El próximo miércoles, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, y la directora de Presupuestos, Javiera Martínez, llegarán a la comisión de Hacienda del Senado para presentar el Informe de Finanzas Públicas (IFP) del primer trimestre. El documento incluye las nuevas proyecciones económicas y fiscales del Gobierno, las primeras tras la declaración de la guerra comercial de Trump, además del camino que seguirá el Ejecutivo para enrielar las cuentas públicas, luego del incumplimiento de la meta fiscal del año pasado.
La idea era adelantar el informe para comenzar cuanto antes con el ajuste de gasto requerido. Así lo había señalado el mismo ministro Marcel. En Teatinos 120 esperaban presentarlo esta semana que termina, pero la política arancelaria anunciada por Estados Unidos, con sus primeras consecuencias en los mercados y la economía, obligó a Hacienda a tomarse más tiempo para actualizar sus proyecciones.

Hasta el 2 de abril, día en que Trump anunció al mundo su “tarifazo”, en la economía chilena se percibía un mejor ánimo e incluso había espacio para que Hacienda mejorara sus proyecciones para 2025. En su IFP del cuarto trimestre de 2024, el Gobierno proyectó un crecimiento del PIB de 2,5% este año, pero el cierre más positivo de 2024 y los primeros datos de 2025 alentaron las expectativas de que la actividad podría ir mejor. En su Informe de Política Monetaria (IPoM) de marzo, el Banco Central ya había subido levemente su proyección de crecimiento para el año a un rango de 1,75% - 2,75%.
También se veía un mejor precio del cobre, que es otra de las principales variables en los ingresos fiscales. En su último IFP, Hacienda proyectó un valor promedio de US$ 4,26 la libra para este año, pero antes del anuncio de los aranceles, la cotización llegó a superar los US$ 4,5 la libra en la Bolsa de Metales de Londres y los US$ 5 la libra en Nueva York.
Ante esos mejores datos, algunos economistas esperaban que Hacienda estimara mayores ingresos fiscales que los que tenía previstos, lo que permitiría hacer un ajuste fiscal menor a los US$ 1.500 millones que sugirió el Consejo Fiscal Autónomo (CFA) para reencauzar las finanzas públicas.
El recorte de gasto público estimado por el CFA es políticamente difícil de realizar, más aún en un año de elecciones. Pero es lo que se requeriría para que el déficit estructural baje del -1,6% del PIB que proyectó Hacienda en su último IFP a -1,1% del PIB, que es la meta que se fijó el mismo ministerio para este año. Esto después de que en 2024 el déficit estructural llegara a -3,2%, incumpliendo la meta que era de -1,9% del PIB.

Hacienda en un “zapato chino”
Hoy el escenario más positivo que asomaba en el primer trimestre se ve más lejano. Tras el anuncio de Trump, las expectativas de los analistas para el crecimiento del PIB bajaron a 2% para 2025. Además este jueves se conoció el sondeo de abril de Consensus Forecast -el primero desde que se oficializó la guerra arancelaria- donde el promedio de las proyecciones de 25 entidades consultadas arrojó un crecimiento del PIB de 2,1% tanto para este año como para el próximo, lo que implica una reducción de una décima en relación a la encuesta de marzo para ambos períodos.
Por otro lado, está el factor cobre. Su precio ha caído casi 6%, acercándose a los US$ 4 la libra.
Marcel ha dicho que la situación externa “no afectará tanto el crecimiento de este año”, sino que se dejará sentir más desde 2026 en adelante. Ello le permitiría seguir adelante con el ajuste fiscal comprometido. Pero también señaló que, si la economía se debilita más, la política fiscal no puede ser más procíclica de lo que corresponde y, en ese escenario, no correspondería recortar el gasto.
Para el expresidente del Banco Central, Roberto Zahler, actualmente estamos justamente en el momento de mayor incertidumbre, lo que tiene a Hacienda en un “zapato chino”, de cara a su próximo informe.
