Opinión

Turquía: la nueva nación indispensable

Primer ministro de la República de Turquía

Por: | Publicado: Viernes 31 de diciembre de 2010 a las 05:00 hrs.
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Por Recep Tayyip Erdogan

ANKARA Turquía dejó su huella como uno de los países más influyentes no sólo en 2010, sino en la primera década del tercer milenio. Al inicio de la nueva década, también, la posición geopolítica, el rico legado histórico, la profundidad cultural, la población joven bien educada, la democracia cada vez más fortalecida, la creciente economía y la política exterior constructiva de Turquía lo convirtieron en un país indispensable en un mundo transformado por la rápida globalización.
Al hacer uso de todos sus activos, Turquía contribuye a la estabilidad y la paz regional y trabaja para lograr un orden global basado en la justicia, la igualdad y la transparencia. Como potencia emergente, Turquía continuará concretando su potencial y contribuyendo a la paz global.
Las condiciones caóticas del mundo post-Guerra Fría convirtieron las guerras civiles, las ocupaciones, el armamento nuclear y el tráfico de seres humanos en problemas crónicos. Mientras la globalización ofrece nuevas oportunidades, también causa nuevos problemas globales y profundiza las desigualdades intrínsecas del orden mundial. Ya no es posible sostener el actual orden mundial que, basado como está en una noción desvirtuada de relaciones centro-periféricas, simplemente produce injusticia y desigualdad.
Turquía intenta contribuir a la paz regional y global facilitando las reformas democráticas a nivel interno e implementando una política exterior basada en principios. Como miembro de la OTAN, Turquía apunta a convertirse en miembro pleno de la Unión Europea y establecer relaciones cordiales con sus vecinos del sur y del este. La posición de Turquía que mira al este y a Occidente- no es ni paradójica ni inconsistente. Por el contrario, la posición geopolítica multidimensional de Turquía es un activo para la región.
Existen pocos países que puedan desempeñar un papel tan crítico. Turquía constituye una nueva síntesis por su capacidad para vincular estas cualidades y contextos tan diversos.
Esta capacidad es esencial porque necesitamos dejar atrás los desacuerdos, conflictos y miedos maniqueos de la era de la Guerra Fría. Quienes ven el mundo a través de esos lentes viejos y temerosos tienen dificultad para entender el creciente perfil y dinamismo de Turquía. Pero las realidades del siglo XXI necesitan una perspectiva multidimensional e inclusiva.
En base a estos principios, Turquía sigue una política exterior proactiva desde los Balcanes hasta Oriente Medio y el Cáucaso. Esta geografía es el área remota histórica y cultural natural de Turquía. Los lazos culturales e históricos con los pueblos de estas regiones son profundos y conducentes a la paz.
Turquía no puede mantenerse indiferente a esta geografía, ya que se encuentra en el centro de ella. La historia claramente demuestra que es imposible establecer y sustentar la paz global sin asegurar la paz y la estabilidad en los Balcanes y Oriente Medio. Turquía sigue una política constructiva e inclusiva para estas regiones, que está signada por modelos destacables de convivencia, ciencia, arte, cultura y civilización.
Debido a nuestros esfuerzos recientes, las heridas de la guerra bosnia se están curando, lo que facilita la paz y la estabilidad entre los pueblos de los Balcanes. Los esfuerzos de Turquía también ayudan a prevenir guerras en Oriente Medio, y nuestros esfuerzos intensos fueron de gran ayuda para mantener una vía diplomática abierta respecto de la cuestión nuclear iraní.
Es más, ayudamos a facilitar la estabilidad política en Irak y a la misión de la OTAN en Afganistán. Y, de suma importancia, Turquía está haciendo esfuerzos enormes para ayudar a establecer un Estado palestino independiente y sustentable esfuerzos que son valorados por los amigos orientales y occidentales de Turquía por igual.
Hoy, Turquía lleva a la práctica una política que representa un sentido de justicia en Oriente Medio y está trabajando en pos de la eliminación de las fronteras y muros artificiales entre los pueblos de la región. Nuestro deseo es vivir en una región donde se respete la dignidad de cada persona. Es por eso que objetamos la agresión y el bloqueo de Israel en Gaza, y seguiremos haciéndolo.
Sabemos que no es posible alcanzar la paz global a menos que establezcamos una paz sustentable en Oriente Medio, lo que exige resolver la cuestión palestina. Por lo tanto, instamos a Israel y al resto de los países involucrados a implementar políticas constructivas y pacíficas.
Motivados por estos principios, el primer ministro español, José Luis Rodríguez Zapatero, y yo mostramos a través de nuestra Iniciativa Alianza de Civilizaciones en 2004 que las diferencias culturales, históricas y religiosas no pueden ser motivo de conflicto. La base de nuestra estrategia para con la humanidad es el siguiente principio del famoso poeta turco Yunus Emre: Amamos y respetamos lo creado debido al Creador.
En consecuencia, nos oponemos firmemente a la discriminación contra cualquier sociedad, religión, secta, cultura o país. Consideramos el antisemitismo, la islamofobia y el prejuicio contra el cristianismo crímenes contra la humanidad, cuyos valores y reglas éticas comunes nos obligan a confrontar y rechazar todas las formas de discriminación.
Además de sus valores culturales, históricos y diplomáticos, la economía vibrante de Turquía se convirtió en una fuente de estabilidad y bienestar. Cuando mi partido asumió el poder en 2002, la economía turca totalizaba aproximadamente 250.000 millones de dólares. Hoy, el PBI anual de Turquía alcanzó los 800.000 millones de dólares, lo que la transforma en la sexta economía más importante de Europa y en la decimoséptima más grande del mundo. También fue una de las menos afectadas por la crisis económica global, con un creciente comercio exterior, un sistema bancario sólido, y pequeñas y medianas empresas diversas y prósperas. Por lo tanto, la economía turca regresó a sus niveles previos a la crisis en 2010.
Todas estas cualidades transformaron a Turquía en un lugar atractivo para los negocios, los medios, los artistas, los diplomáticos, los estudiantes y las organizaciones no gubernamentales de todo el mundo. El poder blando cada vez mayor de Turquía se está convirtiendo en una de sus características más significativas, que seguiremos utilizando para mejorar la paz regional y global.
El impacto de la globalización trajo aparejado un reequilibrio del poder, pero la demanda de justicia, transparencia y legitimidad se mantiene constante. Los problemas globales de nuestros tiempos necesitan cooperación, voluntad política y sacrificio. Es por ese motivo que seguimos una política proactiva en instituciones multilaterales para permitir que se compartan los recursos de nuestro mundo de una manera equitativa.
Turquía seguirá trabajando para un orden global justo y equitativo en 2011 y más allá. Esta es una responsabilidad que emana de nuestra historia, geografía y de los valores universales que defendemos.

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