Por María Ignacia Alvear C.
Los ministros de Finanzas de la Unión Europea (UE) dieron un gran paso ayer hacia la unión bancaria al aprobar la creación de un Mecanismo Único de Supervisión bancaria (MUS), con lo que entregan al Banco Central Europeo (BCE) poderes de supervisión sobre 6.000 bancos de la eurozona. Este sistema comenzaría a funcionar en noviembre de 2014. Antes de que el BCE asuma su rol de supervisión, deberá dirigir una serie de pruebas de esfuerzo a los 130 mayores bancos del bloque el próximo año.
“Hemos escrito historia regulatoria”, comentó el comisionado europeo, Michel Barnier, que creó el borrador del plan para la supervisión del BCE. “Este es un paso muy importante: el comienzo de una nueva era para la supervisión de los bancos de la eurozona”, acotó, citado por Reuters.
Sin embargo, el nuevo rol del BCE perdería gran parte de su influencia sin un cuerpo que lidie con los bancos en problemas. El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble, prácticamente arruinó las esperanzas de que el fondo de rescate de la eurozona, el Mecanismo de Estabilidad Europea (MEE), ayudaría a las entidades directamente sin convertir a sus gobiernos en responsables por repagar la ayuda.
Schaeuble señaló uno de los principales obstáculo para inyectar ayuda de la eurozona a los bancos, al recordar la historia de rechazos de Irlanda a las iniciativas europeas en referendos. “En Alemania, necesitamos un cambio en la legislación, lo que quizás es tan difícil como un referendo en Irlanda”, acotó.
Los líderes de la UE, que se reunirán la próxima semana en Bruselas, también les han encargado a sus ministros de Finanzas que alcancen un acuerdo para fines de este año sobre una agencia de la eurozona que cierre o salve a los bancos antes de que se salgan de control, lo que conforma la segunda etapa de la unión bancaria.
Regreso de Irlanda
Por otro lado, las autoridades europeas se aprontan a celebrar un hito que marcaría el fin de la crisis, con el término en los próximos meses del rescate a Irlanda, lo que demostraría que el país puede subsistir sin la ayuda de una línea de crédito. Además, España está decidida a continuar sin ayuda adicional. “Ambos programas están encaminados a un término existoso”, comentó el comisionado de Asuntos Monetarios y Económicos de la UE, Olli Rehn.
Por su parte, el gobierno irlandés anunció ayer su séptimo presupuesto de austeridad consecutivo, que incluye alzas de impuestos y recortes del gasto valorados en 2.500 millones de euros.
De todos modos, el nuevo presupuesto ya permite cierta holgura, ya que el ajuste se redujo en 3.100 millones de euros respecto de lo que se estimaba previamente.
Además, de ahora en adelante, Irlanda y los otros miembros de la eurozona deberán enviar un borrador de sus presupuestos a Bruselas para una revisión antes de que se debatan en los parlamentos de cada país. Bajo los nuevas reglas, Rehn puede buscar cambios en casos extremos donde los presupuestos infringen los límites de deuda y déficit.