Samarás: el hombre que pasó de criticar el rescate a ensalzarlo
Este licenciado en Economía en Harvard podría convertirse en el nuevo primer ministro.
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Antonis Samarás fue compañero de habitación de Yorgos Papandréu cuando ambos estudiaban en el Amherst College, en Massachusetts. El transcurrir de los años los situó, respectivamente, al frente del principal partido conservador griego, Nueva Democracia, y la gran fuerza socialista, el Pasok. Pero mientras la crisis del país ya sacó al segundo de circulación, el primero podría convertirse en el protagonista del nuevo capítulo político que se escribe a partir de hoy, si decide pactar con el partido de su ex compañero para formar un gobierno de coalición que mantenga a Grecia en la eurozona.
Licenciado en Economía en la Universidad de Harvard, Samarás entró a formar parte de la política griega en 1977 como miembro del Parlamento griego en Mesina. Se convirtió en ministro de Finanzas en 1989 y, posteriormente, ocupó la cartera de Asuntos Exteriores hasta 1992. Su popularidad creció por la conocida como “polémica de la macedonia”: cuando en1991 la República de Macedonia se separó de la antigua Yugoslavia, Samarás se negaba a que se la designara sólo como Macedonia sin ningún tipo de calificación como “Norte”, alegando preocupaciones históricas y territoriales derivadas de la ambigüedad entre ella y la región adyacente griega de Macedonia. Esto lo llevó a dimitir en 1992 del gobierno del primer ministro Costas Mitsotakis.
Cuando el Pasok de Papandréu ganó las elecciones anticipadas que Costas Karamanlis había convocado en octubre de 2009, Samarás fue elegido líder de Nueva Democracia para revitalizar el partido. En los últimos meses se ha mostrado defensor de la austeridad y las privatizaciones, y ha avanzado que revisará “las desastrosas políticas económicas” de los últimos años, y ha enviado guiños a la troika de inspectores de la UE, el BCE y el FMI, así como a los mercados de capitales.
Con todo, su postura ha experimentado un viraje a lo largo de la presente crisis, ya que en un primer momento se opuso a los recortes de salarios y pensiones, a las subidas de impuestos y a la liberalización económica propugnada por Bruselas y Washington.
Un claro ejemplo de su cambio es que votó en contra del primer programa de rescate y luego respaldó el segundo. De hecho, en esta campaña electoral ha apoyado públicamente la asistencia externa. “Si cancelamos el plan de rescate nos convertiremos en la oveja negra de Europa”, afirmó el pasado miércoles en un mitin. También pretende bajar impuestos para atraer inversiones extranjeras.
Con un discurso político algo tintado por el populismo, en las últimas semanas ha tratado de seducir a la población con posturas conservadoras y nacionalistas.