Más sobre Ideología de Género
ada día se hace más necesario insistir en la necesidad de una antropología que reconozca la inalienable dignidad de la persona humana, y que considere la diferencia y complementariedad de los sexos como parte constitutiva de ella. A tal concepción del ser humano se opone radicalmente aquella que considera las nociones de varón y mujer como meros “constructos culturales”. Dicha posición, que redunda en un intento de deconstrucción de la cultura y del hombre mismo, es denunciado con fuerza por la Conferencia Episcopal Venezolana en la presente Declaración, la cual forma, a su vez, parte del recientemente publicado Cuaderno Humanitas n°35, -Introducción a la IDEOLOGÍA DE GÉNERO-.
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Introducción
1. Es muy vivo el interés de la Iglesia, “experta en humanidad”, en su misión evangelizadora, de cuidar y de velar por la familia y el matrimonio. Para ello, proclama el Evangelio de la Familia y de la Vida. La Sagrada Familia es un claro ejemplo de ello: María es esposa de José y madre de Jesús; José, esposo de María y padre de Jesús; el niño Jesús, a quienes adoran los pastores y los Magos, por ser Dios y hombre verdadero. Este modelo de la Sagrada Familia, ilumina a todas las familias y nos ofrece luces para la defensa de la vida.
2. Queremos exponer la situación cultural y ambiental fruto del alejamiento de Dios y de su maravillosa obra creadora y redentora que intenta construir una ideología que socava profundamente los presupuestos naturales y conductuales, que tiene toda persona humana. Sus consecuencias son impredecibles.
3. Reafirmamos nuestro más profundo respeto a la dignidad de toda persona humana y nuestro rechazo a cualquier discriminación contra las personas con orientación sexual distinta. Asimismo, rechazamos cualquier insulto, ataque, imposición legal o penal, contra quienes proponemos la presente doctrina sobre la vida, la persona sexuada, varón o mujer, como camino para el proyecto de Dios sobre el mundo, la familia y la convivencia social.
Complementareidad del hombre y la mujer
4. La realidad de la persona creada como varón o mujer, es una verdad indiscutible. Nunca se había pensado en otra realidad distinta a la enseñanza del Génesis en la creación: “Varón y mujer, los creó” (1 Gen 1,27). El sentido común, la ciencia y la investigación han confluido en la realidad de la complementariedad de los sexos. Los creyentes y muchos hombres y mujeres de buena voluntad, deben sentir la orientación de la Iglesia que “se une a ellos poniendo su propio servicio a la verdad, libertad y dignidad de todo hombre y mujer” (Mulierem dignitatem, 4) (…).
7. La Iglesia siempre ha enseñado que a esta tarea la debe realizar la mujer sin renunciar a la femineidad. Es una deformación intentar expresar el comportamiento femenino imitando a los hombres y una gran injusticia exigirlo. Sería por tanto una discriminación inaceptable pensar que la dignidad de la mujer se realiza sólo en las actividades exteriores y públicas, despreciando el ámbito familiar y doméstico, tan necesarios para una adecuada y serena vida familiar. La igual dignidad del hombre y la mujer reclaman que la mujer además de sus tareas relacionadas con la maternidad, puede y debe integrarse a las funciones públicas y a otras profesiones. Así la evolución social y cultural se realice de modo plenamente humano.
8. Las palabras del relato del pecado original “él te dominará” (Gn 3, 10) pudieran interpretarse como de inferioridad de la mujer. Sin embargo, Jesucristo defiende enérgicamente la igual dignidad del hombre y la mujer. Dios da estabilidad a la unión de mujer y hombre diciendo que son “una sola carne” (Gen 2,24). Rechaza el permiso que dio Dios a Moisés de repudiar a sus mujeres, y señala que “al principio no fue así” (Mt 19,8). Y san Pablo dignifica la unión de los esposos hablando de ella como un “misterio” que refleja la unión de Cristo con la Iglesia (Cfr. Ef 5,30 3).
9. Así, ser mujer no es una construcción masculina. Querer la mujer parecerse al hombre puede ser una acción “libre” pero está reñida con el sentido común y la revelación originaria de Dios. Querer un hombre parecerse a una mujer es igualmente extraño, ajeno a la fe y al sentido común. Eliminar las diferencias entre hombre y mujer va en contra del sentido común y de la revelación de Dios (…).
