La "guerra" de Uber se encuentra en una fase delicada
Si no consigue alcanzar o mantener el liderazgo internacional, su valoración de 70.000 millones de libras se desmorona.
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La guerra de Uber se encuentra en una fase delicada. La "prohibición" de Londres requirió una reunión la semana pasada entre su presidente ejecutivo, Dara Khosrowshahi, y Transport for London.
Pero son los numerosos frentes los que deberían preocupar a los inversionistas. Si no consigue alcanzar o mantener el liderazgo internacional, su valoración de 70.000 millones de libras se desmorona.
A lo largo de este año, se han sucedido las sentencias y las multas contra la compañía en numerosos países. La mayoría de estas sentencias fueron aplazadas o anuladas y se espera que ocurra lo mismo con la prohibición de Londres.
La afinidad de los pasajeros y los conductores con su sistema de viaje es un arma poderosa incluso frente al monopolio de taxis más arraigado y a sus aliados políticos.
La guerra parece no terminar nunca y Uber ni siquiera puede descansar en casa. Los supervisores de San Francisco quieren cobrar a Uber por recoger pasajeros en la acera o imponerle impuestos, con el fin de aliviar la congestión del tráfico y aumentar la recaudación fiscal.
Además, la ciudad de origen de Uber es el epicentro de una rebelión: los conductores han mostrado que son adictos al modelo, no necesariamente a la marca.