el Instituto Nacional de Geriatría -a cargo del Consorcio de Salud Santiago Oriente, controlado por el grupo mexicano GIA y con participación del fondo BlackRock- entren en operaciones durante el primer semestre de 2026.
El cumplimiento de este hito también tuvo un impacto financiero positivo. De acuerdo con fuentes conocedoras del proyecto, el avance permitió detonar el pago del Subsidio Fijo a la Construcción por parte del Gobierno, mejorando el flujo de caja y regularizando el crédito con los bancos.
En paralelo, la Constructora de Infraestructura de Chile (CICH) -también ligada a la mexicana GIA y encargada de las obras- retomó su ritmo normal de ejecución, tras semanas de ralentización derivadas de la postergación del subsidio estatal, lo que había generado una estrechez de liquidez.