El tribunal de Vänersborg, al sur de
Suecia, autorizó hoy al fabricante de automóviles Saab a
aplazar dos años el pago del 75% de su deuda y a afrontar
sólo a corto plazo el del 25% restante.
La firma sueca había llegado a un acuerdo con el 80% de
los acreedores, cifra suficiente para aprobar la propuesta de Saab,
pese a la oposición del fisco sueco, que considera que no está
garantizada la supervivencia financiera de la compañía, pese al
acuerdo de compra con un nuevo propietario.
La multinacional estadounidense General Motors, dueña de Saab,
comunicó ayer la firma de un acuerdo de intenciones con el grupo
Koenigsegg, que agrupa a inversores suecos, noruegos y
estadounidenses, para cerrar la venta del fabricante sueco.
El grupo Koenigsegg está nucleado en torno a Koenigseeg
Automotive, un pequeño fabricante sueco que cuenta con una plantilla
de 40 empleados, factura por valor de 100 millones de coronas suecas
(menos de US$14 millones) al año y produce anualmente una
veintena de autos deportivos de lujo a un precio mínimo estimado de US$1 millón por unidad.
La deuda de Saab asciende a 10.600 millones de coronas suecas
(casi US$1.380 millones), y la mayor parte ha sido contraída
con General Motors, con el Estado sueco como segundo acreedor.
Saab tiene hasta el próximo 20 de agosto para finalizar el
proceso de reestructuración de la empresa, que incluye la venta de
la compañía, concentrar la producción en su fábrica de Trolhättan
-en el sur de Suecia- y cerrar las negociaciones sobre financiación.