La economía china se consolidó en el segundo puesto mundial en el primer trimestre de 2011, con un ascenso interanual de su PIB del 9,7%, pero también mantuvo una alta inflación del 5,4% en marzo, cifra que genera dudas sobre la estabilidad de la mayor potencia emergente.
Mientras la vecina Japón, relegada al tercer puesto de las economías planetarias en 2010, intenta recuperarse de su peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial, el producto interior bruto de China en el primer trimestre de 2011 ascendió a 9,63 billones de yuanes (US$ 1,67 billones), informó hoy la Oficina Nacional de Estadísticas.
La cifra, que supone una leve ralentización tras un crecimiento del 9,8% en el cuarto trimestre de 2010, supuso además un aumento del PIB del 2,1% respecto al último trimestre del año pasado, señaló la oficina, que por primera vez incluye la comparación entre un trimestre y el anterior.
La economía china creció un 10,3% en 2010, y el Gobierno chino se ha fijado un objetivo de crecimiento del PIB del 8 % para todo 2011, con serios retos para Pekín como la creciente inflación o la persistente burbuja inmobiliaria.
En el primer trimestre de 2011, la producción industrial aumentó un 14,4%, mientras que la inversión en activos fijos ascendió a 3,94 billones de yuanes (US$ 603.300 millones), una subida interanual del 25%.
Las ventas al por menor, principal indicador del consumo, ascendieron a 4,29 billones de yuanes (US$ 656.900 millones), un alza del 16,3% respecto al período enero-marzo de 2010.
Por otro lado, el país, mayor exportador mundial, registró en el primer trimestre de este año un sorprendente déficit comercial de US$ 1.000 millones.
Sus exportaciones ascendieron a US$ 399.600 millones, un 26,5% más, y las importaciones a US$ 400.700 millones, un aumento del 32,6%.
En cuanto a la tasa de inflación de China, cuyos altos niveles preocupan al Gobierno, ésta se situó en el 5,4 % el pasado marzo, medio punto porcentual más que en los meses de enero y febrero y el peor índice en 32 meses.
En el cómputo de todo el trimestre, los precios en China ascendieron un 5%, todavía un punto por encima de los objetivos del Gobierno chino, que se ha fijado mantener la subida de precios por debajo del 4% para todo 2011 (el año pasado fue del 3,3%).
En términos trimestrales, se registró un alarmante aumento de los precios de los alimentos, de hasta el 11%, mientras que la vivienda, todavía en una burbuja especulativa pese a las medidas de "enfriamiento" de Pekín, subió sus precios un 6,5%.
Menores a la media fueron las alzas de las prendas de vestir (0,3%), los gastos sanitarios (3,1%) o los de transportes y comunicaciones (0,1%).
Pese a las subidas de precios, bajaron un 0,2% en marzo con relación a febrero, época en la que habitualmente las subidas son mayores por el Año Nuevo Lunar y el Festival de Primavera, principal festividad china.
Pekín teme que rápidas alzas de precios produzcan inestabilidad social, con precedentes como los de los años 80, cuando índices de inflación que en ocasiones superaron el 10% aumentaron en descontento y jugaron como uno de los factores causantes de las protestas de Tiananmen.
Para contener los precios, el régimen comunista ha llevado a cabo principalmente medidas monetarias, y así su banco central ha subido en lo que va de año los tipos de interés en dos ocasiones, y el coeficiente de caja de los bancos en tres.
Las cifras macroeconómicas de China han generado más y más expectación de los medios a medida que el país ha ido ascendiendo en el "top ten" de las economías mundiales en la última década, algo que se percibe, por ejemplo, en los grandes tumultos que se generan cuando en la rueda prensa se entregan los informes a los reporteros.
Hoy, no obstante, la anécdota ha sido que este tumulto no se ha producido como en trimestres anteriores, ya que la Oficina ha revelado los informes 15 minutos antes de lo esperado, ahorrándose las tensiones habituales.