Finalmente el escándalo de Volkswagen tomó la vía judicial en Estados Unidos. Esto porque la Comisión Federal de Comercio (FTC) de ese país demandó ayer a la compañía alemana por engaño a las consumidores al comercializar automóviles diésel supuestamente limpios, pero que contaban con un software que engañaba sobre la cantidad de gases contaminantes emitidos.
La FTC señaló que la demanda busca que una corte federal obligue a Volkswagen a indemnizar a quienes compraron 550 mil autos VW y Audi con ese sistema entre fines de 2008 y fines de 2015. La Comisión también pidió en su escrito que se le prohíba volver a utilizar ese tipo de software en sus autos.
La FTC sostuvo que durante siete años Volkswagen engañó deliberadamente a los consumidores comercializando automóviles presentados como “de bajas emisiones contaminantes” y que se ajustaban a las normas contra la contaminación.
Los autos con el software tramposo incorporados se vendían a un precio promedio de US$ 28 mil dólares. “Los dispositivos engañosos escondidos reducían significativamente el valor de reventa”, señaló la comisión.
“Durante años, los anuncios de Volkswagen promovían los autos de diésel limpio de la compañía y ahora resulta que tenían sistemas para engañar en los tests de emisiones” de gases, dijo la presidenta de la FTC Edith Ramirez.
“Nuestra demanda busca compensar a los consumidores que comprar esos autos de Volkswagen basados en prácticas engañosas y desleales”, explicó.
Volkswagen, propietario de 12 marcas de automóviles y que hasta hace poco tenía la ambición de convertirse en el mayor fabricante del mundo, enfrenta problemas tras revelarse que instaló en los motores diésel de 11 millones de vehículos un programa informático para distorsionar los resultados de los tests antipolución, especialmente en las emisiones de óxidos de nitrógeno.
El software, conocido como un “dispositivo de desactivación”, limita la salida de óxidos de nitrógeno tóxico durante la prueba a los límites legales. Pero cuando los vehículos están en uso real, el software permite que arroje gases tóxicos a niveles de hasta 40 veces los permitidos. El problema afecta a vehículos de las marcas Volkswagen, Audi, Seat y Skoda.
La compañía alemana está arriesgando demandas y multas millonarias no sólo en Estados Unidos, sino que también en la Unión Europea.