A pesar del momento actual de calma que viven los mercados, los problemas de los precios mundiales de los alimentos no han terminado. Así lo señaló el director general de la FAO, José Graziano da Silva, dijo que al intervenir hoy en una reunión ministerial sobre los precios internacionales de los alimentos en presencia de una treintena de ministros de Agricultura, informó la entidad.
Graziano da Silva admitió que la reunión de este año se lleva a cabo en un contexto menos preocupante que el primer encuentro de octubre de 2012, cuando los ministros se reunieron para responder al tercer alza en los precios internacionales de los cereales que se producía en cinco años.
"Finalmente, las perspectivas para los mercados internacionales de alimentos básicos parecen más tranquilas este año", dijo Graziano da Silva. "La producción de cereales –añadió- se ha recuperado y un mayor ratio entre reservas y utilización debería traer más estabilidad a los precios. El índice de la FAO para los precios de los cereales es un 20% más bajo que hace un año".
Sin embargo, aunque los precios se han estabilizado, el Director General advirtió que no hay que bajar la guardia.
"Los precios internacionales han bajado, pero todavía están por encima de sus niveles históricos. Y se espera que los precios sigan siendo volátiles en los próximos años", recordó.
Soluciones duraderas
Graziano da Silva subrayó además que mientras los precios bajos de los alimentos han supuesto un alivio para los consumidores pobres, los precios más altos no son necesariamente malas noticias, pues llegan tras tres décadas de estancamiento que han afectado negativamente al sector agrícola en muchos países pobres.
El responsable de la FAO instó a los países a aprovechar este momento de relativa calma para prepararse frente a turbulencias futuras del mercado y encontrar soluciones duraderas a los problemas relacionados con la volatilidad de precios de los alimentos.
"Si los precios altos y volátiles –dijo- han llegado para quedarse, tendremos que adaptarnos".
Explicó que las dos cuestiones fundamentales para los países son la manera de ayudar a los pequeños campesinos pobres a beneficiarse del alza de los precios alimentarios y la forma de proteger a las familias de bajos ingresos que sufren como consecuencia de ello.
"La situación actual ofrece una oportunidad para que los agricultores reinviertan en la agricultura", continuó Graziano da Silva, pidiendo que se elabore un conjunto de políticas que aseguren a los pequeños agricultores los medios para sacar ventaja de esta situación.