Proteccionismo podría jugar contra Argentina
Gobierno intenta defender el superávit comercial y las industrias locales, pero podría perjudicarlas restringiendo el suministro y disparando la inflación.
Por: Equipo DF
Publicado: Jueves 21 de julio de 2011 a las 05:00 hrs.
Argentina, que ya es uno de los países más proteccionistas del mundo, ha introducido barreras comerciales adicionales en una apuesta por detener el deterioro de su superávit comercial e impulsar la industria local. Una nueva medida exige que los importadores de miles de bienes igualen sus compras con una cantidad equivalente de exportaciones. La medida seguramente va a generar nuevas tensiones con sus principales socios comerciales, particularmente Brasil.
El mecanismo sería ampliado a todos los bienes terminados, incluyendo productos de electrónica, ropa y muebles. Una política similar ya está en vigor para autos de lujos, motos y maquinaria agrícola. Su ampliación está generando fricciones no sólo con sus socios comerciales sino también entre las compañías locales, que encontrarán difícil cumplir con los requisitos.
Auge de importaciones
La economía creció 9,2% en 2010 —el ritmo más acelerado en cinco años— y la Economist Intelligence Unit pronostica que este año crecerá 6,9%. La rápida expansión ha estimulado la demanda de importaciones, que creció 45% en 2010, a
US$ 53.900 millones, según la agencia nacional de estadísticas INDEC. Las exportaciones también crecieron, pero a un ritmo más lento de 23%, con US$ 68.100 millones. El aumento de las importaciones provocó que el superávit comercial cayera a
US$ 14.300 millones el año pasado desde US$ 18.500 millones en 2009.
La tendencia ha seguido profundizándose en 2011. El crecimiento fue de casi 10% en el primer trimestre. Y las importaciones se están disparando, creciendo 39% en mayo comparado con el mismo mes de 2010 (un incremento atribuido mayormente a volumen que a precio). Para los cinco primeros meses del año, el superávit comercial de Argentina fue de US$ 4.770 millones, 21% menos que en el mismo período del año pasado.
Multiplicando restricciones
Reflejando su determinación de no sólo proteger la balanza comercial sino también de promover la producción interna y empleos, el gobierno de la Presidenta Cristina Fernández ha pisado los frenos de las importaciones varias veces antes. De hecho, según un reporte publicado en 2010 por Global Trade Alert, que monitorea las medidas proteccionistas en todo el mundo, Argentina se ubicó segunda (sólo por detrás de Rusia) en cantidad de medidas discriminatorias.
Más temprano este año, Argentina amplió la lista de productos sujetos a licencias de importaciones no automáticas de 412 a 600, incluyendo importaciones clave como partes para autos, automóviles, textiles, vidrio, químicos, papel y cartón, electrónica y artículos para el hogar. Las nuevas reglas exigen aprobación individual para cada licencia para importar un producto que también sea fabricado en Argentina.
El gobierno alega que la medida fue una iniciativa anti dumping para proteger a los productores de importaciones de Asia artificialmente baratas; ya que una medida defensiva está autorizada bajo las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Pero, las barreras a las importaciones contravienen las reglas del Mercosur, una unión comercial entre Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay. Por lo tanto creó nuevas tensiones con Brasil y particularmente con Uruguay, que fue duramente afectado por las nuevas medidas. Brasil es el principal socio comercial de Argentina, y cerca de un tercio del comercio total de Argentina es con el Mercosur.
Guerra de autos
En mayo, Brasil respondió a las acciones argentinas imponiendo su propio sistema de licencias no automáticas a una serie de bienes importados desde Argentina, incluyendo autos y sus componentes. En parte, esto se hizo debido a las quejas de los exportadores brasileños de que la autorización de las licencias no automáticas de Argentina frecuentemente demoraba mucho más de los 60 días estipulados oficialmente. La acción de Brasil llevó al bloqueo de cerca de 40.000 autos fabricados en Argentina en la frontera con Brasil. Los fabricantes argentinos de autos envían cerca de 80% de sus exportaciones a Brasil, y la industria automotriz ha sido central para el crecimiento económico del país en los últimos años.
Discusiones de emergencia se celebraron a fines de mayo y a comienzos de junio entre los ministerios de Industria de ambos países, lo que llevó a un compromiso de buenas intenciones que alivió algunas de las medidas comerciales (y la promesa de permitir la entrada de todos los bienes paralizados en 60 días). Sin embargo, las barreras en el sector automotor que están en el centro de la disputa se mantienen. Como resultado, los reportes sugieren que miles de autos siguen detenidos en las aduanas. De igual modo, los fabricantes brasileños alegan que sus exportaciones de textiles y calzado están siendo obstruidas en la frontera argentina.
Efectos mixtos
Aparte de las tensiones que las medidas proteccionistas de Argentina han generado dentro del Mercosur, estas restricciones podrían complicar las negociaciones en curso con la Unión Europea para un acuerdo de libre comercio entre las dos regiones. También existe un riesgo de que las medidas puedan provocar respuestas retaliatorias de parte de China, un creciente socio comercial. Argentina y China sólo recientemente resolvieron una disputa anterior sobre la entrada de carne y productos agrícolas de Argentina al mercado asiático.
El enfrentamiento entre Argentina y Brasil en particular también alarmó a los inversionistas internacionales que temen por el potencial de un mayor proteccionismo en los mercados emergentes en general, especialmente aquellos afectados por la apreciación de sus propias divisas y tasas de crecimiento global desigual.
Al mismo tiempo, el gobierno de Argentina podría descubrir que sus políticas diseñadas para proteger su balanza comercial y sus sectores productivos internos tienen efectos mixtos. Con la demanda manteniéndose relativamente firme y las restricciones de capacidad convirtiéndose en algo cada vez más problemático para diversas industrias, este tipo de presiones del gobierno ayudarán a impulsar algo de crecimiento en las inversiones fijas. Sin embargo, en el corto plazo, las industrias locales van a tener problemas para reemplazar los productos afectados por los nuevos controles a las importaciones.
Más aún, considerando el incierto ambiente político y las elecciones nacionales acercándose en octubre, las grandes inversiones que podrían incrementar la capacidad interna probablemente estarán limitadas. Esto va a perpetuar las restricciones que han contribuido a la escasez de suministro interno y las presiones inflacionarias.