¿Qué sucede hoy? Ideología del género
11. No se puede “aceptar ideologías que pretenden partir en dos los aspectos inseparables de la realidad. No caigamos en el pecado de pretender sustituir al Creador. Somos creaturas, no somos omnipotentes. Lo creado nos precede y debe ser recibido como don. Al mismo tiempo, somos llamados a custodiar nuestra humanidad, y eso significa ante todo aceptarla y respetarla como ha sido creada” (Amoris Laetitia, (AL) 56).
12. Es necesario, ver con perspectiva, los principales elementos de la así llamada ideología del género:
A. Se desconoce el plan creador de Dios y se desconoce que somos criaturas, seres creados, a quienes se nos precede y se nos orienta: “macho y hembra los creó” y los bendijo Dios. “Sed fecundos y poblad la tierra”.
B. El hombre se ha liberado en su cuerpo y en su alma de su ser natural o creado. No hay naturaleza humana, por tanto, el hombre se vuelve “creador”, capaz de descontrol y construir el género humano, su desarrollo. Vale todo, sin ningún respeto por el otro.
C. Niega la diferencia sexual entre hombre y mujer, por tanto, su complementariedad sexual y su reciprocidad en el amor.
D. La identidad sexual es fruto de una decisión libre y puede cambiar con el tiempo.
E. Si la familia no se funda en la diferencia sexual (varón y mujer), cualquier iniciativa de tipo afectivo sexual puede constituir “una familia”. Por eso se está hablando de diversos tipos de familia.
F. Con motivo de la “inclusión” y de la libertad que tiene cada persona, se impone como “pensamiento único posible” aceptar cualquier decisión legal sobre esta materia. De tal manera que es atacado y perseguido el que habla o defiende que la familia la constituyen un hombre y una mujer. Esto hoy sucede en muchos países: persecución, penas y multas, expulsión de tareas docentes, etc.
G. El acto generativo se manipula y se desvincula del papel procreador del hombre y la mujer: paternidad y maternidad son realidades componibles y descomponibles.
H. Los proyectos educativos están inmersos de esta visión. Basta ver los ejemplos de familia en los libros de Educación sexual (…).
Cómo rescatar una sana visión de la familia y la sexualidad
13. Una primera idea es obvia. Dios quiere al hombre y la mujer según su designio original. La naturaleza humana es la que Dios creó. El hombre es, no se construye. Lamentablemente se puede corromper, a veces sin culpa, pero siempre hay un anhelo de normalidad, de familia, de amor, inscrito en el hombre y la mujer (…).
17. Hablar de la sexualidad. El sexo forma parte de la persona. Los propagadores de la ideología de género no hablan de sexo sino de género. Lo que la experiencia y la ciencia confirman es que el sexo es algo dado, que afecta lo genético, la psicología, el cuerpo, los afectos y el modo de relacionarse los seres humanos. Del sexo hay que hablar porque él está implicado junto con toda la persona en la educación y en la realización del amor.
18. Urge proclamar el Evangelio de la Vida. La vida siempre es un don de Dios y “una sorpresa” en cierta manera. Hoy hay una mentalidad anticonceptiva generalizada, y los hijos, según esa mentalidad, son una “carga” que hay que sacar adelante. Ver a los hijos como un “don” forma parte de una recta concepción de la vida. Y finalmente, hay que dar testimonio de la felicidad del matrimonio. Con realidad, hay que hablar de cómo la complementariedad es una bendición de Dios.
19. El derecho a la educación de los hijos corresponde a los padres, y no al Estado ni a ninguna institución. Hay que alentar a que la sociedad se despierte: dos familias pueden hacer mucho, y muchas juntas pueden hacer mucho. Hay que promover asociaciones familiares, desde la Iglesia hay que bendecir muchas veces la vida, la familia y el matrimonio. En este sentido, las familias pueden y deben jugar un papel muy importante tanto como divulgadores de la bondad del matrimonio y de la familia constituidos como ser testimonio de la belleza de la vida.
