La petrolera brasileña OGX, propiedad del empresario Eike Batista, está negociando con cerca de nueve firmas para una inyección de capital que le aporten al menos US$ 150 millones para comenzar a producir petróleo y generar ingresos para pagar sus deudas. GSO, el brazo de crédito de la administradora de fondos Blackstone, podría estar entre los interesados.
Sin embargo, de concretarse un acuerdo, la solución no sería inmediata, ya que la capitalización podría tardar semanas, informó Valor Económico. La euforia en bolsa por la eventual capitalización que elevó las acciones casi 50% en dos días, terminó ayer, con los títulos hundiéndose cerca de 20%.
La operación daría a los nuevos inversionistas el control de la compañía, mientras que la participación de Batista podría diluirse a menos de 5%, aunque se especula que el empresario quiere una participación mayor, acota Bloomberg.
La firma adeuda a los acreedores 10.800 millones de reales (US$ 5.000 millones), lo que más que duplica los activos de la empresa (campos petroleros, máquinas y otros) valorados en 5.800 millones de reales (US$ 2.700 millones). La caja de OGX cuenta con menos de US$ 200 millones hasta fin de mes, y con eso debe pagar a los empleados y cubrir otros gastos, señaló Folha de Sao Paulo.
Las principales deudas de la empresa son
US$ 3.600 millones a los tenedores de bonos en el exterior,
US$ 1.000 millones para el astillero OSX y US$ 400 millones a proveedores. Estas refuerzan la idea que la petición para acogerse a protección de quiebra de OGX es inminente.
Mantención de campos
Por otro lado, la Agencia Nacional de Petróleo (ANP) de Brasil señaló ayer que OGX podría mantener sus bloques de explotación incluso si se acoge a protección por quiebra, pero que mantenerlos va a depender del cumplimiento de todas las condiciones de sus actuales contratos de concesiones. Sin embargo, Batista ya estaría negociando el traspaso de las operaciones de su campo Tiburón Azul a la china Sinopec, según fuentes citadas por Valor. Actualmente, Sinopec no está habilitada para operar en Brasil (antes había estado presente a través de Repsol) y el proceso para permitir su operación podría demorar cerca de tres meses.