Explica que, por un lado, “hay un escenario en el cual la situación internacional tan compleja que se está viviendo podría no pegarle con tanta fuerza a Chile si todo se tranquiliza. Y, en ese escenario, no cambiaría lo que se estaban haciendo, no bajaría mucho las proyecciones económicas, ni cambiaría la estrategia fiscal”.
Pero hay otro escenario posible en el cual, producto del conflicto comercial, China se desacelera bruscamente, el precio del cobre se desploma y Estados Unidos no da pie atrás en sus aranceles. “Eso tendría un impacto macro más parecido a lo que fue la pandemia o la crisis de Lehman Brothers y, entonces, el Banco Central tendría que bajar más rápido la Tasa de Política Monetaria y el gasto público tendría que incrementarse para compensar el menor gasto privado y las menores exportaciones”, explica.
Así, dado que Hacienda debe presentar su informe justo ahora, para Zahler lo aconsejable es la “prudencia”, y si bien es pronto para aumentar el gasto, al menos, debería postergarse el ajuste. “Pienso que la decisión de ajustar el gasto no puede tomarse antes del segundo semestre, hasta tener mayor claridad de cómo evoluciona esta situación externa. No sería bueno comprometerse con algo ahora. Una opción es que el Ministerio de Hacienda presente un escenario central y otro alternativo y condicione el ajuste a que se cumplan ciertas variables, por ejemplo, un determinado precio del cobre, crecimiento de China o de tasas de interés”, plantea.
En este contexto, para la economista y directora de la Escuela de Gobierno UC, Andrea Repetto, lo relevante es que se consolide la trayectoria fiscal y se asegure la sostenibilidad de la deuda, frenando su crecimiento. “Ha sido difícil implementar una consolidación y, con la información que tenemos hoy, no hay motivo para no hacer ese trabajo”, afirma. Al cierre de 2025, Hacienda estima que la deuda llegue a 42,1% del PIB, todavía por debajo de 45% de PIB, nivel considerado prudente.
Repetto tampoco es partidaria de aumentar el gasto por ahora, aunque reconoce que hay espacio para hacerlo si más adelante se necesitara. “Hoy hay mucha incertidumbre sobre cuál va a ser el cambio en aranceles y si será definitivo, además de qué efectos va a tener. Mientras no haya más claridad, no hace sentido pensar en un aumento del gasto. Por lo demás, el Banco Central aún tiene espacio para bajar las tasas y es justamente lo que se espera que haga”, agrega.
ExDipres coinciden: no hay espacios para más gasto
Los exdirectores de Presupuestos del segundo Gobierno de Bachelet, Sergio Granados, y del segundo Gobierno de Piñera, Cristina Torres, también coinciden en que Hacienda debe perseverar en su ajuste fiscal, con mayor razón dado la incertidumbre externa.
“Con o sin las medidas de Trump no existen espacios para aumentar el gasto fiscal”, declara categórico Granados. A su vez, Torres complementa que, si antes ya era relevante contener las presiones de gasto, los eventuales impactos de esta crisis incrementan la necesidad de consolidar los esfuerzos en materia presupuestaria. “No hay espacio para ceder a presiones expansivas, ya que las consecuencias de esta crisis justamente harán más complejo enfrentar el escenario deficitario”, enfatiza.
Granados señala que, aun cuando no sean de gran magnitud, es imprescindible hacer ajustes de gasto en este trimestre, porque después será más difícil, una vez que los servicios estén en plena ejecución. “No tocaría la inversión por ningún motivo. Revisaría los márgenes de los gastos asociados a políticas que involucran cantidades importantes de recursos, revisaría las dotaciones de servicios, especialmente en torno a los gabinetes, suspendería el aporte al fondo plurianual para las Fuerzas Armadas y así evitaría presionar el gasto 2025 y guardaría esos recursos de caja para disminuir endeudamiento, en US$ 500 millones. Y buscaría resolver el problema habitacional derivado del incendio de Valparaíso con recursos normales del Presupuesto, evitando usar la provisión que se mantiene en el Tesoro Público”, detalla el exdirector.
