El incierto panorama de la industria pisquera de Elqui y Limarí por la sequía
La falta de precipitaciones se convirtió en una realidad estructural. De hecho, la zona semidesértica de Atacama ya se propagó a Coquimbo.
Por: Fernanda Arancibia
Publicado: Lunes 10 de noviembre de 2025 a las 04:00 hrs.
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La sequía no es un fenómeno nuevo en Chile. Con más de 15 años, la situación se mantiene crítica, particularmente en la Región de Coquimbo, donde la industria pisquera no solo debe enfrentar una severa escasez hídrica.
La vendimia 2024 registró una pérdida cercana al 30% de la producción de uva, equivalente a 55 millones de kilos, según la Asociación de Productores de Pisco (Pisco Chile). La superficie plantada de uva pisquera se contrajo un 42% y los kilos producidos disminuyeron un 39%. Respecto al número total de productores, ahora hay un 54% menos, siendo el modelo cooperativo y los pequeños productores los más afectados, con reducciones de 16% y 45%, respectivamente.
De acuerdo con cifras de la cooperativa Capel, en la actualidad se produce un 25% del potencial que los productores tenían hace 25 años.
Escenario hídrico
El principal embalse de la Región de Coquimbo alcanzó solo el 17% de su capacidad total en agosto, siendo las cuencas de Elqui y Limarí las más golpeadas, con el embalse La Paloma a un 12% de su capacidad, según el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (Ceaza). La sequía pasó de ser una situación coyuntural a una realidad estructural en la que la zona semidesértica de la Región de Atacama ya se expandió hacia Coquimbo.
Frente a este escenario, el presidente de Pisco Chile, Francisco Munizaga, declaró a DF que el sector está desarrollando “diversas iniciativas orientadas a mejorar la eficiencia en el uso del agua, fortalecer la sostenibilidad productiva y fomentar la innovación”.
El programa de “Mejoramiento de la producción de uvas pisqueras de pequeños agricultores”, financiado por el gobierno regional de Coquimbo, pronto comenzará su ejecución y se sumará a otras propuestas, como el proyecto de “Reutilización, eficiencia en el uso del recurso hídrico y revalorización de subproductos de la industria pisquera”, desarrollado por INIA Intihuasi, Pisco Chile y financiado por el FIC Coquimbo; y la iniciativa de “Aplicación y Adaptación de Tecnologías en el Reúso de Agua”, impulsada por el Ceaza y financiada por Corfo.
Para el académico de la Universidad de Chile y parte del Centro Regional de Estudios Agronómicos y Ambientales (Uchilecrea), Rodrigo Callejas, “se requieren innovaciones disruptivas que permitan un cambio radical en la forma en que estamos haciendo agricultura en esta zona. Hay que entender que esos cambios pueden causar dolor y me refiero a que quizás deberán salir actores del medio y lleguen otros que puedan adaptarse”.
Aún así, hay quienes siguen en el negocio y, según el gerente general de Limarí Wine & Spirits, Rodrigo Arredondo, eso corresponde a un factor patrimonial importante: “Todos estos negocios normalmente obedecen a una tradición y a gente que está detrás diciendo que esto no puede morir acá, que esto tiene que seguir siendo el emblema de Chile”.
Nuevas tendencias
Además de la sequía, la industria enfrenta el alza de costos de la mano de obra, la reducción de la jornada laboral, el incremento salarial y, principalmente, las nuevas tendencias de consumo, con personas que quieren bebidas con bajo o sin alcohol.
Chile registró una reducción del 30% en la ingesta de alcohol en la población de 15 años en la última década, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), siendo el tercer país de la OCDE con mayor disminución, detrás de Costa Rica (35%) y Corea del Sur (33%).
Esto empujó a las productoras de pisco a considerar nuevas maneras de atraer a los compradores mediante formatos más versátiles, como envases individuales, productos ready to drink y coctelería preparada de bajo grado alcohólico.
Pero un factor que complica la innovación es la rigidez normativa: “La norma técnica del pisco es mucho más estricta” y limita lo que los productores pueden hacer, a diferencia del gin o el vodka, aclaró Arredondo.
Aunque los jóvenes prefieren menos alcohol, las firmas nacionales de destilados tienen un punto a favor. Mientras la industria peruana produce aproximadamente 8 millones de litros, la chilena genera 36 millones de litros al año, de los cuales casi su totalidad es consumido en territorio nacional.
A juicio de Arredondo, al “chileno le gusta su destilado” y eso le permite al sector tener asegurado un consumidor empedernido de pisco, al que las productoras de esta bebida le ofrecen un amplio portafolio de piscos premium, de autor y ediciones limitadas.
Según información de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa), en septiembre de 2025 las exportaciones de pisco y aguardiente llegaron a 92 mil litros y sumaron US$ 600 mil, un alza de 70,2% en volumen y casi un 84% en valor, comparado con el mismo mes de 2024.
Los mayores destinos fueron República Checa (con 328.565 litros), Alemania (162.914 litros) y Estados Unidos (133.716 litros).
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