Todo parece
indicar que esta cumbre de líderes de las 20 economías más importantes del
mundo tendrá dos claros bandos. El primero, liderado por la canciller alemana Angela
Merkel y el presidente francés Nicolas Sarkozy, quienes quieren aprovechar la
cumbre para rediseñar el sistema financiero; y el segundo representado por Gordon
Brownn (Inglaterra), Barack Obama (EE.UU.) y el japonés Taro Aso, quienes se
resisten a ir demasiado lejos.
De acuerdo
a un artículo publicado por el diario español El Mundo, el más claro ha sido
Sarkozy, quien se ha erigido en portavoz de "las víctimas inocentes de la
crisis, que la sufren sin haber tenido culpa de nada".
El presidente
galo dijo que los líderes mundiales deben ser conscientes de que esas personas
están pendientes de sus decisiones y ha llamado a regular "ahora, no más
tarde" el sistema financiero internacional.
Sarkozy agregó
que el nuevo financiamiento global es "un objetivo no negociable" y
que no aceptaría que se dejara para la siguiente cumbre. "Lo que nos ha
llevado hasta aquí ha sido la manipulación de los técnicos bancarios y eso es
lo que debemos rediseñar", dijo el presidente francés.
A su lado,
Merkel fue igual de tajante: "Lo que no hagamos en Londres lo haremos
después. La nueva arquitectura financiera debemos fijarla ahora". Ese
"ahora" amenaza con agriar el ambiente de la cena ulterior en Downing
Street, donde los líderes ultimarán los últimos flecos del comunicado final,
que se supone estará listo para la madrugada. "Hay muchas versiones
diferentes del texto y todavía hay muchas oportunidades de avanzar", dijo
Merkel a preguntas de los periodistas.