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Abe realiza ambigua disculpa por la guerra

En el 70° aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial el premier japonés reflejó su convicción de que el país no debe estar obligado a disculparse indefinidamente.

Por: | Publicado: Miércoles 19 de agosto de 2015 a las 04:00 hrs.
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En 1995, en el 50° aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, el entonces primer ministro japonés Tomiichi Murayama realizó una "disculpa sincera", expresando un "profundo arrepentimiento" por "el gobierno y la agresión colonial" de Japón. Junichiro Koizumi, el primer ministro en el 60° aniversario del fin de la guerra, usó las mismas frases en un discurso para conmemorar la ocasión.

Pero a medida que se acercaba el 70° aniversario, el primer ministro Shinzo Abe indicaba que estaba reacio a repetir esas palabras, reflejando su convicción de que Japón no debería ser obligado a seguir disculpándose indefinidamente por sus acciones pasadas, y que admitir la "agresión colonial" destacaba su culpabilidad en un período en que muchas naciones occidentales también peleaban para asegurar territorio imperial.

Por eso hubo un particular escrutinio a las palabras de su declaración, especialmente por parte de los gobiernos de China y Corea del Sur, con los cuales Japón ha tenido numerosas disputas. En el evento, Abe incluyó las principales frases, pero de una forma que buscó evitar expresar una disculpa personal nueva. Destacó que Japón había causado un "daño y sufrimiento incalculable" y reiteró el compromiso del país de renunciar a "incidentes, agresión, guerra". También aseguró que "Japón ha expresado repetidamente los sentimientos de gran arrepentimiento y una disculpa sincera", destacando que las declaraciones de gabinetes anteriores "se mantendrán firmes en el futuro".

La construcción pasiva y la redacción indirecta de las oraciones que contenían las palabras claves de Murayama dieron la impresión de que Abe estaba obligado a incluir las frases, en lugar de comprometido a apoyarlas explícitamente (y contrastó con la expresión original y directa de "arrepentimiento profundo" ofrecida por el emperador Akihito en un discurso al día siguiente).

Entre tanto, el prólogo contextual de Abe, explicando el alcance del imperialismo occidental, pareció exculpatorio, si no derechamente revisionista. Además, afirmó que esta disculpa debería tomarse como final: "no debemos dejar que nuestros hijos, nietos y otras generaciones por venir, que no tienen nada que ver con esa guerra, estén predestinados a disculparse".

Elementos lamentables

El discurso tenía poca capacidad de incitar a una ira renovada de los vecinos de Japón, pero la falta de una disculpa directa y lo que la agencia china Xinhua, en una editorial, llamó "giros retóricos", generaron críticas. El Ministerio de Relaciones Exteriores de China calificó el discurso de "evasivo" y demandó que Japón realice una disculpa clara, mientras que la presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye, afirmó que contenía "elementos lamentables".

Tanto China como Corea del Sur sugirieron que el tema real era si Abe realizaría acciones que probaran su sinceridad. La más reveladora, desde el punto de vista de las relaciones diplomáticas, sería abstenerse de visitar el santuario Yasukuni en la capital, Tokio. Yasukuni, que conmemora a los caídos japoneses en la guerra -incluyendo a líderes condenados como criminales de guerra por los tribunales de los aliados después de la derrota del país- se asocia con una visión revisionista y de derecha de la historia imperial japonesa. Abe visitó Yasukuni por última vez en diciembre de 2013 (aunque ha enviado ofrendas desde entonces, incluyendo el envío de una donación en dinero el día posterior a su discurso este año).

De hecho, esa visita parece poco probable dado que Abe está determinado a sacar provecho de una leve distensión en las relaciones con China. En una conferencia de prensa posterior al discurso expresó su esperanza de organizar un encuentro con el presidente chino Xi Jinping, y una visita a Yasukuni lo haría imposible.

Será más difícil mejorar las relaciones con Corea del Sur, especialmente por la controversia por las "mujeres de consuelo", un eufemismo para las mujeres obligadas por el Ejército japonés a trabajar en burdeles durante la guerra. Abe no enfrentó el asunto directamente en su discurso, pero sí hizo una débil referencia al hecho de que "hubo mujeres detrás de los campos de batalla cuyo honor y dignidad fueron severamente dañados". Nada menos que una admisión de culpabilidad habría satisfecho a Corea del Sur, lo que significa que las relaciones no mejorarán mientras Abe y Park Geun-hye permanezcan en sus cargos. Pero si Abe logra la cumbre con Xi, Corea del Sur podría verse obligada a ceder, o arriesgaría quedar excluida de un pacto de Asia del este.

Las disputas históricas entre estos tres países son síntomas de crecientes tensiones estratégicas, en lugar de causas de ellas. El creciente poder militar de China y su firmeza en proteger sus demandas territoriales en la región son vistos por Abe y sus asesores como una justificación de sus planes de adquirir un rol más prominente en la seguridad regional, reforzar su alianza con Estados Unidos y "normalizar" la postura militar de Japón, reinterpretando, por ejemplo, su constitución pacifista.

En este contexto, el revisionismo a menudo cuestionable de Abe da a China y Corea del Sur una palanca diplomática, lo que una disculpa directa por la guerra habría debilitado considerablemente. También habría ayudado a debilitar la inverosímil afirmación de que la realineación estratégica de Abe arriesga una "remilitarización" de Japón.

De este modo, pese a que con su discurso Abe no hizo mucho por asegurar que las relaciones de Japón con China y Corea del Sur no se deterioren, sin una disculpa más sincera y directa las relaciones no mejorarán significativamente. Pero si Abe fue no fue capaz de ofrecer esa disculpa con el mundo observándolo en el último gran aniversario de la guerra, y obtener una útil ventaja diplomática, es muy poco probable que lo haga después.

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