Los desafíos que deberá enfrentar Latinoamérica en 2014

La perspectiva económica para este año es sólida, aunque persistirán los riesgos externos.

Por: | Publicado: Viernes 3 de enero de 2014 a las 05:00 hrs.
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La perspectiva económica para Latinoamérica en 2014 parece ser positiva, con sólidos fundamentos macroeconómicos, una demanda doméstica resiliente y avances en reformas estructurales en algunos países que apoyan un repunte en el crecimiento a 3,2% (desde un estimado 2,7% en 2013) y establecen un escenario para un desempeño incluso más sólido en 2015-2018 (con un crecimiento promedio de 3,7%). Sin embargo, aunque una recuperación progresiva de la actividad económica en los países OCDE entregará un respaldo, los riesgos domésticos y externos continuarán abundando y pondrá a prueba la resiliencia de las economías de la región en el corto plazo.

Panamá, Perú y Bolivia registrarán las mayores tasas de crecimiento de la región en 2014 (7%, 5,7% y 4,8% respectivamente) mientras que El Salvador y Venezuela se quedarán atrás (1,8% y una contracción de 1,6% respectivamente). Paraguay, Chile, Nicaragua y Colombia también tendrán un buen desempeño, con tasas de expansión de o sobre 4,5%. México y Brasil, creciendo 3,4% y 2,6% respectivamente en 2014, decepcionarán, dado al gran potencial de sus mercados internos y las muchas ventajas competitivas.

A pesar del sólido desempeño esperado para la región en 2014 y su creciente resiliencia a los shocks externos con respecto a los anteriores, una serie de riesgos externos y domésticos representan riesgos a la baja para nuestros pronósticos, y podría desafiar a los gobiernos e inversionistas en al región durante este año.



El tapering de la Fed


El retiro gradual del estímulo monetario de la Reserva Federal de Estados Unidos (que inundó la economía global con más de 
US$ 3 billones durante los últimos cinco años) tiene el potencial de crear volatilidad en el mercado y podría golpear las inversiones en la región en el corto a mediano plazo. Sin embargo, Latinoamérica ha dado grandes pasos en reducir sus tradicionales vulnerabilidades fiscales y externas, mientras que las reservas internacionales récord (US$ 835 billones en 2012) darán una mayor potencia para lidiar con la volatilidad de las divisas. El tapering ayudará a revertir las presiones de apreciación de monedas Latinoamérica en el corto plazo, entregando algún apoyo a las exportaciones de manufacturas de la región. No obstante, una liquidez internacional más ajustada y la creciente atracción de las economías OCDE crearán un clima más desafiante para la región en sus esfuerzos para atraer inversiones, con los defectos de la competitividad siendo examinados por los potenciales inversionistas.



Debilidad en eurozona


Aunque el riesgo de un colapso en el eurozona, o de más impagos de deudas, ha disminuido significativamente, la perspectiva económica para el bloque (uno de los socios comerciales y de inversión clave de América Latina, representando cerca de 20% de sus exportaciones e importaciones en 2012) se mantiene moderada, con las necesitadas políticas de austeridad para abordar los aún severos problemas fiscales de la región y las persistentes deficiencias en la competitividad que restringen el crecimiento.

Aunque esperamos que la recuperación continúe, con una tasa de crecimiento promedio pronosticada de 0,9% en 2014 (sobre una contracción de 0,5% en 2013), el proceso seguirá sujeto a contratiempos periódicos. Esto continuará afectando a Latinoamérica a través de un comercio débil, las inversiones, el crédito y el turismo.

Por otro lado, la reciente adopción de parte de China de estrategias de desarrollo presenta otro riesgo para Latinoamérica en 2014, dado que el 12% de las exportaciones totales de la región fueron a ese país en 2012. La nueva estrategia busca quitar espuma a la economía china, especialmente al frenar los préstamos bancarios y dejar a la economía encontrar una tasa de crecimiento más natural, basándose en el consumo de los hogares en vez de las exportaciones e inversiones. Esperamos que el PIB de China se desacelere a 7,3% en 2014 desde 7,7% en 2013; el crecimiento se desacelerará más en los siguientes cuatro años, llegando a un mínimo récord de 5,9% en 2018. Una expansión más débil reducirá, en particular, el impulso del que los exportadores de commodities sudamericanos disfrutaron desde 2003. Aunque no imaginamos un colapso en los precios de los commodities -los que continuarán siendo respaldados por la demanda relacionado a la infraestructura en varios mercados emergentes- los países en desarrollo no tendrán la capacidad de disfrutar de ganancias anuales acumulativas en términos de comercio experimentadas en los últimos años, y las reformas para estimular la productividad doméstica serán cada vez más necesarias para sostener el crecimiento.



El problema de la competitividad


Latinoamérica ha tenido un bajo rendimiento en comparación con otros mercados emergentes en términos de su tasa de crecimiento y potencial, y nuestros pronósticos sugieren que eso continuará. Aunque esto refleja en parte el reducido alcance de Latinoamérica para llegar a los niveles de ingresos de los países desarrollados, también es una consecuencia de las deficiencias estructurales, las que arrastran a la productividad y el crecimiento. Las reformas para simplificar los sistemas tributarios y ampliar la base imponible son sumamente necesitadas para eliminar la burocracia e impulsar los ingresos gubernamentales. Según la OCDE, los ingresos fiscales en Latinoamérica totalizaron 19,4% del PIB en 2010, lo que es bajo en comparación con el promedio OCDE de 33,8%. También es muy dependiente de los impuestos indirectos -los que son especialmente regresivos y perjudiciales para el fortalecimiento de los mercados domésticos en una región con altas tasas de pobreza- y de las exportaciones de commodities, lo que deja las finanzas públicas expuestas a shocks externos. Una mayor liberalización de los mercados factores (al mejorar la competencia en los mercados de bienes y servicios y al incrementar la flexibilidad de los mercados laborales) también entregará un impulso al clima de negocios y a la inversión en la región.

La infraestructura subdesarrollada también es una limitación clave en la capacidad de la región para alcanzar un crecimiento sostenido, con la inversión pública en infraestructura que aún sigue sin recuperarse de los recortes hechos bajo los programas de estabilización en los ‘90. México está liderando el camino en la implementación de una agenda pro-competitividad y esperamos que otros países lo sigan, impulsados por la necesidad de mejorar su atractivo en medio de una creciente competencia por las inversiones.



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