EE.UU.: Reserva Federal defiende sus medidas de estímulo
Los bancos de Atlanta, Chicago, Boston y San Louis aseguraron que no buscan la depreciación del dólar.
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La polémica decisión de la Reserva Federal (Fed) de comprar
bonos del Tesoro por valor de US$ 600.000 millones sigue ocupando un
hueco destacado en las páginas de la prensa económica.
Las críticas que desde
hace 15 días llueven sobre la Fed han encontrado réplica entre los miembros del
Comité de Mercado Abierto, que en la noche del martes defendieron la política
monetaria del banco central estadounidense, negando que las medidas adoptadas
en su última reunión busquen mantener la depreciación del dólar.
La fragilidad que ha demostrado la economía estadounidense
en los últimos meses ha obligado al banco central, presidido por Ben Bernanke, a
tomar de nuevo cartas en el asunto para evitar males mayores.
Lejos de obtener
el respaldo generalizado que logró hace casi dos años con la bajada progresiva
de los tipos de interés hasta niveles mínimos de entre el 0,25% y el 0%, en
esta ocasión la Fed se ha encontrado con una oposición generalizada. Las
pretensiones del regulador estadounidense de inyectar US$ 600.000 millones en el sistema han despertado los temores a la creación de nuevas
burbujas de activos en los mercados emergentes y en la inflación doméstica.
Reacciones desde la Fed
Pese a las continuas críticas, desde el banco central se
mantienen firmes en su decisión y justifican la medida como necesaria. Dennis
Lockhart, presidente de la Fed de Atlanta, ha contestado a las quejas de los
altos funcionarios económicos de países como China y Brasil que en los últimos
días han dado a entender que la compra de bonos es una medida indirecta alentar
las exportaciones con un dólar más débil.
Durante un discurso ante la Alabama World Affairs Council en
la noche del ayer, Lockhart aseguró que "no hay un intento de
política monetaria para maquinar valores específicos -o incluso una dirección-
para el dólar. Esta política no fue adoptada para incentivar la
depreciación" de la divisa norteamericana.
En la misma línea que Lockhart se ha manifestado el
presidente de la Fed de Chicago, Charles Evans, quien ha señalado que la principal
preocupación del regulador monetario es, por definición, el estado de salud de
la economía de EE.UU. Así, el funcionario ha explicado que la principal potencia
económica del mundo acaba de salir de su peor recesión desde la Gran Depresión
y que desde finales de verano el crecimiento ha sido muy irregular. Con la tasa
de paro en el 9,6% y unos niveles de inflación bajos la Fed ha actuado como se
espera de ella.
En una entrevista concedida al Wall Street Journal Evans ha
asegurado que "yo seguiría queriendo aplicar política monetaria expansiva
hasta que tenga algo de confianza de que esa situación esté cambiando" y
ha afirmado que los US$ 600 mil millones son un "buen punto de
partida" del programa de alivio.
Más allá ha ido Eric Rosengren, presidente de la Fed de
Boston, que se ha mostrado dispuesto a considerar compras adicionales. "En
la medida que el panorama económico no mejore claramente, esperaría que
compremos el monto total". En declaraciones al WST el funcionario ha
apuntado que "si la economía estuviera más débil y tuviéramos más
desinflación y una mayor tasa de desempleo, entonces tendremos que ver si
tenemos que tomar medidas adicionales".
Por su parte James Bullard, de la Fed de San Louis, ha
señalado en Bloomberg Radio que debería existir un giro perceptible en las
perspectivas de la economía para detener las compras. "La economía tendría
que mejorar bastante antes de que todo el comité retroceda sobre eso", ha
explicado.