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REGÍSTRATE AQUÍPor: Equipo DF
Publicado: Viernes 11 de julio de 2014 a las 05:00 hrs.
La ONU acaba de aprobar una resolución que reconoce a la familia como núcleo fundamental de la sociedad y reafirma su derecho a especial protección por el Estado. La resolución se basa en que a la familia compete la primordial responsabilidad en el cuidado, educación y forjamiento de la personalidad de los niños. Todo esto es evidente en el ámbito jurídico, histórico y sociológico. Lo único novedoso es que la resolución tuvo 14 votos en contra, y uno de ellos fue el del Gobierno de Chile.
Nuestra Constitución afirma, en su art. 1º, que la familia es el núcleo fundamental de la sociedad, y que es deber del Estado protegerla y fortalecerla. La vida del que está por nacer, el hogar familiar y la honra de la persona y de su familia son inviolables. Los padres de familia tienen el derecho preferente y deber de educar a sus hijos, y pueden libremente escoger dónde serán educados. El Código Civil los hace responsables del hecho de sus hijos menores que habiten en la misma casa, y de los delitos o cuasidelitos que éstos cometan y conocidamente provengan de la mala educación que les impartieron o les dejaron adquirir. Tan evidente es el impacto nuclear que la familia tiene en el desarrollo macrosocial, que The Economist editorializó sobre la responsabilidad que un analista o consejero de inversiones tiene respecto de quien lo contrata: antes de invertir en un país, verifique qué tan robusta o frágil es allí la institución familiar. Es espejo indicativo y modelo predictivo de lo que esa sociedad llegará a ser. La familia es la primera unidad de consumo y de producción, y la primera educadora de las virtudes que sustentan el desarrollo integral: austeridad, perseverancia, acatamiento de la ley, cumplimiento de la palabra empeñada.
Quienes con talento y generosidad impulsan políticas sociales a favor de la vida y de su santuario natural, la familia, califican el voto chileno como “inexplicable”. En realidad es coherente. El sesgo ideológico que prima en nuestros gobernantes los hace refractarios, inmunes a la realidad: el deseo subjetivo prevalece sobre el derecho objetivo. Es su política en materia de aborto y lo será en materia de familia. Como ella está basada principalmente en el matrimonio, tienen que comenzar reinventando e imponiendo su definición de matrimonio. Quedará reducida a un indeterminado vínculo afectivo entre personas con algún proyecto de vida en común. ¿Heterosexuales? No, porque sería discriminación. ¿Sólo dos personas? También es discriminación, y ya hay un precedente canadiense que aspira al matrimonio grupal o poliamor, que permitiría a las parejas homosexuales incluir al menos un contrayente de distinto sexo.
La miopía de la ideología está empeñada en reinventar la familia. La familia está convocada a defenderse. Es patrimonio de la Humanidad y su indispensable garantía de futuro.
Desde su mirada única sobre el arte contemporáneo hasta su incansable búsqueda de la excelencia, Patricia comparte su historia, su visión sobre el rol del arte en la sociedad y cómo ha construido un espacio fundamental para la escena artística chilena.