Por R. García / M. fajardo
Las últimas declaraciones de la Reserva Federal sobre el retiro del estímulo cayeron como una bomba atómica en los mercados. La bolsa de Japón, de hecho, cayó más de 7%, su mayor retroceso desde el accidente en Fukushima, hace dos años. Y en Europa las bolsas anotaron su mayor declive en diez meses.
La lógica detrás de esta reacción puede resultar cuestionable. Después de todo, el presidente de la Fed, Ben Bernanke, insistió en que el masivo alivio cuantitativo que está sosteniendo a la economía se mantendrá hasta que haya señales claras de que la recuperación será sostenible. Y la confianza de los inversionistas se fue recuperando ayer, a medida que más autoridades salían a reforzar ese discurso.
Pero más allá de la turbulencia que pueda desatarse en momentos puntuales, lo que está ocurriendo es que el mundo paulatinamente está comenzando a asimilar la idea de que más temprano que tarde la política monetaria de los grandes bancos centrales comenzará a normalizarse, y que ese escenario ya comienza a estar en el horizonte.
“Todos sabemos que en cierto punto la Fed va a hacer algo para retirar parte de la liquidez que ha inyectado al mercado. La gente quiere saber cuándo ocurrirá y probablemente reaccionarán en el corto plazo”, comentó a Reuters, Irwin Michael, administrador de cartera de ABC Funds.
Bill Gross, el influyente fundador de Pimco, el mayor fondo de inversiones en bonos del mundo, cree que la retirada comenzará en la reunión del 18 de septiembre. La analista de Credit Suisse, Dana Saporta, se anticipó al testimonio de Bernanke ante el congreso el miércoles, y en un reporte difundido el domingo apostó por septiembre como la fecha para el comienzo del ajuste. Jan Hatzius, de Goldman Sachs, no descarta septiembre, pero se inclina más bien por el encuentro de diciembre.
Salir de una fase de políticas expansivas nunca es fácil, y durante esa transición las economías suelen pasar por una recaída. El motor, que durante los últimos cuatro años impulsó un alza récord en los mercados, se apagará paulatinamente y eso tiene nerviosos a muchos. La subida de las tasas y el alza del dólar tienen repercusiones sobre todos los aspectos de la economía mundial, desde el carry trade, hasta el nivel la deuda.
Pero el cambio de rumbo resultará especialmente complejo esta vez, considerando que el mundo ha vivido el ciclo más expansivo de su historia. ¿Cómo lo administrará Bernanke? Esa es la clave. “La Fed tendrá que ejecutar un acto de equilibrismo muy difícil”, admitió el presidente de Goldman Sachs, Gary Cohn.
¿Quién manda en la Fed?
Una de las cosas que más perturbó a los mercados el miércoles fueron las señales de desacuerdo en la minuta de la última reunión de la Fed. El banco central está dividido entre moderados, agresivos, y algunos ultra agresivos, lo que genera dudas sobre qué estrategia de salida finalmente se impondrá. La presidenta de la Fed de Kansas, Esther George, ha sido un voto disidente desde comienzos de año, y encabeza al grupo que teme que si la Fed se excede en el estímulo puede provocar una burbuja en los precios de los activos. Otros, como James Bullard, el representante de Saint Louis, están preocupados más bien de que EEUU caiga en un cuadro deflacionario, como el de Japón.
Sin embargo, los observadores aseguran que Bernanke aún mantiene un claro dominio dentro del consejo, con aliados poderosos, como William Dudley, presidente de la Fed de Nueva York. “Lo que la gente debe entender es que Bernanke sigue al mando y que él no está dispuesto a arriesgarse a una recaída por apresurarse a sacar el estímulo, comentó el ex vicepresidente del banco central, Alan Binder, en una entrevista ayer con CNBC.
La ruta de escape
La Fed está ahora revisando el mapa para su “retirada”. Esta semana Dudley reconoció que la estrategia elaborada en 2011 quedó obsoleta. Originalmente, el camino para sacar la liquidez era el siguiente: primero dejaría de reinvertir los pagos del principal en bonos del Tesoro de largo plazo. Luego, subiría las tasas de corto plazo. Y finalmente, vendería sus valores respaldados por hipotecas en un período de entre tres y cinco años.
Dudley planteó el miércoles que el banco central podría mantener los títulos respaldados con hipotecas hasta que cumplan su maduración, porque venderlos llevaría a fuertes alzas en las tasas de largo plazo y provocaría grandes pérdidas al balance de la entidad. Pero lo más relevante es que Dudley ahora defiende un enfoque flexible que permita sacar o inyectar estímulo según evolucione la economía.
La estrategia fue reafirmada ayer por John Williams, el representante de la Fed de San Francisco, quien explicó que incluso después de comenzar a reducir las compras de bonos, podrían volver a aumentarse, si se ve que tiene un efecto negativo.
La velocidad de la venta también puede ir ajustándose. “¿Queremos normalizar el balance de la Fed en unos pocos años o queremos extenderlo? Mantener los activos por más plazo daría más apoyo a la economía. Venderlos más rápido daría menos. No es que vayamos a subir las tasas una vez que lleguemos a cierto punto”, precisó.
Fundamentos del rally
Los mercados bursátiles en EEUU están en su quinto año de una fase alcista, que ha agregado cerca de
US$ 11,5 billones (millones de millones) en valor. El índice S&P 500 acumula un avance de 144% desde el mínimo de doce años al que cayó en 2009. Algunos analistas sostienen que todo eso se basa en la extraordinaria liquidez que se ha inyectado a la economía. Con la Fed manteniendo las tasas prácticamente en cero, todo el capital ha fluido a las bolsas. Los pesimistas vieron la reciente caída de las bolsas como un pequeño anticipo de la debacle que podría producirse cuando la liquidez comience a revertirse de verdad.
Pero los optimistas subrayan que la política expansiva no es el único soporte de los mercados. Pese a la debilidad de la economía, las empresas, de hecho, vienen arrojando resultados positivos, y la relación precio utilidad sugiere que todavía hay margen para más alzas.
Y un elemento no menor es que las bajas tasas de interés permitieron a muchas empresas refinanciarse en condiciones más ventajosas. “Eso llevará más ganancias a la línea final”, destaca Jim Cramer, un ex gestor de fondos convertido en conductor del popular programa de análisis financiero Mad Money.
Pero el analista también destaca que el retiro del estímulo estará condicionado a una mejora en el empleo y en el sector inmobiliario, y que una mayor fortaleza en estos sectores también será un argumento a favor de los optimistas.
Lo que la volatilidad de las acciones “realmente demuestra es que hay mucho nerviosismo en el mercado de que en cualquier momento una noticia externa puede cambiar la sicología del mercado. Pero tendremos a los alcistas que usarán cualquier retroceso para comprar. Hay suficiente para que los inversionistas piensen que el S&P 500 tiene algunos cientos de puntos más para subir”, dijo a Bloomberg el jefe de estrategia de Wells Fargo, Rick Bensignor.