Multinacionales

“Tenemos un largo camino por recorrer antes de recuperar confianza en empresas de EEUU”

Ex senador Michael Oxley, co-autor de la ley contra fraudes contables que lleva su nombre, analiza los avances en materia de regulación corporativa.

Por: Por Renato García Jiménez
 | Publicado: Martes 15 de abril de 2014 a las 05:00 hrs.
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El nombre del ex senador Michael Oxley quedará por siempre ligado a la lucha contra el fraude corporativo. A comienzos de la década de 2000, el mundo empresarial fue sacudido por una ola de escándalos contables. Gigantes como Enron, WorldCom y Tyco, fueron colapsando uno tras otro a medida que se derrumbaban sus complejos esquemas diseñados para ocultar pérdidas en los balances.

Las revelaciones provocaron indignación pública. Miles de trabajadores perdieron no sólo sus empleos, sino sus ahorros, y los inversionistas vieron en unos pocos meses cómo se destruían casi 
US$ 8 billones (millones de millones) en capitalización bursátil.

La respuesta de las autoridades en EEUU fue la Ley Sarbanes Oxley, que lleva el apellido del senador y de su colega Paul Sarbanes, quienes fueron sus principales patrocinadores, y que fue aprobada en julio de 2002.

Dentro de unos pocos meses se cumplirán doce años desde ese hito, y vale la pena preguntarse qué cambió desde entonces, luego que la crisis de 2008-09 dejara nuevas revelaciones sobre abusos en el sector financiero.

Oxley expondrá hoy sus experiencias en materia de regulación corporativa en el seminario “Desafíos para los Directorios” organizado por KPMG en el Hotel Ritz.

- ¿Cuál ha sido el legado de la ley Sarbanes Oxley (Sox)?

- EEUU ha creado la mayor “clase de inversionistas” del mundo. Cuando yo llegué al congreso, en 1981, un tercio de los ahorros de los estadounidenses estaban en acciones. Eso hoy ha aumentado a dos tercios. Por eso, lo que estuvo en la base de la legislación fue un esfuerzo por recuperar la confianza de los inversionistas que había sido seriamente dañada por los casos de fraude contable como Enron y WorldCom, mejorando la transparencia y el accountability. Su legado se puede constatar en el hecho de que no se ha vuelto a repetir un escándalo contable de la magnitud de los que ocurrieron entonces.

La legislación sirvió como modelo en el resto del mundo, y fue replicada en Europa y Japón.

- Sin embargo, los escándalos en el mundo corporativo han continuado…

- Las últimas revelaciones de abusos llevaron a la creación en 2010 de la ley Dodd-Franks (bautizada en nombre de otra pareja de senadores) y mucha gente se preguntó por qué fue necesaria una nueva regulación después de la Sox. Pero hay diferencias fundamentales en ambos casos. La Sox estaba enfocada en fraudes contables de empresas abiertas a bolsa.

La ley Dodd-Frank no aborda necesariamente comportamientos criminales sino que trata con bancos que tomaron riesgos excesivos -probablemente legales-, y una gran parte del problema era el enorme mercado no regulado y “over the counter” de derivados que representaba billones de dólares en todo el mundo.

- Pero en ambos casos hay un golpe a la reputación de las empresas…
¿Cuál es el riesgo de que en la opinión pública se imponga la desconfianza hacia las empresas?
- No es sorprendente que con la situación de Enron y WorldComo se produjera una importante pérdida de confianza en los mercados de capital. Pocas semanas antes de su quiebra, Enron era la séptima mayor empresa de EEUU y las revistas de negocios estaban llenas de artículos elogiando a sus directivos. La empresa había publicado recientemente el código ético más extenso y profundo del mundo. Eso tuvo un profundo impacto en la opinión pública.

Y cuando eso se estaba recuperando se produjo ahora una nueva ola de problemas con los grandes bancos. Debido a eso, todavía persiste una notable baja en la participación de los inversionistas individuales en los mercados y las empresas deben recuperar esa confianza. Francamente, algunas personas decidieron nunca más volver a los mercados. Tengo amigos de mi edad, personas educadas y partidarias de la libre empresa, que están frustradas por las noticias de abusos que todos los días se encuentran en la prensa. Así que todavía tenemos un largo camino por recorrer antes de recuperar la confianza en las empresas de EEUU.

- En su momento hubo muchas críticas a la Sox por elevar los costos para las empresas...

- La gente solía culpar a la Sox por una caída en las aperturas a bolsa en EEUU, pero la causa en realidad era la economía. En los últimos años, hemos visto un auge de aperturas a bolsa en EEUU, y que yo sepa la Sox no se ha derogado. En Wall Street se abren más compañías a bolsa que en todo el resto del mundo junto, porque seguimos siendo el mercado de capital más profundo y seguro del mundo.

Al final del día, hay que recordar que el directorio representa a los constituyentes, a los accionistas, los trabajadores, los consumidores. Los directores ejecutivos que en su momento criticaron los costos de la Sox, se comportaban como si el dinero saliera de sus bolsillos. Pero el dinero salía de los stakeholders, y ellos, con sus votos querían esta reforma, y estaban dispuestos a pagar. Con el tiempo ha quedado demostrado que fue una buena inversión en gobierno corporativo.

- ¿Cómo caracteriza hoy la conducta de las grandes empresas en EEUU?

- Es una lástima que la mala conducta de una minoría haya provocado tanto dolor y problemas para otras empresas, pero todavía sostengo que las empresas estadounidenses intentan hacer lo correcto por sus stakeholders. Lo que nosotros hicimos fue asegurar que las empresas respondan a sus dueños, los accionistas, representados por un directorio. Por eso la ley refuerza a los directorios, que ahora deben garantizar que los comités de auditorías están conformados por directores independientes. Sólo este comité puede contratar al auditor. Esa fue una reforma importante que ha resistido la prueba del tiempo.

- Es partidario de un regulador fuerte o de un buen modelo de autoregulación?

- No creo que sea lo uno o lo otro. La Securities and Exchange Commission es todavía el principal regulador del mercado, pero ni siquiera la SEC cuenta con los recursos para actuar como policía vigilando todos los días cada cosa.

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