Por Catalina González Salazar
La crisis de deuda soberana en Europa ha tenido múltiples repercuciones: ha mantenido a los mercados volátiles, a los bancos recortando personal para abaratar costos y a la población de los países afectados en alerta ante los programas de ajustes para disminuir los déficit fiscales.
Sin embargo, las posibilidades de un default o incluso la salida de algunos miembros de la eurozona van aumentando. Ya en julio Moody’s había advertido que las posibilidades de un default en Grecia eran “virtualmente 100%”, lo que quedó demostrado el 8 de septiembre cuando los credit default swaps (CDS) para la deuda griega saltaron hasta los 3.000 puntos, lo que equivale a que para los inversionistas existe 91% de probabilidades de que caiga en default.
“Si vemos la deuda de hoy y suponemos que los programas de ajustes se llevan a cabo y se cumplen al pie de la letra la deuda de estos países (Grecia, Portugal, Irlanda) a fines de 2012, como porcentaje del producto va a ser mayor a la de hoy. De esta forma no es posible encontrar un punto de sostenibilidad (…) La única solución en este momento es un default, una reestructuración”. Ese es el pronóstico de Mario Blejer, el hombre que en 2002 tomó las riendas del Banco Central tras el default de Argentina. Blejer creó unos bonos a corto plazo que pagaban un interés anual de 140% para estabilizar la economía.
En este caso, debe ser ahora y a gran escala. “El nuevo programa de Grecia incluye una participación del sector privado que sería un recorte aproximado de 20%, eso sería ordenado pero no es suficiente. Más adelante sería necesario un segundo recorte, que ya probablemente no sea tan ordenado. Por eso es mejor intentar negociar hoy una quita suficiente. No se puede saltar un precipicio en dos pasos. Hay que saltar de una vez”, advierte Blejer en entrevista a DF.
Reacción en cadena
Los comentarios de Blejer coinciden con la última columna del inversionista George Soros “¿Tiene el euro futuro?”, quien señaló que “en estas circunstancias un default ordenado y una salida temporal de la eurozona podría ser preferible a una eterna agonía (…) un default desordenado podría originar una debacle similar a la que siguió a la quiebra de Lehman Brothers”, justo cuando ayer se cumplieron tres años de ese episodio.
La salida de la moneda también se ha ido instalando como una alternativa, aunque peligrosa. Citi advirtió esta semana que los “riesgos de la salida de Grecia de la zona euro han aumentado claramente. La salida podría ocurrir en cualquier momento”. Esto “sería un desastre económico y financiero no sólo para Grecia sino también para la continuidad de todos los miembros de la eurozona”, destacó en un informe.
Para Citi habrían cinco importantes efectos si Grecia deja el euro: perdería su financiamiento externo de entidades como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo; se asumiría un nuevo dragma que sería sumamente débil en relación con el euro; los bancos y empresas sufrirían pérdidas enormes; la competitividad caería con una consecuente depresión económica y, uno más peligroso, sentaría un precedente para otros miembros.
“Si se abre la puerta podría haber una situación en que otros países también preferirían dejar el proyecto”, apunta Blejer.
La misma canciller de Alemania, Angela Merkel aclaró que cualquier salida de la zona euro podría causar un “efecto dominó” que pondría en riesgo el sistema cambiario.
Hasta ahora, la mayor casa de apuestas en Inglaterra, William Hill tiene a Italia como el país con mayores posibilidades de retirarse del euro antes de 2013, seguido de España y luego Grecia. Es más, de acuerdo a una encuesta de Bloomberg a comienzos de año, 59% de los inversionistas consultados creían que al menos una nación dejará la divisa dentro de cinco años.
Evitando el colapso
Una de las posibilidades más fuertes para evitar el potencial desarme de la eurozona son los eurobonos, los títulos de deuda común que implicaría además el establecimiento de un Tesoro. “No hay más alternativa que dar nacimiento al ingrediente faltante: un Tesoro Europeo con el poder de imponer impuestos y por lo tanto de prestar”, afirma Soros.
Sin embargo, Alemania se ha opuesto al mecanismo, y de aceptarse los países del norte podrían no estar dispuestos a pagar el precio político, ignorando los beneficios económicos, llevando al potencial “colapso del experimento” según Blejer.