Los crecientes lazos entre Latinoamérica y China ayudarán a reforzar a la región contra las crisis económicas del mundo desarrollado, pero no son un remedio para sus desafíos de largo plazo, afirmó el Banco Mundial.
China ha pasado de ser una fuerza insignificante en la región hace 15 años a convertirse en el mayor socio comercial de varios países, incluyendo al gigante regional Brasil, y en un consumidor voraz de las materias primas de la región.
El creciente peso del país asiático ha encendido esperanzas de que Latinoamérica, con el acelerado crecimiento en los flujos de comercio y de inversión, pueda trepar por la escalera económica y escapar del grupo de países de ingreso medio.
Pero el Banco Mundial dijo en un reporte que había pocas señales de que la influencia de China por sí sola pudiera impulsar ese salto de Latinoamérica, como la influencia dominante de Estados Unidos tampoco ha ayudado a sacar a gran parte de la región de la pobreza.
“China no es un “silver bullet” (santo remedio)”, dijo Augusto de la Torre, economista en jefe para Latinoamérica y el Caribe, durante la presentación del reporte en una rueda de prensa en Washington que también fue transmitida por internet.
China “no debe ser vista como un salvavidas. Es una oportunidad para la región para ser aprovechada o desaprovechada”, agregó.