El líder conservador que ganó las elecciones en Grecia, Antonis Samaras, inició rápidamente las conversaciones para formar un gobierno, con la misión de imponer duras medidas de austeridad en una economía en su quinto año de recesión y al borde de la bancarrota. Y mientras el partido anti rescate Syriza rechazó unirse a una coalición, el líder socialista del Pasok y ex ministro de Finanzas que negoció el segundo rescate, Evangelos Venizelos, propuso al presidente Karolos Papoulias tener una reunión de líderes de partidos y formar hoy una coalición con el mayor apoyo posible.
Samaras vive las presiones de la Unión Europea para agilizar el proceso ante la urgencia de que un gobierno estable afronte la situación del país. "El líder de Nueva Democracia y yo hemos acordado que el país necesita un gobierno inmediatamente. (...) Está claro que tenemos que dar una imagen seria tanto en el interior como en el exterior", afirmó Venizelos tras la reunión con el líder conservador, que recibió del presidente el mandato para formar un ejecutivo.
La canciller alemana, Angela Merkel, insistió en que el nuevo ejecutivo tiene que cumplir los compromisos hechos con acreedores internacionales, desvinculándose de comentarios de su ministro de Relaciones Exteriores, Guido Westerwelle, que había dicho que Alemania daría más tiempo a Grecia para aplicar su programa de reformas.
Si bien los líderes europeos interpretaron la victoria de Samaras como una aversión a la catástrofe, el alivio inicial en los mercados financieros se desvaneció a las pocas horas de la apertura. "La elección resolvió poco y nuestra visión es que fue sólo otro intento que se acerca a una riesgosa salida del euro", afirmó a Bloomberg el estratega de tasas de RBS, Harvinder Sian. "El camino de ajustes probablemente sea demasiado para Grecia para soportarlo", añadió.
Grecia, desde 2010 dependiente de los préstamos de emergencia de la Unión Europea y del FMI, tiene que cumplir las condiciones de los acreedores para que continúe la ayuda económica, que incluye recortar 11.500 millones de euros (US$ 14.500 millones) del presupuesto y 150.000 empleos civiles, aseguró Sian, quien cree que hay una posibilidad de 90% de que Grecia deje el euro dentro de dos años.