El Gobierno griego tiene previsto presentar hoy un paquete adicional de austeridad por valor de US$ 33.248 millones entre 2012 y 2015, que permita al endeudado país sanear sus cuentas públicas.
El jefe del Gobierno, Yorgos Papandreu, presentará las medidas en una reunión del Consejo de Ministros, un día después de que los costos de la deuda griega a 10 años se disparasen por la preocupación de que Atenas deba de reestructurar su abultada deuda de US$ 491.490 millones, más del 140% del PIB.
Los intereses de los bonos griegos a 10 años se situaron a más del 13% por primera vez desde que Grecia se unió al euro en 2001, y supone una prima de riesgo respecto al referente alemán de unos 10 puntos porcentuales.
Después de unas declaraciones del ministro de Economía alemán, Wolfgang Schäuble, que abrió la posibilidad de reestructurar la deuda, el Gobierno griego tuvo que desmentir esa posibilidad ayer, y reiterar que cumplirá con sus compromisos de pago.
Esto se produce cuando ayer se dio a conocer que el desempleo aumentó a una cifra récord del 15,1%, el mayor porcentaje de desempleo en grecia en medio siglo, tras las duras medidas de ajuste aplicadas por el gobierno en el último año.
Según publicaron hoy los medios atenienses, Papandréu ha declarado a sus estrechos colaboradores que es necesario reducir el sector público en un 30% y acelerar el programa de privatización de empresas estatales.
Se espera que el gobierno anuncie un proyecto para privatizar los bienes inmobiliarios del Estado con el objetivo de recaudar US$ 21.683 millones hacia 2013.
Las medidas que se aprobarán hoy se unirán al programa de austeridad que pretende reducir el déficit fiscal en US$ 43.367 millones en cinco años, de los US$ 52.040 millones en 2009 a los US$ 8.673 millones en 2014.
Ese primer paquete pretendía que el déficit fiscal griego pasase de alrededor del 15% del PIB registrado en 2009, al 2,6% al que quiere llegar en 2014.
El año pasado la zona del euro y el Fondo Monetario Internacional (FMI) prestaron a Grecia US$ 159.012 millones para salvar al país de la bancarrota, pero condicionó la ayuda a un duro programa de ajustes estructurales.