Los inversionistas pagaron ayer caro por el exceso de entusiasmo de la semana pasada. Las bolsas en los principales mercados mundiales retrocedieron con fuerza luego de que la reunión de ministros de Hacienda del fin de semana concluyera con algunas declaraciones generales pero sin medidas concretas de apoyo para evitar un eventual default de Grecia.
“La reunión terminó con nada concreto y claramente decepcionó a los mercados”, comentó a Bloomberg Anke Richter, estratega de crédito de Mizuho International.
Por el contrario, los acreedores del gobierno heleno están perdiendo la paciencia por la demora en los ajustes fiscales y están amenazando con suspender la entrega de ayuda, lo que podría precipitar un incumplimiento. Los representantes del Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo, y la Comisión Europea, sostuvieron ayer una prolongada teleconferencia con el ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos, para exigirle detalladas cuentas de las medidas que está aplicando el gobierno socialista de George Papandreou para ajustar las cuentas fiscales.
Los inspectores deben decidir si liberan el sexto tramo del primer paquete de rescate y si autorizan un segundo paquete de ayuda aprobado el 21 de julio. A comienzos de mes, la denominada “troika” de auditores, suspendió las revisiones de las cuentas griegas al detectar una importante brecha en su presupuesto que no había sido reconocida por el gobierno.
“La incertidumbre va a continuar ya que Grecia necesita el sexto tramo del primer rescate o de lo contrario se va a quedar sin efectivo a partir de octubre”, pronosticó Richter.
El ministro griego reconoció que la situación es compleja. “No podemos avanzar sin la implementación de reformas fiscales reales y estamos retrasados. Debemos llegar a fines de diciembre con un resultado de balance de efectivo que esté dentro de las metas fiscales”.
Las dudas sobre el futuro de Grecia y las amenazas de un contagio a otras economías de la región hicieron caer al euro y dispararon el riesgo.