La confianza del consumidor y de las empresas cayó en la mayoría de las economías de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), como consecuencia de los malos datos económicos del último tiempo, el atasco de la política fiscal en EEUU y la crisis de deuda soberana en Europa, según el informe de evaluación interina que elabora la OCDE y que se presenta hoy en París.
En este panorama, la percepción del riesgo ha cambiado, con un deterioro claro en algunos elementos de las condiciones financieras, aunque otros han mejorado, lo que entrega un balance muy irregular a lo largo de los distintos países.
Segundo semestre incierto
Los modelos indicadores del PIB de la OCDE proyectan que el crecimiento trimestral en las economías del Grupo de las 7 más desarrolladas, seguirá siendo inferior a 1% anualizado en la segunda mitad el año.
Sin embargo, el reporte consigna que el impacto de las preocupaciones de deuda soberana en Europa y EEUU y la turbulencia asociada en los mercados bursátiles aún no se ha traspasado por completo a los indicadores que apuntalan las proyecciones.
En este escenario, la OCDE subraya que la incertidumbre sobre estos pronósticos es alta. Y añade que ha crecido el riesgo de tener más crecimiento negativo en adelante en algunas de las principales economías que mide la Organización, explicando que una recesión de la magnitud de la vista en 2008-09 no está dentro de las proyecciones.
Fuentes de riesgo
El reporte de la OCDE distingue que los resultados del presupuesto federal han sido mejores que lo esperado hasta ahora en el año en EEUU. Y que la fuerte consolidación fiscal podría estar teniendo más peso que el anticipado en la actividad, sin ser claro qué repercusiones podría tener en la demanda del corto plazo.
La baja reciente en el petróleo y otros commodities ha sido menor que la esperada sobre la base de las relaciones históricas con la demanda global, lo que según el reporte añade incertidumbre a cómo podrían comportarse estos precios en el corto plazo. Además, la OCDE subraya la drástica ampliación en los spreads del rendimiento soberano de Italia y España, que llevó al Banco Central Europeo a intervenir los mercados de bonos. La crisis de deuda soberana en la eurozona podría intensificarse de nuevo.
También, las renovadas preocupaciones sobre los balances de los bancos, reflejadas en los seguros contra impago de deudas y spreads de mercado de dinero, apuntan a posibles ajustes futuros de las condiciones financieras. Si los mercados de dinero se “congelan”, el crecimiento podría verse afectado adversamente, advierte la OCDE.
Sin embargo, las tasas en la mayoría de las economías OCDE debieran mantenerse, explica el informe, agregando que si en los próximos meses surgen señales de debilidad persistente o la economía arriesga una recaída en la recesión, las tasas debieran reducirse donde haya espacio. De no haber espacio, otras medidas incluirían más intervenciones de bancos centrales en mercados de valores y compromisos de mantener tasas bajas por un período largo.
Las economías emergentes deberían retirar su ajuste económico si la inflación se mueve hacia los objetivos. Debieran permitir apreciación del tipo de cambio efectivo en casos donde la inflación aún sea alta y la balanza comercial se amplíe. Por último, la OCDE dice que debiesen adoptarse las reformas estructurales que favorezcan el crecimiento, ya que afectan de modo favorable a los ingresos públicos, al gasto primario y las dinámicas de deudas, mientras reducen los costos de endeudamiento a través de efectos de confianza.
El informe indica finalmente que para detener el contagio en la eurozona y restaurar la confianza, hay que mejorar la gobernanza de la zona del euro y fortalecer la capitalización de la banca en vista de su exposición a los países afligidos de la eurozona.