Por María Ignacia Alvear C.
Italia no logra alejar los temores de ser el próximo país de la eurozona de contagiarse de la crisis de deuda de Grecia. Ayer, para colocar 3.865 millones de euros
(US$ 5.288 millones) en bonos a cinco años tuvo que pagar un 5,6% de interés, la mayor tasa desde la creación del euro, mientras el riesgo país se elevó por sobre los 500 puntos base.
Este escenario ubica al primer ministro, Silvio Berlusconi, en una compleja situación a la espera de que el parlamento apruebe hoy un paquete de medidas de austeridad por 54.000 millones de euros para equilibrar el presupuesto para 2013. Pero eso no soluciona los problemas del primer ministro: se espera que esta semana Moody’s rebaje la calificación de deuda de Italia, lo que podría exacerbar la reacción de los mercados por un eventual default.
En su desesperación por salvar a la economía enferma, Berlusconi ha prometido más medidas para impulsar el crecimiento (que en el segundo trimestre fue sólo a un ritmo de 0,3%) e incluso estudiaría vender activos estatales para recaudar fondos para recortar su deuda, que ahora se encuentra cerca de 120% del PIB, pero expertos dudan de que estas jugadas tengan efecto. “La credibilidad de Berlusconi está en entredicho, lo que no ayuda a que los inversionistas tengan mayor confianza en Italia, por lo que es probable esperar que las inversiones en Italia sigan con una alta volatilidad”, comentó a DF el gerente general de Penta AGF, Christian Villouta.
Pérdida de fe
Italia ha sido dependiente del Banco Central Europeo (BCE), el que ha comprado sus bonos para mantener los costos de financiamiento a un nivel manejable, pero un aumento en los rendimientos desde la semana pasada sugiere que los inversionistas también han perdido la fe en la intervención del BCE y en el aumento de la preocupación por la sustentabilidad en una montaña de deuda pública de 1,9 billón (millón de millones) de euros.
“La adopción de reformas, previendo un balance del presupuesto para 2013, no es importante sólo para Italia, sino que para toda la eurozona”, afirmó el presidente del consejo europeo, Herman Van Rompuy. Por otro lado, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, dio la bienvenida al plan de ajuste italiano, pero dijo que debe de ser riguroso para tener éxito. “Las últimas medidas, que el primer ministro me presentó en detalle, están diseñadas para poner a Italia en camino de ese objetivo. La rápida implementación, eficaz y rigurosa es absolutamente esencial”.
Crisis en el gobierno
En el terreno político, el estado de Italia también es crítico. Las luchas internas de los políticos han hecho que el paquete de medidas de austeridad haya sido cambiado al menos cuatro veces antes de entrar al congreso. En la sesión de hoy en el parlamento no sólo se votará el plan, además podría significar el fin del gobierno de Berlusconi, ya que si pierde el voto de confianza se verá obligado a renunciar.
Y en caso de que eso no suceda, Berlusconi no está seguro en el cargo. Una serie de escándalos sexuales y casos de corrupción han golpeado a su gabinete (y a él mismo), como también lo han hecho los evidentes desacuerdos con el ministro de Economía, Giulio Tremonti, en materia de política fiscal. Esto ha impulsado la especulación de que Tremonti podría ser reemplazado a fines de este año, aunque los mercados podrían reaccionar negativamente si renuncia o es despedido y Berlusconi fracasa en encontrar un reemplazo adecuado.