Para Cristina Torres, quien actualmente se desempeña en el Centro de Políticas Públicas USS, el mandato de la Ley de Responsabilidad Fiscal es “ineludible” y establece que en este informe se deben presentar las acciones correctivas para enfrentar la desviación de la meta que ocurrió al cierre de 2024. “La imposición de los aranceles no puede ser una justificación para no hacerlo”, señala.
Déficit sería mayor
Sin embargo, con el nuevo escenario, la situación fiscal podría ser incluso más estrecha que antes del anuncio de Trump. Para el exjefe de Estudios de la Dipres y académico USS, Mauricio Carrasco, si, por ejemplo, la economía crece este año 2% en lugar del 2,5% que estimaba Hacienda y el precio del cobre promedia US$ 4 la libra en vez de US$ 4,26, eso implicaría cerca de US$ 1.300 millones menos de ingresos efectivos este año.
Si eso fuera así y Hacienda no hiciera un ajuste del gasto, el déficit fiscal efectivo llegaría a -2,2% del PIB en comparación con la actual proyección de -1,7% del PIB. En tanto, el déficit estructural pasaría de -1,6% a -1,7% PIB, alejándose más de la meta de -1,1% del PIB que se fijó el Gobierno. Eso implicaría que ya no se necesitaría un ajuste de US$ 1.500 millones como ha sugerido el CFA, sino más cercano a US$ 1.850 millones.
Por ello, Carrasco resalta que, de no haber un ajuste ahora, se seguiría horadando la credibilidad de la institucionalidad fiscal y, además, se reduciría el espacio de reacción ante un escenario de crisis más adelante.
“Debemos evitar que esto se convierta en una permanente promesa futura de consolidación fiscal que nunca llega”, afirma.
Los expertos recuerdan que, además, con la nueva ley de responsabilidad fiscal, se incorporó la “cláusula de escape”. Esta herramienta permite que, previa consulta al CFA, Hacienda pueda desviarse por hasta dos años de las metas de balance estructural, hacia escenarios de mayor déficit y más deuda si las condiciones las económicas lo requirieran, por ejemplo, ante una crisis gran envergadura. Y, como aún no se llega a ese punto, esa es una bala que se debe reservar.
“Por primera vez nos encontramos con una regulación a nivel legal en nuestro país para una cláusula de escape, la que debiese usarse de forma estricta”, dice Cristina Torres. “Si bien dentro de las causales es posible fundamentar la ocurrencia de eventos internacionales que ocasionen un deterioro significativo de las condiciones macroeconómicas, lo cierto es que recién se están evaluando los efectos que tendrá esta guerra comercial”.
LA RECEPCIÓN EN EL SENADO
El miércoles, la senadora de Demócratas Ximena Rincón asumió la presidencia de la comisión de Hacienda de la Cámara Alta y ya se apresta para recibir la próxima semana en la instancia la presentación del ministro de Hacienda, Mario Marcel, y la directora de la Dipres, Javiera Martínez. “Espero que el próximo Informe de Finanzas Públicas marque un giro claro hacia la responsabilidad fiscal”, adelanta la senadora. “Este no puede ser un mero informe, sino que debe contener un plan y trazado claro de recuperación de la política fiscal. Debe recuperar la credibilidad, con un ajuste serio y una conversación técnico-política sobre cómo reconstruimos los ahorros fiscales y el orden en las cuentas públicas”, plantea.
Rincón señala que el incumplimiento de la meta fiscal en 2024 constituye “una gran alerta roja sobre el compromiso del Gobierno con el equilibrio de las cuentas públicas”. Por ello, destacó la recomendación del CFA de recortar al menos US$ 1.500 millones este año, cuyo desafío se debe asumir en este informe “con medidas concretas y sostenibles, sin seguir recortando inversión pública como se hizo en 2024”.
Al mismo tiempo, dijo que el IFP debe considerar el nuevo escenario internacional, ya que “las tensiones arancelarias globales, entre Estados Unidos y China, podrían afectar nuestras exportaciones y hacer más caros los insumos, con efectos directos sobre los ingresos fiscales y la proyección del crecimiento”.