20. A la vez que se proclama el Evangelio de la Vida, se deben manifestar los desacuerdos frente a las propuestas que se quieren imponer y hasta protestar, respetuosa y pacíficamente, con firmeza, contra las decisiones que están minando la institución familiar y desvalorizando el sentido de la vida y la persona humana.
La educación de los hijos
21. Reafirmamos la importancia de la educación de los hijos por parte de sus padres. Francisco lo introduce así: “Los padres siempre inciden en el desarrollo moral de sus hijos, para bien o para mal. Por consiguiente, lo más adecuado es que acepten esta función inevitable y la realicen de un modo consciente, entusiasta, razonable y apropiado. Ya que esta función educativa de las familias es tan importante y se ha vuelto muy compleja, quiero detenerme especialmente en este punto” (AL 259).
22. Francisco se pregunta: “¿Dónde están los hijos? La familia no puede renunciar a ser lugar de sostén, de acompañamiento, de guía, aunque deba reinventar sus métodos y encontrar nuevos recursos. Necesita plantearse a qué quiere exponer a sus hijos. Para ello, no se debe dejar de preguntarse quiénes se ocupan de darles diversión y entretenimiento, quiénes entran en sus habitaciones a través de las pantallas, a quiénes los entregan para que los guíen en su tiempo libre. Sólo los momentos que pasamos con ellos, hablando con sencillez y cariño de las cosas importantes, y las posibilidades sanas que creamos para que ellos ocupen su tiempo, permitirán evitar una nociva invasión. Siempre hace falta una vigilancia. El abandono nunca es sano. Los padres deben orientar y prevenir a los niños y adolescentes para que sepan enfrentar situaciones donde pueda haber riesgos, por ejemplo, de agresiones, de abuso o de drogadicción” (AL 260).
23. Hoy en la educación formal se habla del aborto y de la anticoncepción como algo culturalmente normal. Ya empieza a ser normal hablar de diversos tipos de familia. Desde primer grado se dan clases “sexualidad” señalando que hay más opciones además de ser niño o niña. Con juegos y cuentos banalizan o eliminan la palabra matrimonio. Encontramos en las redes sociales videos y mensajes verdaderamente incitantes a una exploración sexual temprana. Se ha constituido el Estado docente, y para poder impartir clases hay que realizar una serie de cursos imbuidos de esta ideología. La ciudadanía está por encima de los padres en la educación. Esto va en contra de la Declaración Universal de los derechos humanos que dice claramente “los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”.
24. Existe un fuerte financiamiento para imponer la agenda sobre del género, el recurso que le queda a la gente es la protesta, el reclamo. Estamos ante un escenario ya instalado en la agenda neo liberal, educativa, social, política y legal que busca invadir todo (…).
Conclusión
27. Se debe fomentar una gran comprensión con las personas que han sido captadas por la ideología del género. Han vivido pensando que toda inclinación sexual es auténtica y posible. Así se desorientan muchas personas y pierden el norte de la sexualidad que está orientada al servicio, al amor y a la donación.
28. Es, a veces, una obligación de conciencia decir “No”. Toda familia, todo hombre o mujer, cada grupo de personas que vean oportuno actuar, deben rebelarse ante la imposición educativa, legal y avasalladora de la ideología de género. El derecho a decir “No” y organizarse para manifestarlo es perfectamente válido y muchas veces indispensable.
29. Por último y es lo más importante. “Ante las familias, y en medio de ellas, debe volver a resonar siempre el primer anuncio que “es lo más bello, lo más grande, lo más atractivo, y al mismo tiempo lo más necesario” (EG 35). (…) Porque “nada hay más sólido, más profundo, más seguro, más denso y más sabio que ese anuncio” y “toda formación cristiana es ante todo la profundización del kerigma” (EG 165)” (AL 58). Es decir, el encuentro con la persona de Jesucristo es determinante para que este mensaje se extienda y profundice. Jesucristo y la fe cristiana han cambiado el mundo, y pueden hoy revitalizar la familia cristiana.
30. Que el ejemplo de la sagrada Familia de Nazaret, de José, de María y de Jesús, el Evangelio de la familia, sea el norte de los creyentes y de los hombres de buena voluntad.