Desde la burbuja inmobiliaria no ha habido un momento tan rentable para comprar viviendas en España, como el actual. Al menos según las cifras oficiales: el rendimiento medio bruto anual de la vivienda se sitúa en 8,6%, un nivel no visto desde 2007, el año de máximo apogeo de los precios y las ventas del mercado residencial, de acuerdo con cifras publicadas por el diario hispano Expansión.
El tema es de interés incluso para los inversionistas chilenos, que luego de la crisis en ese país compraron varios inmuebles. El caso más recordado es del mismo Andrónico Luksic que adquirió un edificio en Madrid.
El rendimiento bruto total de un inmueble residencial se calcula como la rentabilidad bruta estimada por arriendo más la plusvalía. Es decir, no sólo tiene en cuenta lo que obtendría cada año el inversionista al poner el inmueble en arriendo, sino, también, lo que ganaría al venderlo en doce meses.
Cuestión de cifras
En marzo la rentabilidad bruta anual de la vivienda en España ascendía a 6,18% y en junio subió 2,41 puntos porcentuales, hasta 8,6%.
Esto es, nada menos que cinco veces mayor que el 1,75% que ofrece la deuda a 10 años en España. En tanto, los depósitos ofrecen 0,5%.
¿Qué significa esto? Simplemente que es un momento propicio para invertir en vivienda para arrendar, tanto para inversionistas pequeños como grandes.
Y hay más datos que avalan esta apuesta: el porcentaje de personas en España que prefiere arrendar a comprar ha subido con fuerza, desde 9,6% de la época del boom inmobiliario hasta una tasa actual del 15,4%, según los datos del Banco de España.
En tanto, el precio de los departamentos comienza a subir (2,6% en 2015) y el arrendamiento también, aunque más levemente (un 1%).
El 8,6% es la cifra más elevada desde septiembre de 2007, cuando la rentabilidad de comprar una casa ascendía a 12,1% anual. En aquel momento, el sector residencial estaba en un espiral de hiperinflación y crédito, con la burbuja a punto de estallar.
Ahora la situación es radicalmente distinta. La recuperación residencial ha comenzado, de forma paulatina y moderada, con las viviendas subiendo de precio y las ventas recuperándose, pero con cifras muy lejanas de las que anunciaron la catástrofe.